Para qué vivir

Capítulo 30: Libro 3: Capítulo 1

¡Hola chicos! Así que ha pasado un tiempo desde que publiqué, pero no tanto como lo ha sido recientemente, así que eso es bueno jaja. Este es el primer capítulo oficial del Libro 3 (el último fue un prólogo), y estoy muy emocionado de poder publicarlo. Con todas estas cosas locas sucediendo en el mundo, ¡espero que todos se mantengan a salvo! ¡Disfruta el capítulo!

Capítulo 1: Un soplo de aire fresco

El sol brillaba en Air Temple Island. Era un día brillante y hermoso cuando las nubes suaves se elevaban por encima y los sonidos de Republic City estaban muy lejos. Los pájaros cantaban en los muchos árboles de la isla y las olas golpeaban suavemente las costas.

"¡Vuelve, Bum-Ju!" Bumi lloró mientras resoplaba por un camino de tierra. El espíritu azul chirriaba mientras volaba hacia un gran árbol cuyas ramas colgaban sobre un acantilado. Bumi jadeó mientras se arrastraba hacia una gruesa rama sobre la extensión de abajo. Bum-Ju se mantuvo a una distancia segura al final de la rama. Alcanzando su bolsillo trasero, Bumi sacó una pequeña tela rosa y blanca.

"Si no quieres usar el suéter que te hice, está bien. ¡Lamento haberme enojado!" Se sentó a horcajadas sobre la rama con sus brazos y piernas y trató de moverse hacia el espíritu, pero la rama comenzó a temblar con su peso. "¡Bum-Ju, me estoy quedando sin árbol! ¿Podemos bajar ahora?" La rama comenzó a rasgarse en la base y él se deslizó hacia abajo, apenas logrando agarrarla con las manos. "¡Bum-Ju! ¿Un poco de ayuda?"

La playa debajo de él parecía estar muy lejos y Bum-Ju estaba tardando demasiado en llegar a él. El espíritu se apoderó de la parte trasera de su chaqueta, pero Bumi salió y gritó mientras caía. Cerró los ojos y extendió las manos hacia el suelo, y de repente dejó de caer.

Bumi abrió un ojo. Luego abrió dos. Salían ráfagas de aire de sus manos, manteniéndolo flotando a salvo sobre el suelo. "¡Mira! ¡Estoy cediendo!" El aire cedió y él se plantó en la arena. "Wow, eso todavía duele mucho".

El aire era turbio y misteriosamente húmedo cuando Korra, Tenzin y Jinora se abrieron paso por lo que alguna vez fue un vecindario de Republic City. Ahora había sido totalmente cubierto y desplazado por las enredaderas espirituales. Las vides crecieron por todas partes y cubrieron todo; incluso el sol estaba borrado por su presencia en lo alto. Detrás de ellos vino una compañía de pequeños espíritus que los siguieron felizmente.

"¿Cómo vamos a limpiar todas estas vides?" Dijo Korra con exasperación.

Una delgada capa de enredaderas cubría el marco de una puerta frente a ella. Disparó una pequeña columna de fuego para quemarlos, casi como prueba. Las vides se retiraron de las llamas y luego regresaron. "¡Uf! ¡No lo entiendo! ¿Puedo vencer a Vaatu pero no un montón de estúpidas vides?"

"Estoy seguro de que encontrarás la manera", dijo Tenzin.

"¿Por qué quieres deshacerte de ellos?" Jinora preguntó mientras sostenía tiernamente a uno de los espíritus. "Cambiaste el mundo. Estamos conectados con los espíritus otra vez. Los salvajes son su hogar".

"No creo que las personas que solían vivir aquí estén tan entusiasmadas como tú", respondió Korra. Ella usó su bastón que podía llevar para apartar algunas enredaderas que servían como entrada a la selva. La calle afuera estaba relativamente despejada, pero el vecindario estaba abrumado por el enorme bosque en el que habían estado caminando. "Tengo que enfrentarme a la prensa y decirles que todavía no tengo forma de deshacerme de las vides. Esto debería se Divertido."

Korra abrió su bastón para revelar las alas de un planeador y voló hacia el Ayuntamiento.

El presidente Raiko estaba allí en medio de una concurrida conferencia de prensa. Un árbol gigante había crecido dentro del edificio y explotó a través del techo. A pesar de esto, los pasos frontales donde se realizó la conferencia de prensa estaban relativamente libres de viñas. Junto con el presidente había varios agentes de policía, incluido Lin Beifong.