Te perdí

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Narra José

— Julian... Valentín, supongo no nos queda otra más que ejecutar el plan c— dijo para poner una mano detrás de su espalda y con la otra dar un chasquido

En seguida se me aventaron los dos, intenté pegarles con la sombrilla pero ellos esquivaron mis intentos de ataque, me arrebataron la sombrilla y la lanzaron a otro lado del cuarto. Tendré que saltar por la ventana, empecé a correr hacia la ventana más cercana y al estar a unos metros brinqué sin importarme la altura a la que caería, pero para mi mala suerte me tomaron de las esposas

Yo seguía esposado de una mano, intenté sacarme mientras colgaba por la ventana de ese local pero el guardaespaldas era más grande y fuerte que yo, levanto las esposas conmigo colgando y me metió a la habitación de nuevo

Empecé a llorar con furia e intenté darles golpes con mi mano libre y mis pies ya que me tenia flotando en el aire por sujetar las esposas

El otro guardaespaldas me tomó por detrás y me azoto contra la pared

— ¡agh!— el impacto del fuerte golpe que me dio me saco el aire, ademas me golpeé nuevamente la cabeza, me quede casi inconsciente y sentí como ellos me ponían las manos atrás de mi espalda para esposarme de nuevo

Me jalaron del cabello y me hicieron estar de pie, me mareé horrible y apenas pude abrir los ojos por el aturdido golpe que obtuve. Aclarando mi visión vi al señor Miguel enfrente mío, tomo mi sombrero que estaba en el suelo por que se cayó a la hora del impacto, se puso de pie viendo mi sombrero para mirarme

Sentí coraje de nuevo y solo pude fruncir el ceño y apretar mis dientes por la furia, empecé a sentir como el dolor de mis quemaduras desaparecía a la vez que salía un ligero humo de las partes quemadas de mi piel, él se acercó a mi campante, me tomó la barbilla y giró mi cabeza hacia un lado

— ¿qué clase de monstruo eres?— dijo con voz ronca y con odio en sus palabras para apretar con fuerza mi barbilla— hace un momento estabas quemado de la cara y ahora simplemente te estás curando como si nada hubiera pasado... maldito brujo

Empujó mi cara con brusquedad y lo mire molesto

— ¡ya suéltenme!— grite— ¡se los advierto! ¡En cuanto Panchito se dé cuenta que ni usted ni yo estamos en la casa irá a buscarme!

— tienes razón querido José, él te va a buscar— dijo poniéndome mi sombrero con cuidado— pero lo único que encontrará será tu cadáver putrefacto afuera del pueblo

Mi dolor de los golpes que recibí se esfumaron gracias al miedo y a la adrenalina que sentí

— ¿qu-qué va a hacerme?— pregunte aterrado

— yo nada... pero Julian y Valentín tendrán que sacarte del pueblo para poder matarte— dijo con una sonrisa— no quiero que tu sangre quede derramada por aquí, ni mucho menos queremos limpiar tus miserias...

¡Tenía que hacer algo! ¿Además como se supone que Panchito sepa donde estoy? Empecé a llorar y el me dio dos palmaditas en la mejilla

— te di dos oportunidades para que vivieras feliz y con buena calidad de vida, te di la última oportunidad al hablar esto de Zeita Carioca, te di la oportunidad de que te fueras y que no te entrometieras más en la vida de mi hijo... fue tu decisión elegir mal— me sonrió falsamente para tomar la carpeta amarilla con todo y el contrato para caminar hacia el lado de su mesa y levantar un portafolio para meter ahí esa carpeta— bueno, yo me retiro, Julian, Valentín me avisan cuando el trabajo esté hecho y podrán irse a sus casas... ya saben, no quiero que dejen nada de pistas por esta vez, cuando mataron al narco que intento estáfarme dejaron muchas pistas y casi llegan a mi, eviten esa mam*da porfavor

Un confuso amor (Panjosé)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora