Dedicado a: Isa_Salas nahir_666
.Haim Walczak.
Treble Clef. La mejor tienda de música de la ciudad y también mi trabajo. Lo amaba.
Me encantaba pasar el tiempo entre discos e instrumentos, me gustaba ver cruzar por el umbral de la puerta a los clientes que comentaban con entusiasmo cuál era su artista favorito y porqué valía la pena escucharlo.
Pero... ¡Carajo! El jodido uniforme arruinaba todo. Una camiseta amarillo chillón con una enorme clave de sol salpicada de todos los colores en el centro.
Horrible, simplemente, horrible.
¿Por qué no podía ser algo menos llamativo? Como algo, no lo sé, tal vez... Negro.
Había intentado persuadir a mi jefe diciéndole que quizás era hora de cambiar el diseño de nuestros uniformes para atraer a más personas y la respuesta siempre fue un rotundo no. Él sabía que la camiseta era fea pero no estaba dispuesto a gastar un centavo. Me recordaba a los tipos que salían en ese programa: "Tacaños extremos". Algún día lo anotaría.
Suspiré cuando me di cuenta de que me había quedado pensando y que por ende había dejado de hacer mi labor. Negué para alejar las ideas de ese reality y me dispuse a seguir acomodando unos cd's de una nueva sensación adolescente que probablemente un montón de niñas con las hormonas alborotadas agotarían en un par de minutos.
Eso paso hace poco con el disco de Harry Styles. De recordar lo lleno que estaba el lugar me dan escalofríos. Nunca me había agotado tanto en un día de trabajo.
Haim, hoy te toca trapear en la sección retro. —habló Sally, la esposa del tacaño, bufé y asentí en su dirección.—
Otra cosa que odiaba era limpiar pero lo haría sin rechistar porque ¡Vamos! Trabajo en una tienda de música y eso significa que siempre hay nuevas canciones en mi cabeza, además, por ser empleado, tengo un descuento del 10 por ciento en todos los productos.
Cuando terminé con los discos caminé al depósito y busqué los artículos de limpieza, Zeke de verme así se burlaría y me estaría llamando "cenicienta" lo que restaba de la semana, pero él no sabía que trabajaba. Nadie lo hacía. Nadie sabía cuánto necesitaba el dinero para poder irme del que antes solía llamar hogar.
Dejé que la fragancia de "brisa del bosque" llenara mis fosas nasales mientras trapeaba tarareando la canción que sonaba en los parlantes. La letra no tenía sentido, pero el ritmo era bueno.
Mientras trapeaba, mi vista se fijó en un álbum de Pink Floyd que me gustaba, era The Dark Side Of The Moon, pero por primera vez no pensé en su música ni en la letra de sus canciones sino que mis ojos miraban el arcoiris de su portada y recordé a la chica de la parada.¿Por qué cojones estaba pensando en ella?
Aunque lo peor no era eso, lo peor es que había despertado mi atención.
No conocía su nombre pero sabía que ella era como un arcoíris... A pesar de haberla visto una vez tenía la impresión de que era todos los colores en uno. Fue por eso que supe que éramos polos opuestos, que nunca estaríamos en la misma sintonía. Porque mientras ella era una escala de tonos vivos y fuertes, yo era una escala de grises que quería alcanzar el negro.
Y, aún así, sabiendo que éramos tan distintos, quería ver el azul de sus ojos otra vez, quería contar cada una de sus pecas y preguntarle por el libro de poesía que leía.
Quería conocerla.
Quizás sólo es un capricho de momento y cuando la conozca ya no me parecerá tan importante y especial, quizás sólo tenía que hablar con ella para dejar de pensarla. Quizás así volvería a ser yo. Soltero, haciendo lo que quiero y sólo la música en el medio.
Asentí convencido, si la veía de nuevo le preguntaría su nombre y puuuum... Haim libre de chicas, otra vez.
Terminé de trapear y seguí acomodando cosas y de vez en cuando atendí a algunas personas. A la una pude quitarme al fin la horrible camiseta y volver al tan hermoso negro.
Me despedí de todos y caminé a la parada más próxima.
Luego de esperar unos cuantos minutos ya estaba en el autobús escuchando un álbum de Paramore mientras rogaba encontrarme con la chica de nuevo.
No la encontré, así que caminé a casa, me encerré en mi habitación y dejé que nuevamente la música se adueñara de cada uno de mis sentidos.
A la mañana siguiente hice el mismo recorrido a la parada del bus mientras rogaba encontrarme con la chica.
Y por primera vez, en mucho tiempo pareció que mis plegarias fueron escuchadas.
Ahí, sentada, con el mismo libro entre las manos estaba ella. Se reía en silencio como si las palabras de esa página fueran las más graciosas del mundo.
El autobús llegó y ella subió, la imité.
Me senté un poco lejos y después de meditarlo un poco, me levanté, tragué saliva y me acerqué decidido, sentándome a su lado.
¿Cómo te llamas? —le pregunté mirándola, ella levantó la vista y sonrió, su sonrisa era preciosa y un hermoso par de hoyuelos apareció en sus mejillas.—
Te diré mi nombre sólo si me dices el tuyo primero. —contraatacó y sonreí, me gustaba su audacia.—
Bien, bien, bien. —respondí levantando mis manos en señal de inocencia.— Soy Haim.
Bueno, yo soy Itzel. —habló y mordió su labio inferior dubitativa.— Tienes un nombre bonito, significa vida.
Quise reír al escucharla, era irónico que mi nombre significara eso cuando yo me sentía como un muerto en vida.
Ah, no lo sabía. Supongo que a mi madre le gustan los nombres con significado aunque de seguro lo elegió de una revista. —reí un poco y ella me imitó.—
Quería preguntarle algo más, cualquier cosa pero ella tuvo que irse. Se despidió con la mano y me sonrió.
Sentí una extraña presión en el pecho porque me di cuenta de que efectivamente no era un capricho y que saber su nombre no había sido suficiente.
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Gracias por leerme. En serio, significa muchísimo para mi.
¿Qué opinan de Itzel? Al fin ya sabemos su nombre.
Aunque siendo honesta yo quiero que conozcan a Zeke, siento que va a ser un personaje muy querido por su forma de ser.
Gracias por votar y comentar.Dedico este capítulo a estas personitas porque le dieron una oportunidad a mi historia demasiado rápido, sip.
Nos vemos en el próximo capítulo.
Los quiero.
21/06/20
L.A.
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Opportunité. (En Proceso)
Genç KurguÉl era negro. Ella era de todos los colores. Él está roto. Ella quiere darle esperanza. ¿Podrá juntar sus piezas rotas y afiladas sin cortarse en el intento?