Morir para Vivir

Capítulo 4

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Tony caminaba hacia su habitación en esa dimensión, era extraño no ir a la suya y le dio curiosidad visitarla pero se dijo a si mismo que no debía, estaba llegando a su puerta y cuando se acercó escuchó unos gritos provenientes de la habitación de a lado.

—Te dije que te alejaras de ella maldita sea—gritaba la chica rubia que salía de la habitación de Steve y azotaba la puerta fuertemente se volteó y observó a Tony paralizado frente a su cuarto, el solo le asintió y se metió con rapidez a la habitación.

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—Hay rastros de Hydra en Shield, contáctenme con Rogers—llegaba Natasha Romanoff al laboratorio, donde Bruce y Clint estaban "trabajando" en la máquina, no estaba Maria Hill por la misma razón que Natasha comentaba y la pelirroja no se sorprendió demasiado al ver a Clint sentado sobre Bruce besándolo, sabía exactamente todo lo que sucedía con las personas en la Torre.

Después de que los hombres se separaran uno más avergonzado que el otro, por supuesto el apenado no fue Barton, mandaron el mensaje que esperaban que recibieran pronto los otros.

—Ya contestó Tony.—dijo Clint sonriendo.

—¿Y?—pregunto la peliroja.

—"Pudrete Legolas ojala te duela el trasero".—citó el arquero.

—¿Qué rayos le dijiste?—preguntó confundido Bruce.

—Que disfrutara su luna de miel y que lo felicito por perder su virginidad.

—No puedo creer que ustedes dos tengan a la mano esto y lo usen así—dijo la viuda negra enojada y Banner asintió de acuerdo con ella, esta quito a Clint de su puesto y mando su mensaje.

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—Oh mierda—exclamó Tony quitando la sonrisa de su cara después de aquel mensaje con Clint, Brenda Banner se acercó a leer el computador.

"Hydra se infiltró en Shield"

—Necesito a Steve—pensó en voz alta y se quedó sin aliento después de decir eso, era sofocante no tenerlo cerca y no le gustaba para nada la sensación en aquel momento, estaba angustiado, necesitaban regresar, no podían abandonar a sus amigos, no podían dejar aquello sin resolver, Brenda no pudo detenerlo cuando este se fue corriendo en busca del soldado y ella solo se sintió un tanto mal por no poder ayudarlos, sobre todo con lo que conllevaba descubrir que Hydra saliera a la luz.

—¿Dónde demonios estas?—se preguntaba Tony mientras vagaba por los pasillos, había ido a la habitación del rubio después de pasar por la sala común y obviamente entrar al comedor y la cocina, había ido al gimnacio.

—Si busca al Señor Rogers, se encuentra en el taller Señor Stark—Tony casi saltó del susto por la voz de Viernes porque estaba sumergido en sus pensamientos y la voz de irlandesa aun era extraña.

Sin perder mas tiempo Tony se dirigió a la planta del taller y aunque tuviera prisa fue despacio, no quería conocer de mas cosas de su posible futuro en cuanto a la tecnología, pero cuando estaba casi en la puerta de cristal ni si quiera entró pues lo detuvo la imagen enfrente.

Steve se encontraba bastante sonriente frente a Natasha, dos tazas de café y una caja de donas a un lado de ellos, cosas que infinitas veces le había llevado a él, Rogers parecía bastante cómodo recargado en el escritorio donde ella revisaba distraídamente una parte de la máscara de su traje y de vez en cuando alzaba la cabeza mirándolo directamente a los ojos, miradas que Steve le regresaba con intensidad seguido de una reluciente sonrisa.

Tony no pudo ver más, se sintió de pronto sin la misma energía que cuando había salido del laboratorio y se fue del lugar, maldiciendo a Rogers, maldiciéndose a sí mismo porque por un momento había pensado que era especial para el soldado perdido en el tiempo, que probablemente sintiera lo mismo, pero estaba equivocado, ¿Cómo creería que un viejo anticuado se enamoraría de un hombre?