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Sakura estaba sumamente nerviosa, el día finalmente había llegado, se levantó un par de minutos antes de lo normal en su rutina, entro a su baño y comenzó con los preparativos para su cuerpo.

Ino le había aconsejado retirar todo el bello corporal, pues según ella y las pláticas de las que había sido testigo de Shikamaru y Chouji; el bello era poco atractivo para los hombres, Ino le dijo que a ellos les gustaba la suavidad total.

—Suavidad total.— susurro Sakura inclinando si cabeza.— Súper suave.— murmuro al tiempo que mantenía la mirada fija en su zona íntima cubierta levemente de bello púbico de un claro color rosado.

Sakura puso manos a la obra y después de una larga hora dentro del baño su cuerpo quedo justo como Ino le recomendó.

Super suave sin rastro de bello corporal.

Con una toalla amarrada al rededor del pecho y cubriendo gran parte de su cuerpo Sakura se dispuso a realizar el siguiente paso, tomo dos lociones corporales y una crema especial de aceite de coco, se llenó de esta crema prácticamente todo el cuerpo, después se aplicó una loción en su zona íntima y en el vientre, la segunda loción y un poco más dulce la aplicó en su cuello, muñecas y cabello, camino hasta su closet y saco una pequeña bolsa plástica que Ino le había dado, era ropa interior especial según su amiga.

Sakura no había inspeccionado por su cuenta que fuera " especial " pues confiaba plenamente en su amiga.

Mala idea.

—¿Pero que mierda es esto?.— se cuestionó al ver dos diminutas prendas de tela traslúcida color blanco, una tanga y un bra.— Madre mia...no puedo usar esto...esto no cubre nada.

Arrojó las prendas a su cama y comenzó a rebuscan entre sus cajones, pantis infantiles y boxer para entrenamiento fue lo único que encontró dentro de su cajón.

No tenía opción.

Llevo su mano izquierda a su nariz y después ejerció un poco de presión en el puente de esta.

—Ino cerda pervertida.— susurro después se tomar las prendas para posteriormente ponercelas, se cubrió el rostro con ambas manos y así camino hacia su espejo de cuerpo completo, contó hasta tres y se descubrió el rostro para admirar su reflejo frente al espejo.— Madre mía.

Susurro sorprendida al ver su reflejo, la ropa interior era en efecto casi transparente, se podía a ver a simple vista el rozado de sus pezones y su ahora súper suave parte íntima pero la hacía ver bonita, con su largo cabello rosa cayendo a cada lado de su cuerpo, su diminutá cintura le daba un toque aún más especial a esas prendas, no tenía un enorme pecho pero no hacía falta, sus largas y torneadas piernas conpenzaban de maravilla el tamaño medio de sus senos eso sin contar su bonito y firme trasero.

Sakura dió un par de saltitos emocionada por lo que veía frente a ella, después se regocijarse con su belleza corporal recordó que aún no terminaba de arreglarse, volvió de nueva cuenta a su armario y de ahí tomo un sencillo vestido rojo de tirantes, este era ajustado en la parte de sus pechos pero holgado del pecho para abajo, no era muy largo ni muy corto, a la altura de las rodillas.

Sakura optó por unas sandalias del tono de su piel, se miro nuevamente al espejo y quedó encantada con lo que veía, cualquiera que la viera sería incapaz de creer que pasaba gran parte de su tiempo rompiendo el suelo con sus puños.

Una inmaculada princesa deseosa de un final feliz con su principe soñado, sin tener idea de aquello que el tiempo le deparaba.

Sakura espero a que su cabello se secara y mientras esto pasaba aplico un poco de brillo labial y rubor a sus mejillas, no necesitaba más maquillaje que ese, su belleza natural era perfecta.

EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora