*셋*

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-No puedo creerlo...

JiMin sonrió con lágrimas en los ojos al ver a su pequeño vecino hecho todo un hombre, bien cuidado y con una apariencia magnífica. No pudo resistirlo y se tiró sobre él, abrazándolo como en mucho tiempo no lo había hecho. A pesar de sus dolores nada le había impedido estrecharlo fuertemente y poner sus pies en punta para mayor comodidad, pues había crecido un montón.

-Hyung, han pasado tantos años...

JungKook le correspondió casi al instante, recordando cómo era su calor y sus sonrisas de sol al verse.

-Si, mucho tiempo, Kookie...

JiMin se separó lentamente, otorgándole una suave sonrisa que sonrojó las mejillas del menor involuntariamente.

-Oh, vamos JungKookie. Pensé que tus romances infantiles habían terminado.

-S-Si, bueno... JiMin hyung, siempre fue tu culpa.

-Claro, culpemos a hyung por ser tan cariñoso contigo.

El pelinegro se alzó de puntitas para alcanzar la cabeza del menor y darle pequeños mimos como muestra de su afirmación, pero se detuvo rápidamente cuando una punzada en su vientre lo atacó de la nada.

-Oh, hyung, ¿Estás bien? ¿Qué tienes?

-N-No es... No es nada, JungKookie... Solo... Solo tuve una caída en casa y...

En ese momento, JungKook reparó en los moretones en su rostro, que trataba de ocultar con algo de maquillaje; su postura encorvada y su cuerpo tembloroso cada que el dolor lo atacaba. Llevaba en sus manos vendas, analgésicos, maquillaje y pastas para dolores musculares.

-Park JiMin... ¿Qué está pasando? Una caída en casa no te tendría así. Deberías estar en algún hospital o...

-No, no. Yo solo... Debo descansar un poco y ya estaré bien.

El mayor suspiró y retomó su compostura con lentitud, sonriendo nuevamente y agarrando con firmeza los productos que llevaba.

-Más bien, háblame de ti, pequeño. Cuéntame cómo terminaste tu escuela y qué haces ahora...

-Te invito un café. Hay muchas cosas que debemos discutir.

JiMin no quería, pero sabía que el menor le sacaría todo lo que le estaba atormentando y se preparaba psicológicamente para eso, pues contarle significaba que debía revelar un secreto... Uno que le cambiaría la vida y cuya reacción no sabía cómo sería.

Tenía miedo de que no fuera lo que esperaba.

~🔥~

Abrió los ojos lentamente, sintiendo la rigidez de sus músculos al mantenerse quietos e incómodos. Se despabiló y estiró, sintiéndose más descansado que en todo lo que llevaba de la semana.

Se ubicó, viendo su oficina y sus cosas a un costado, pero sin rastro de su compañero. No le importo mucho, pues no lo conocía demasiado para que le interesara.

Colocó la mano en su frente y sintió mejor su temperatura. Tenía molestia en la garganta y su nariz congestionada, pero se sentía estable.

Definitivamente era una gripe horrible.

Se levantó con parsimonia, rectificando la hora en su muñeca y dándose cuenta que era algo tarde para seguir en la oficina.

-Y el niño me dejó tirado...  ¿Acaso soy tan feo como para eso?

Se volvió a estirar con un jadeo e inspeccionó los documentos sobre su escritorio. Entre sus documentos estaba el registro de todos los archivos sobre desaparecidos en una fecha específica, por lo que se dedicó a rectificar, solo para estar seguro. Aún así, estaban bastante dispersos y se extraño un poco, pues no recordaba haberlos dejado de esa manera. Se acercó y los analizó en detalle, dándose cuenta de que le hacía falta uno de los registros de una persona desaparecida, confirmándolo con su expediente.

➸Enamorándose del crimen➸ 《Vkook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora