MEGACOR

31 0 1
                                    


Megacor. Era el nuevo Centro Comercial que había abierto en Abandonado. Arturo, Yukiko, Javier y Noah no pudieron aguantar las ganas, y al tercer fin de semana de su apertura, se dirigieron hacia allí.

Aparcaron en el parking de allí. Tuvieron suerte de no aparcar fuera, ya que por lo visto el parking se petaba. Pero ya se encontraban ahí.

El centro comercial era un edificio enorme: desde donde estaban, se podía observar un parking donde, según un cartel, cabían hasta 1000 coches. El grupo entró en el ascensor. Vistos en el espejo, cada uno era muy diferente:

Arturo tenía el cabello rojo, el cual le llegaba casi a los hombros. Sus ojos eran azules y vestía camisa blanca y vaqueros, combinados con unas deportivas.

Javier llevaba una camisa azul, vaqueros y deportivas, pero él era más fornido que Arturo, quien era delgado. Además, al contrario que su amigo, Javier no tenía cabello en su cabeza debido a alopecia temprana. Aunque no era algo de lo que se preocupase, a pesar de tener tan solo 18 años (como el resto del grupo). Se lo tomaba con humor.

Luego estaba Noah, un joven con el cabello plateado y ojos verdes. Su apariencia física le había ganado la admiración de más de una chica. Aunque tuvo pareja, eso fue en el pasado. Noah vestía una camisa roja con vaqueros también. Y finalmente estaba Yukiko. Ella era originaria de Japón, pero por negocios su padre se mudó a España cuando ella era apenas un bebé. Su cabello era rojo y sus ojos, verdes. Vestía camiseta azul y pantalones vaqueros cortos, junto a unos tenis. Sus piernas tenían algo de pelo. Ella se las miró, orgullosa. Le daba pereza depilarse las piernas y, aunque le gustaba verse sin pelo, dado que sus amigos no la juzgaban, se dejaba el vello.

Finalmente subieron a la primera planta. Estaba repleta de personas que iban de un lado a otro del lugar. Las tiendas eran variadas: de ropa friki, de deportes, de chorradas varias, de fragancias...

Rápidamente los amigos se dividieron en dos grupos: Noah y Yukiko fueron a ver unas cosas mientras que Javier y Arturo fueron por otro lado. Cuando acabaron, se reunieron en un buffet de pasta llamado PastLand, para cenar.

— ¿Uh? ¿Qué está pasando ahí? — quiso saber Yukiko.

Debido a que Arturo estaba sentado de espaldas a la ventana, no podía ver que había tras de sí. Javier, que estaba a su lado, tampoco podía. Ambos amigos se dieron la vuelta. Vieron a un grupo de hombres correr y abalanzarse de manera agresiva contra un joven.

— Lo están agrediendo — dijo alguien.

— Tenemos que ayudar — decidió Yukiko.

Antes de que nadie pudiera detenerla, ella salió corriendo. Así era ella. Ayudaba al más indefenso. No soportaba las injusticias. Tampoco ninguno de sus amigos, de modo que la siguieron (aunque Arturo no estaba seguro de si habría ido corriendo a ayudar al joven o habría llamado a Seguridad).

Los siguientes cinco minutos fueron muy confusos para Arturo. Aunque imaginó que para el resto también. Cuando llegaron al chaval, este estaba siendo ¿devorado? Así le parecía a Arturo.

— ¡Soltadle cabrones! — exigió Yukiko.

Varias personas secundaron su orden. No pasó mucho tiempo hasta que los tres hombres (que tendrían entre veinte y treinta años), obedecieron. Pero al girarse, todos quedaron mudos.

Sus rostros estaban ensangrentados. Sangre fresca. Dientes llenos de sangre. Gruñían. La ropa estaba sucia, llena de mugre y sangre. Ojos inyectados en sangre. Inmediatamente se incorporaron y los atacaron. Todos huyeron, asustados.

HISTORIAS DE RAMSORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora