CAP.3 DECISIÓN

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Camino con paso lento hasta la habitación en donde se encontraba su Steve, se situó frente a la puerta, conteniendo la respiración y con la cabeza gacha y los ojos acuosos por las lágrimas que intentaban escapar de ellos.

No sabía cómo le daría la noticia, el decirle que su hermana lo había abandonado, que había preferido salir huyendo que intentar ayudarlo y darle una esperanza en la vida.

Así pasaron varios minutos, sin que se moviera de su posición, reflexionando las cosas que había pasado, su Steve no se merecía esto, Steve Rogers no merecía sufrir por haberlo salvado, era estúpido y contradictorio que su amado por haber hecho una buena acción ahora se veía sumido en una gran obscuridad y abandono.

Trago un poco de saliva y decidió entrar, abrió lentamente la puerta, esperaba encontrarlo despierto, mirando a la nada como siempre que él entraba pero, se encontró con que el mayor dormía pacíficamente, viéndolo así no parecía que tuviera algún problema en absoluto, su cara lucia demasiado tranquila y en paz, carente de preocupaciones.

Con voz temblorosa trato de llamarlo, solo para asegurarse de que de verdad estaba dormido.

¿Steve ...Steve ?- empezó a caminar hacia el mayor, con las manos temblando alrededor del empaque del anillo, se colocó frente a su cama y comenzó a hablar nuevamente- Steve...Steve ... yo...

El joven pelirrubio abrió, súbitamente sus grandes ojos, sus ojos azules carecían de brillo, se veían tan opacos, sin vida, mientras Tony daba algunos pasos hacia atrás, debido a la sorpresa, manteniendo la mayor distancia posible entre ambos.

Pronto, se levantó de su cama y con una voz esperanzada comenzó a dirigirse hacia Tony, quien ahora se encontraba apoyado en la pared opuesta, viéndolo atentamente.

¿Nat? ¿Estás ahí?- observo como en vano trataba de ubicar a su hermana con los brazos extendidos- Sabia que vendrías ¿Dónde estás?, Nat contéstame- exclamo casi desesperado- ¿Verdad que estás ahí?

El peli castaño no podía soportarlo, el verlo ahí, tan impotente, llamando a su amada e ignorando por completo que esta había decidido dejarle, por el simple hecho de no poder hacer frente a una situación difícil a su lado, por una simple cobardía.

Las lágrimas empezaron a brotar de sus hermosos ojos miel, definitivamente deseaba que hubiese sido él el elegido en vez de su hermana, él jamás le habría dado la espalda al mayor.

Pronto su llanto ceso, en su lugar no pudo evitar sorprenderse al ver como el joven de ojos azules y sin vida se derrumbaba al borde de la cama y empezaba a sollozar, con el rostro enterrado en sus largas y finas manos, pasándolas de vez en cuando entre su cabellera y halando algunos cabellos ocasionalmente, demostrando con eso el dolor emocional que estaba pasando.

Después de observarlo por algunos momentos alcanzo a escuchar pequeños susurros entre lagrima y lagrima, el castaño, tuvo que hacer un pequeño esfuerzo para identificar las palabras que salían de los labios de su Steve .

Fue otro sueño- susurro entre gemidos- si... si esto iba a ser así... - forzó un poco de aire en sus pulmones-desearía... desearía haber muerto aquel día.

Ese fue el golpe final, el cuerpo de Tony temblaba al verlo y al escucharlo hablar de esa forma, sin esperar a escuchar más, tomo una decisión, ya había alejado demasiadas cosas de él, su sueño de ser artista, la luz de sus ojos y ahora...ahora, a la chica que él amaba. Por él comenzaría a vivir una mentira, por él sacrificaría lo que le restaba de vida, permaneciendo a su lado, aunque no fuera él mismo...

Aquí estoy- su voz salió casi en un sollozo, el pobre Tony temblaba de pies a cabeza, sabía que lo que hacía estaba mal pero nada de eso importaba ahora.

Estoy... justo aquí- repitió, el temblor no abandonaba su cuerpo, tenía miedo de lo que iba a suceder después de esto, sin embargo todo ese temor tardo unos pocos segundos en disiparse, tan solo con ver la cara de Steve Rogers al escucharlo.

