Capítulo XVI

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Me doy la vuelta y Mauro está apoyado en la pared con los brazos cruzados, me mira y siento que la sangre sube a mi rostro. No porque nunca me haya visto con un chico, con Gaz nunca me sentí incomoda y el tampoco (Gracias Mauro, por hacer que piense en Gastón en este momento), pero ahora es diferente y sigue mirándome esperando alguna explicación.

– Mau, recuerdas a Santiago ¿Verdad?– trato de retomar mi respiración normal.

– El sobrino de Roberto– dice y se separa de la pared– ¿Cómo está tu mamá?– se queda mirándolo, se porque le pregunta eso y solo espero, de verdad espero que Thiago no diga nada del viaje de su madre.

– Muy bien, gracias– Santiago sonríe pero Mauro no lo hace.

No dice nada más y ambos se quedan en silencio.

Es obvio que a Mauro no le agrada Santiago, fue evidente desde el momento en que lo vio y Santiago parece que también lo sabe, solo que él decide ignorar eso...

– Lo siento, le dije que no bajara– Diana aparece junto a Mauro. – Pero no me escucho.

– Hola Diana– la saludo– No te preocupes, sé cómo es mi hermano– miro a Mauro y él se encoge de hombros, ahora está muy concentrado en su faceta “Intimidación” – Él es Santiago, un amigo– los ojos de Diana se iluminan cuando escucha su nombre– Ella es Diana, la novia de Mauro– Santiago sonríe y le saluda con un beso en la mejilla.

– Mucho gusto– dice Santiago y si por un momento Mauro lo miraba con algo de irritación, ahora estoy segura de que le desagrada totalmente.

– Bueno, los dejamos– Diana toma de la mano a Mauro pero el la ignora– Estábamos por salir cuando llegaron. Tu mamá está durmiendo, Mau le dio unos medicamentos para la gripe – me explica y sonríe, tiene una mirada de complicidad– Nos vemos. – se despide y tira de la mano de Mauro para que salga con ella.

Salen, escucho que enciende su moto y me siento más tranquila, a veces Mauro puede ser un pesado como hermano…

– Seremos amigos con tu hermano, lo sé– Santiago también se ve más relajado ahora que se fueron.

– Realmente te tienes mucha confianza–me burlo de él, voy hacia la cocina y me sigue.

– Le caigo bien, tal vez no se note pero le agrado– me causa gracia su actitud positiva, sé cómo es Mau y estoy segura de que no le agrada para nada Santiago.

Me apoyo en la encimera y se para frente a mí, cerca muy cerca.

– Creo que teníamos algo pendiente ¿No?– sus manos se apoyan en mi cintura y me hace vacilar

Mi pulso se acelera, jala de mí para pegarme un poco más a él.

– Si – contesto y su rostro está más cerca del mío, estiro mi mano para llevar su cabello para atrás. – ¿Podemos empezar ya?– Sus ojos se agrandan y sonríe.

Respiro y con el tan cerca, me cuesta pero me cuesta más lo que estoy por hacer, con una mano toma mi barbilla y aprovecho eso para alejarme de él por el costado en el que no tiene su mano en mi cintura.

– Vamos, me prometiste cocinar algo y de verdad tengo hambre.
Apoya sus dos manos en la encimera y se ríe.

– ¿De verdad? Sabes que estás jugando con fuego ¿No?– mueve la cabeza de un lado al otro, me mira durante unos segundos – Está bien, manos a la obra.

Se lava las manos, lo imito y empieza a revisar mi refrigerador pensando que puede cocinar.

– Decidimos comer algo aquí– Mauro y Diana entran en a la cocina. Diana me mira y susurra un “Lo siento” – ¿Qué cocinaremos? – Pregunta y él también se lava las manos.

¿Mi Problema? TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora