Capítulo 1: El Origen

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En la penumbra del infinito vacío, en el inicio de todos los tiempos. No existía nada más que sólo oscuridad y vacío, hasta que ocurrió el big bang. Con eso trajo la creación del universo, de esa explosión surgieron 2 entidades.

Una dedicada a la creación, la luz y la bondad. Hikarya, la emisaria de la vida y la luz. Mientras que la otra fue su opuesto, Nigremnis, el eterno vacío oscuro y desolador de la noche.

Ambos siendo producto del nacimiento del universo, comenzaron a formarse como entes creadores. Hikarya creo galaxias y todas las estrellas que llenaban la noche de una hermosa y tenue luz. Con los siglos Hikarya fue desarrollando su poder, hasta tal punto de crear un planeta con vida en esta, los humanos quienes fueron su obra más importante y la que más amo en crear. Nigremnis celoso de lo que ella logró en esos siglos, decidió crear una nueva forma de vida que sería el opuesto de lo que ella creó. En ese ataque de celos y envidia, creo unas abominaciones que sólo tenían un hambre imparable de vida y luz, siendo que atacaban a las creaciones de Hikarya.

Ambas entidades, quienes eran hermanas, por primera vez se enfrentaron de una manera salvaje, tal cual pelea de titanes. El mundo y el universo se volcaron en un caos donde la luz y la oscuridad peleaban arduamente para prevalecer. Siglos duró la pelea y parecía que ningún lado quería ceder, Hikarya quién en su corazón odiaba toda violencia, puso todo de su ser en proteger lo que había creado, por lo que a los humanos. En un grupo muy selecto a su perspectiva, les dio un regalo que los protegería toda su vida, de la luz donde ellos nacieron, será la misma que los defenderá de la oscuridad y maldad de Nigremnis. Les otorgó el poder manipular la luz y fulgor de su alma, como arma para destruir a las criaturas que los estaban cazando. Ante este acto, Nigremnis en cólera, les dio un aditamento a sus creaciones, una característica de esa especie. El poder mismo de reproducirse de forma asexual y descontrolada, trayendo muerte y horror sin cesar. Combatir de una forma interminable, parecía ser una idea que solo una mentalidad malévola podría concebir.

Tanta muerte y destrucción dejó marcada a Hikarya, sus ojos no podían soportar tanta muerte y masacre de lo que ella había creado, entonces decidió enfrentar a Nigremnis de una vez por todas. Enfrentándose en una cruenta batalla, parecía que ninguno de los 2 quería ceder ante su opuesto. Durante el enfrentamiento, la humanidad que tenía el don de la luz de le unió a Hikarya en su pelea contra Nigremnis, de manera equivalente también se le unió a su deidad oscura, esas aberraciones de la noche a su creador.

Cruenta y visceral fue esa guerra donde converge la luz y la oscuridad para tomar dominio. Hasta que ocurrió lo peor, Hikarya fue herida de muerte por su hermano. Dentro de toda posibilidad, entró la más cruel y despiadada de todas. ¡La humanidad quedaría más desprotegida que antes por la caída de su creadora!

Eso es algo que ella no permitiría sin antes recurrir a una última opción. Con su último suspiro y con un chispazo de esperanza, logró sellar a su hermano, Nigremnis. En lo más profundo del universo, disperso en las estrellas, donde jamás resurgirá, por cada cuerpo de luz que le rodea y protege para evitar que se una.

Fue así como en los últimos momentos de vida la diosa Hikarya, con todo su amor y tristeza en el corazón, terminó dando su vida a sus hijos. De los vestigios de su cadáver, dio a vida a lo destruido que quedó la tierra, con su sangre y luz baño al mundo en un destello que permitió dar paso a más vida en la tierra y reparar la ponzoña que dejó de esa guerra en el mundo.

Siendo así que la vida en la tierra pudo prevalecer muchos siglos atrás y a hoy en día sigue vivo gracias al sacrificio que hizo Hikarya para el fruto de su creación.

–Madre... ¿Y si Nigremnis vuelve? .– preguntó un pequeño, curioso y temeroso niño pelinegro y de ojos color ámbar.

– No te preocupes mi dulce niño. Se que Hikarya en su santa gloria jamás lo permitiría. Lo que te conté fue con el propósito de que sigas los dogmas que tiene nuestro reino, que siempre sigas y obres por el bien de la humanidad y la luz. Hikarya en sus últimos momentos decreto que ninguno de nosotros quienes portamos su bendición, mate aquellos que sean nuestros semejantes y protejamos la vida que ella quiso querer.– respondió con dulzura la madre de aquel niño quien lo tenía en su regazo, acariciando con todo el amor y cariño a su hijo. Ella prosigue en hablarle de los valores que sigue la luz de su reino. -- Puede que esas aberraciones de la noche sigan ahí afuera, mientras la luz siga brillando. Jamás te preocupes por salir herido, tienes la fuerza para superar eso hijo mío.–

– Lo entiendo, aún siento algo de miedo ante eso. ¡Así que seré igual de fuerte que papá y tú! .– exclamó él niño quien en sus ojos se veía un fulgor de valentía y determinación.

– Y serás más fuerte que nosotros hijo, ahora ve a descansar. La lección de hoy la hemos terminado.–

Y con esas palabras, se marcó lo que vendría siendo el camino a la historia y grandeza que le deparará a este joven de corazón de marfil.

Esta es la épica historia del joven de descendencia noble y justa. ¡Esta es la historia de Damián S. Dorkbel!

EL GUERRERO DE LA CHISPA : ALMAS CENTELLANTES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora