Epílogo

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Santiago

Siempre pensé que la vida era una broma, una broma pesada y de mal gusto, y confirme mi teoría cuando en menos de setenta y dos horas me había alejado de las dos personas que amaba; Se llevó la vida de mi mejor amiga y cómo si no le fuese suficiente, también decidió partirme el corazón y hacer que la chica de la cual me enamore locamente me dejara...

Si hace un año me decían que el regresar a casa me causaría tanto daño ¿Hubiese vuelto?

 Soy tan masoquista que si, lo hubiese hecho...

Si ese veintiuno de septiembre no hubiese entrado al maldito estudio de tatuajes. En realidad no necesitaba nada, ya que mi tatuaje estaba perfecto, pero tenía que verme con Joaquín, quedamos cerca de ese lugar y en lo que esperaba decidí dar una vuelta, todos parecían estar rodeados de una energía rosada llena de absurdo amor y esperanza, todos menos ella ¿Qué hacía sola? ¿Por qué evitaba mirar a las personas y se concentraba tanto en su teléfono?

La seguí disimuladamente, la vi preguntar varios objetos, pero no compró nada, siguió caminando hasta que vio el estudio de tatuajes y pareció dudar en entrar o no, pero al final lo hizo y yo no pude evitarlo y entré tras ella.

— ¿Puedo ver el colgante de Batman? — la escucho preguntar.

Ella se quedó observándolo durante unos segundos y luego de que Cris se ofreciera para envolvérselo y ella se negara, me acerque...

— ¿Por qué? ¿No hay nadie especial?

Sus hombros se tensaron y giro para verme, me recorrió con la mirada y el que hiciera eso me dio el derecho para hacer lo mismo con ella; llevaba una sudadera con capucha, supongo que por el clima que amenazaba con llover y unos vaqueros ajustados, que le quedaban tan bien... Al ver que la observaba, se sonrojo un poco y regreso su atención al mostrador.

— Si lo hay o no, no es de tu interés.

Me ignoró y siguió viendo lo que había cerca de ella. La forma en la que me respondió me pareció tan divertida y a la vez atractiva.

Su cabello oscuro caía hasta su cintura; labios rosados, ojos oscuros, piel algo pálida... Joder, hace tanto que una chica no llamaba mi atención, no pude dejar de recorrerla con mi mirada.

— O sea... No hay nadie especial — comente divertido.

Sabía que tenía que verme con Joaquín para que me vendiese algo, pero en ese punto todo dejo de importarme y me situé frente a ella del otro lado del mostrador.

 Fingí que tenía que hacerme un retoque, Cris me miro confundido y luego de que le guiñara un ojo, se fue a la parte de atrás y me dejo solo con ella.

— Creo que deberías comprar ese colgante, aunque no tengas a nadie especial algún día lo tendrás y estoy seguro de que merecerá uno así — cruce mis brazos sobre el mostrador y ella solo me ignoro. Y eso hizo que algo se moviera en mí, jamás una chica me había ignorado, un poco engreído, lo sé y que sea la primera vez me gusto— Un colgante de Batman no lo merece cualquiera...

Siguió fingiendo que yo no estaba ahí, frente a ella.

Y él que lo hiciera solo hacía que me interesara más.

Volví a moverme y me fui a parar junto a ella, demasiado cerca para dos personas que no se conocen, pero no pude evitarlo, había algo en ella que me atraía, era como un imán.

¿Mi Problema? TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora