Capítulo 12: Alianzas para un fin

128 17 10
                                    


Llevaban caminando por varios días bajo el sol inclemente, adentrándose a una parte del bosque que casi nadie de ellos conocía, donde no existía sendero alguno que pudiera guiarlos a su destino. Para cualquiera hubiera sido suficiente para dar media vuelta y regresar, pero Kasamatsu Yukio era mucho más obstinado que cualquiera.

- senpai... debemos detenernos – Kise a pesar de ser alguien que le sobraban energías estaba consiente que sus nuevos acompañantes no estaban acostumbrados a los largos recorridos y viajes extenuantes.

- solo día y medio y ya... tomaremos un descanso al otro lado del lindero – habla con seguridad al resto del grupo.

- ¡si! ¡Si!... ¡hayquecontinuar! – el chico castaño que estaba tras él alza un brazo en ánimos y los otros tres se miran entre sí con irritación...

- oye... no sean cabezotas, hay que descansar o desfalleceremos – Moriyama arruga el entrecejo, incomodo de tener que seguir a ese par de enanos como si fueran los que dieran las ordenes. Se suponían que ellos eran más, ellos debían poner el ritmo... tampoco podía entender como Kise podía dejarse mangonear por ese enano cejón.

- no es nuestra culpa que los elfos sean tan delicados – el otro enano conocido como Mitsushiro Hayakawa se mofa de los que van en la retaguardia y Kasamatsu no reprime una risilla maliciosa ante el comentario...

- que ustedes sean unas bestias no les da excusa de explotarnos... ¡tomemos un descanso! – Moriyama torció los labios en molestia, se alza todo lo alto que era y se acercó a Yukio con el pecho alzado... retándolo.

Yukio no dijo nada, a pesar de que no le gustaba que ese sujeto le estuviera buscando pelea a cada cinco minutos. Sabía que los elfos detestaban a los enanos, pero ese sujeto en particular le tenía mala saña desde el asunto de Kagami.

- ¿de qué se van a quejar ustedes de explotación?... canalla – sujeto la pulcra camisa que formaba parte de un espectacular y pulido uniforme perteneciente a los elfos, tenía ganas de joderle la estúpida prenda.

- oh no - Kise hizo una mueca de preocupación. Kasamatsu era alguien de paciencia, de hecho era el que detenía la mayoría de las veces los conflictos de ese grupo improvisado, pero cuando lo sacaban de sus casillas era difícil calmarlo. - ¡suficiente! – El rubio se puso entre los dos, apartando con una mano a Moriyama, quien se reusaba a dejar las cosas por la paz - descansaremos... así que más les vale usar este tiempo para recobrar fuerzas y no desperdiciarlas en discusiones –

Yukio no dijo nada contra eso, obedeciendo por primera vez una orden del rubio, se alejó con su mano derecha en el mango del mazo y la mirada fija en ese arrogante elfo.

Moriyama y los demás se alejaron de esos dos mientras buscaban una sombra para reposar. El rubio observo irse a los dos enanos para un lado y a los tres elfos hacia el otro... era más difícil hacer que se toleraran todos entre sí, tal vez subestimo lo dicho por su hermana. Accedió a que él se fuera con Kasamatsu a buscar al dragón que se escapó, como pago de su libertad, ya que era la única forma de librarse de su odiosa hermana sin terminar en una batalla campal. Claro que Kise no quería tener nada que ver con Kagami, pero de seguro Kuroko estaba con él y habían accedido a no calcinar a Kuroko si le daban al dragón. Iba a separar a ese par y deshacerse de su hermana al mismo tiempo, era como matar a dos pájaros de un solo tiro.

Pero claro que la tribu de Elfos del bosque no confiaba en un traidor como Kise Ryota que dejo su pueblo, su lugar como líder de los elfos y muchas cosas más atrás por simple capricho. Así que le impusieron escoltas, tres elfos que se habían hecho voluntarios solo para tenerles vigilados, tanto a Kise como a Kasamatsu.

:Sangre Híbrida:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora