Se cuenta la historia de como comienza la carrera musical de "Los tres caballeros", pero a la vez comienzan sentimientos confusos de Panchito hacia José. Historía Panjose, como comienza y se desarrolla un amor confuso. Un amor que se pelea y se luch...
Hola, antes de empezar me gustaría que vieran el dibujo que hizo mi prima Liz, en honor al beso de Panchito y José... debo decir que ¡ME ENCANTO!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y quiero decirles que si ustedes les gusta dibujar y si gustan dibujar alguna escena y quieran compartirla, yo estaré encantada de compartir sus dibujos por aquí! Gracias y ahora si... ¡que empiece el desmadre!
Narra José
Llegamos al hotel después de ir a comer, teníamos que apresurarnos a cambiarnos de ropa y a maquillarme por mi reciente encuentro con un idiota en la hora de la comida, mi ojo me punzaba y mi labio aún me ardía, pero lo que me mantuvo tranquilo y a la vez alerta fue ver a Panchito no querer soltarme en todo el viaje, él estaba asustado y al igual lo estaba yo... apenas llegamos al hotel y nos separamos, subimos al piso de nuestras habitaciones y dijo Daisy
— ¿están seguros que quieren hacer esto?— Dijo viéndome a mi y a Panchito a mi lado
— si, mucha gente vino por nosotros
— no les fallaremos— dijo Panchito después de mi
— are you sure?— preguntó Donald poniéndose enfrente de nosotros
— si tranquilo meu amigo, solo cubriremos las heridas y podremos continuar
— ... está bien...
— solo...— dijo Panchito mirando al suelo— ¿crees que pueda hablar contigo?— dijo volteandome a ver aun muy aturdido
— seguro... vayan iniciando con Donald ahora los alcanzamos— dije belloteando a ver a Daisy y Clara
— si... claro, vamos Donald tenemos que arreglarte
Los tres se fueron a la habitación de Clara y nos quedamos Panchito y yo en el pasillo
— ...¿que chingad*s tienes en la cabeza?— dijo en forma de susurro mirando al suelo
— no entiendo por qué me dices eso...
— ¡como que no! ¡Casi te matan! Y ya les había dicho, no necesito que nadie me defienda
— ¡ah claro! ¿Entonces que se supone que hiciera? ¿Quedarme ahí viendo cómo te golpeaban como todos los demás?
— ¡casi te apuñalan!
— y a ti casi te cornea un toro y mira no te pasó nada ni tampoco a mi— dije recargándome en mi sombrilla rasgada
— ¡no wey es que no entiendes!
— ¿que?— dije poniéndome de pie
— ¡no me puedo permitir que por mi culpa te maten!
— ¡y yo no puedo permitir que te sigas culpando por mis decisiones Panchito! ¡Yo te quiero cuidar déjame hacerlo!