El joven levanto su rostro, aun llenos de lágrimas, y se dirigió hacia donde Tony se encontraba, él menor extendió su mano, al ver que era eso lo que su amado Steve buscaba, el alto tomo la delicada mano del pelicastaño y suspiro con cierto alivio. Tony lo condujo devuelta a su cama y el alto tomo asiento.

No es un sueño- exclamo el menor con ternura y brillantes ojos llenos de tristeza, recordando lo que el joven había dicho hace tan solo unos momentos.

Así que...-continuo, hincándose frente a él- por favor, no llores y...- se ahogó un poco en esta parte- No digas que desearías haber muerto.

¿De verdad estas aqui, Nat?- acaricio suavemente la cabeza castaña de Tony, por suerte las manos del alto se quedaron acariciando sus orejas, sino se daría cuenta que el cabello era más corto y que obviamente no se trataba de su Nat.

Soy patético ¿Verdad?- pregunto el joven, continuando con las suaves caricias en su cabeza y, ahora, en las pequeñas y frágiles manos de Tony.- Aun no puedo aceptar que me encuentro en un mundo sin luz... me asusta la oscuridad en la que vivo.- dijo con la voz a punto de quebrarse, y con las gotas saladas amenazando con salir de sus grandes orbes azules.

Tony continuaba callado, estas caricias eran para Nat, esas palabras eran para Nat, él quería y necesitaba a la pelirroja, a su hermana, lo que Steve Rogers necesitaba era a la mujer que amaba, a su prometida, no a él, no a una falsa mujer, no a una mentira, necesitaba a la Natasha de verdad y no solo la mentira de ella.

Tony estaba a punto de desmentirse, de decirle la verdad pero, un súbito abrazo la hizo soltar un jadeo y estremecerse en la sorpresa.

Tengo miedo, Nat- la estrecho más fuertemente entre sus brazos- Soy débil- soltó una pequeña risa de histeria- No tenía idea de que tan débil podía ser...

Todo estará bien- dijo Tony, interrumpiéndolo, correspondió al abrazo y comenzó a soltar algunas lágrimas silenciosas- No te preocupes...- ahora fue el pelicastaño el que intensifico el abrazo- Yo...Yo siempre estaré a tu lado

Al salir del hospital se fue lo más rápido que pudo a su departamento, eso era lo bueno que él tenía su propio departamento en un zona totalmente opuesta a su casa, había preparado ese departamento para cuando su Steve y hermana se mudaran a la casa.

Entro a su habitación y busco desesperado unas tijeras, cuando las encontró no lo pensó dos veces, agarro un mechón de su cabello y con todo el dolor de su alma lo corto, entre lágrimas de culpabilidad termino por cortar su cabello y lo dejo a la altura que el de su hermana mayor.

Lo difícil seria tener senos, lo bueno que tenía perforadas la orejas no sería difícil tampoco vestirse como su hermana tenían gustos muy parecidos en la ropa y accesorias, el menor tenía unas cuantas prendas de mujer, así que usaría esas mañana ya tendría tiempo de ir por ropa íntima de mujer.

Todo valía la pena si con eso hacia feliz a su Steve, se convertiría en algo que no era para darle un poquito de la luz que él le había arrebatado.

Estiro su brazo y agarro su mochila, lo puso encima del tocador, abrió el cierre lentamente y, cada vez con más lágrimas en sus mejillas, saco la cajita de envoltura azul, con cierta renuencia, deshizo el lazo de la parte superior y saco el anillo que se encontraba dentro.

Yo deseaba que no se casara, pero no quería que fuera así. Quería tener este anillo en mi dedo pero, no de esta forma. Anhelaba ser el único en su vida y ahora no puedo hacer otra cosa más que llorar cada vez que lo recuerdo. Por el soy capaz de condenarme al mismo infierno, seré su Nat, estaré siempre a su lado.

Coloco el pequeño aro en su dedo, viendo que encajaba perfectamente, con una triste sonrisa en su rostro se dirigió a su cama, con un último pensamiento en mente.

Una lagrima silenciosa acompaño la triste sensación del mismo.

Solo le mentiré esta vez.

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