Capítulo I: "Quisiera saber su nombre".

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.Haim Walczak.

Cut the cord, are we human? or are we dancer? —canté mientras bajaba las escaleras de dos en dos llegando a la cocina donde mamá estaba preparando el desayuno.—  My sign is vital, my hands are cold, and i'm on my knees, looking for the answer. —tomé una cuchara simulando un micrófono, mi voz quizás no era la de Liam Gallagher o la de Brandon Flowers pero tampoco sonaba mal, podía cantar sin que me diera vergüenza hacerlo mal, pero sólo lo hacía en casa o con personas de extrema confianza como mi madre o el desalmado hijo de puta de Zeke, al que llamaba mejor amigo.— Are we human?, or are we dancer? —susurré dándole un toque dramático haciendo a mamá reír.—

Buenos días, cariño. —habló mirándome mientras señalaba la mesa con la cabeza para que me siente, la ignoré y tomé una tostada.—

De hecho, tengo que salir. —Me encogí de hombros limpiando la comisura de mis labios por si había quedado alguna migaja, acomodé mi chaqueta y la escuché suspirar. Levanté la mirada clavando mis ojos azules en los marrones de ella.—

No pasas mucho tiempo en casa, apenas y te veo... Además, el desayuno es la comida más importante del día. Una tostada no es suficiente para alimentar ese cuerpo de casi dos metros. —limpió sus manos en el repasador, frunció el ceño y me señaló con uno de sus dedos.— Cuando tu padre llegue, tendremos una conversación sobre esto.

La palabra padre resonó en mi cabeza y me tensé automáticamente, mis manos se cerraron en puños. No, ella no podía decirle, si lo hacía la próxima semana estaba seguro apenas y podría mover el cuerpo.

Has lo que quieras, no me importa. —Hablé tomando mis audífonos para salir de casa dando un portazo para que notara mi enfado, era algo infantil pero no me importaba.—

Sabía que a ella le dolía cuando actuaba así pero me importaba un montón de mierda. No podía evitar hacerlo cuando sabía que ella hablaría con ese monstruo al que llamaba papá. Quizás ella no estaba enterada de sus abusos, pero... ¿No le llamaba la atención que cuando él estaba siempre mi labio inferior aparecía roto?, ¿No le resultaba raro o sospechoso qué cuando me sentaba siempre hacia muecas de dolor?

Negué comenzando a caminar, enviando los pensamientos de mi familia a lo más profundo de mi mente porque sabía que si seguía pensando en ello mi humor sería de perros el resto de la mañana.

Enchufé mis audífonos y abrí mí lista de reproducción, la música era mi anestesia cuando todo iba mal y ahora sólo quería olvidar. Pasé mi dedo por la pantalla buscando una canción en específico y cuando la encontré le dí play mientras caminaba hasta la parada de autobús.

To be hurt, to feel lost. To be left out in the dark. To be kicked when you're down. To feel like you've been pushed around. To be on the edge of breaking down.

Welcome To My Life de Simple Plan sonaba en mis oídos y yo asentía a cada palabra que ellos decían, de seguro parecía un loco o alguien con un tic nervioso pero la letra de esa canción definía mi vida, así de jodido estaba.

Seguí caminando hasta que llegué a la parada e hice una mueca de confusión cuando noté que había otra persona en el lugar. Una chica. Generalmente, sólo viajaba yo y Bob, que de hecho era el conductor, un cuarentón que odiaba a todo el mundo y que por eso me caía tan bien.

La miré y ella aún no notaba mi presencia, estaba enfrascada en un libro que parecía de... ¿Poesía?
Me acomodé a unos metros de distancia y me dediqué a analizarla. Vestía un jean azul que tenía una pequeña mancha de pintura rosa a la altura del muslo y una horrible  remera estampada con la típica frase optimista. Su pelo era castaño con ligeras ondas y a pesar de no poder ver bien sus ojos notaba que eran de color azul, uno mucho más potente que el de los míos. Carajo, no iba a negar que era atractiva.

De repente, como si notara mis ojos sobre ella, levantó la mirada y me avergonzó que me descubriera "con las manos en la masa", como decía mamá. Suspiré y miré hacía el frente como si la calle vacía fuera lo más interesante del mundo.

¿Tenía algo en la cara? —preguntó y noté como se acercaba. Por supuesto no iba admitir que la miraba, planeaba hacerme el loco.—

¿Uh?, ¿Me hablabas? —me quité uno de mis audífonos, levantando una ceja en su dirección. Creo que se avergonzó un poco por eso pues su seguridad  pareció esfumarse.—

Se quedó en silencio, quizás debatiendo si debía hablarme o no. Yo seguía ignorándola, no pensaba perder mi dignidad y admitirle que, efectivamente, hace unos minutos parecía un acosador.

¿Por qué vas todo de negro? —preguntó de la nada y la miré divertido.—

Porque así es el color de mi alma. —le guiñé un ojo aunque a ella pareció no hacerle gracia.—

¿Sabías que existen otros colores? El negro no es el único. —comentó inflando una de sus mejillas, tenía pecas.—

Lo sé y de hecho por eso me gusta el negro.—relamí mis labios.— Porque representa la ausencia de todos los colores.

Antes de darle tiempo de replicar, me coloqué nuevamente el audífono y subí al autobús antes de que Bob me dejara. Ella hizo lo mismo. Se sentó al otro lado del pasillo y se bajó unas calles antes de que yo llegara a destino... Quisiera saber su nombre.

                   —————❦—————

En primer lugar quiero darles las gracias por darle una oportunidad a mi pequeña historia.

He aquí nuestro protagonista, Haim. Lo imagino a él como Jakub Gierszał pero con el pelito negro.
Apuesto que le van a tomar tanto cariño como el que le tengo yop.
¿Cómo creen que se llama la chica de la parada del bus?, ¿Haim volverá a verla?

Lo de Bob me da risa porque Bob el conductor me recuerda a Bob el constructor. 

Nos vemos en el próximo capítulo.

Los quiero.
20/06/20
L.A.

Opportunité. (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora