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Solo era oscuridad, no podía ver nada más que eso. Ni siquiera el cuerpo podía sentir.

Todo parecía un sueño, una terrible pesadilla.

Aunque no podía ver nada, podía escuchar el sonido de un reloj.

Tic Tac.

Para su sorpresa, una presión en el pecho comenzó a sentir, el sonido era cada vez más fuerte y más escalofriante. No podía controlar nada, no podía despertar, no sabía que hacer.

La presión seguía aumentando junto a la terrible desesperación que sentía.

Hasta que finalmente despertó de golpe. El sudor corría por su rostro, su respiración entrecortada, su corazón aceleraba cada vez más y la angustia era fatal.

No podía recordar nada, se le hacía muy difícil hacer memoria.

Notó que estaba recortado en la cama, no tenía sus zapatos puesto y se notaba por los cielos que era de medio día. Sin más preámbulos se dirigió al baño, apenas logró tocar el piso y sintió un mareo soportable, cuando logró mirarse al espejo sintió un escalofrío en el cuerpo, se sentía nervioso pero no sabía el por qué.

Hasta que decidió levantarse un poco la camisa, notando que tenía vendas en su abdomen.

Sintió el horror en su corazón.

Nada de eso había sido un sueño.

Rápidamente corrió hacia la sala de centro buscando respuesta, todo estaba limpio y los muebles estaban en su lugar.

Pero no estaba el, no estaba Youngjae.

Sus ojos estaban sorprendidos, su corazón se apretaba y lograba precenciar el horror. Sus manos tiritaban y sus piernas se derrumbaron dejándolo caer.

— N-No — su corazón dolía, sus ojos derramaban lágrimas tras lágrimas.

No podía aceptarlo, sólo se negaba a creerlo.

Se levantó al instante y se dirigió al estante para buscar el libro, tenía que saber la manera de traerlo de vuelta. Esto no terminaría así.

Para su mala pasada, el libro rojo no estaba por ningún lado, disgustado se dirigió a su habitación, revisó cajones, tiró todo por la desesperación que sentía.

Un grito de frustración fue lo que liberó, su corazón estaba por salirse de su pecho y su respiración era demasiada agitada. Estaba al borde de la crisis.

Pero de pronto como si la suerte fuera gentil, encontró la moneda de plata con los ángeles en ambas caras. Pudo recordar el momento en que la Señora Yang le daba aquella moneda junto al libro.

Pero eso no lo calmó ni un poco.

Hasta que hizo memoria las palabras de la buena señora.

"Hay sólo dos copias, esta y en la que esta en la gran biblioteca, en la sección prohibida"

Suspiró de alivio, finalmente logró calmarse un poco.

Tenía que dirigirse a la gran biblioteca, no sabía si aún quedaba tiempo, pero no iba a rendirse, tenía que encontrar a Youngjae, tenía que salvarlo.

¿𝙌𝙪𝙚́ 𝙚𝙨 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙚𝙖𝙨? [𝟐𝐣𝐚𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora