KIREI

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Tokyo, Japón. Nos situamos en el año 2021, en plena pandemia de Covid. Una chica de cabello largo y liso color negro, caminaba vestida con camisa y vaqueros. Llevaba en su rostro una mascarilla quirúrgica. Era delgada y sus ojos eran del color del mar.

Era noche cerrada y las calles estaban vacías y solitarias. Al menos, por donde ella iba caminando. Sus pasos resonaban en la distancia. Iba caminando por un callejón cuando de pronto, la figura de un hombre joven se divisó al fondo. Era de cabello corto negro, e iba vestido con un traje gris. Debía volver de trabajar, pensó la chica. El callejón era lo bastante amplio para que pasaran sin rozarse, pero cuando estaban casi a la altura y el hombre (que tendría unos treinta años) se disponía a esquivarla, esta se interpuso en su camino y quedó plantada delante de él. El hombre, anonadado, iba a esquivarla de nuevo cuando la chica preguntó:

- ¿Crees que soy hermosa?

El hombre, impresionado por la pregunta tan directa y que no venía a cuenta, no supo qué decir. De nuevo, pero mas amenazante, la chica preguntó:

- ¿Crees que soy hermosa?

El tono de su voz tomó un matiz frío; siniestro. El hombre tragó saliva. Al mirarla, lo cierto es que sus ojos brillaban y sus facciones eran muy lindas. No queriendo ofenderla, contestó:

- Eh, sí, claro.

Entonces, la chica se retiró la mascarilla. La habría reñido, pues en plena ola de Covid, era de mala educación y además, inconsciente, retirarse la mascarilla, pudiendo contraer la enfermedad. Pero no pudo. Porque al verle el rostro, quedó mudo de horror. La chica sin duda fue hermosa, pero ahora tenía un enorme corte en la boca. Su boca parecía un saco de caramelos abierto al decir:

- ¿Y ahora?

Pero el hombre no pudo sino gritar. Y tan pronto como gritó, la chica sacó unas enormes tijeras y el rebanó el pescuezo. Su cabeza cayó al suelo y un gran chorro de sangre salió en cascada de su cuello. En el silencio de la noche, la mujer de la cara cortada se marchó mientras se colocaba la mascarilla nuevamente.

Rio iba caminando por la calle, a las diez de la noche. Era sábado y regresaba a su casa después de haber estado viendo películas de terror en casa de su amiga Sonoko. Rio tenía diecisiete años, cabello largo negro, ojos verdes. No le avergonzaba decir que estaba un poco gorda. No por comer demasiado, sino por genética. De igual forma no era algo exagerado. Al ver todo tan silencioso, pensó que quizá había sido mala idea ver películas de terror. Aunque siempre le pasaba igual cada vez que veía una película de ese género.

Recordó que en una calle como esa murió un hombre en circunstancias sospechosas hacía tan solo dos semanas. Fue entonces cuando vio a una chica delgada, de cabello negro y ojos azules con mascarilla puesta aproximarse.

Es bella pensó.

Al llegar a su altura, la chica le interceptó el pasó y dijo:

- ¿Soy hermosa?

Aquella pregunta la descolocó momentáneamente y le pareció sospechosa.

- Si - respondió ella, deseando seguir su camino.

Fue entonces cuando la chica se retiró la mascarilla y todo tomó sentido para Rio.

- ¿Y ahora? - preguntó.

Durante la fracción de segundo que Rio tardó en contestar, ella vio el rostro cortado de la chica. El miedo la inundó. Las piernas le temblaron como gelatina y supo que correr no sería una opción. Con la voz temblorosa, Rio respondió:

- ¿Y yo? ¿soy hermosa?

Aquello dejó inmóvil a la chica cortada un momento. En ese instante, Rio aprovechó para hacer caso a su instinto más primario: huir. Salió corriendo a toda velocidad por donde había venido. Solo escuchaba sus pasos y no se atrevía a mirar atrás. Fue al girar en una esquina, que nuevamente se topó con la chica cortada. Sabía de quien se trataba. Rio era fanática de las leyendas urbanas de Japón, y había oído sobre una chica con el rostro cortado. Según la leyenda, hace muchos años, su esposo, samurai, le cortó la boca con una espada, celoso de que otros hombres la encontraran hermosa. Murió poco después por las heridas y emergió como un espíritu vengativo.

Antes de que Rio pudiera frenar, unas gigantescas tijeras separaron su cabeza del resto del cuerpo.

La chica de la cara cortada volvió a colocarse la mascarilla mientras se daba la vuelta tranquilamente.

Tan pronto la cabeza de Rio cayó al suelo, ella dejó de vivir.

La chica de cara cortada caminó con calma. A lo lejos, vio a otra víctima.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2023 ⏰

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