La peor ceguera, es no querer mirar.

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¡Hola! Después de un largo tiempo inactiva, finalmente me animé a publicar. Estoy enamorada del drama "The Untamed" desde que lo vi por primera vez y no pude resistirme a escribir algo acerca de una de mis parejas favoritas, Xue Yang/Xiao Xingchen. Espero que sea de vuestro agrado y, si es así, agradecería muchísimo un comentario con vuestra opinión :D

Elegi el nombre de Yin para la madre de yang por el simbolo taoista del yin y el yang. Me parecio interesante que xue yin, siendo dulce y pura como ireis viendo en la historia, representase lo sombrio, mientras que yang siendo cruel y despiadado represente al brillante sol.

¡Hasta el próximo capitulo!


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El rugir de las espadas, el choque del acero y los alaridos de los hombres caídos se entremezclaban en una sinfonía realmente aterradora, mientras la sangre derramada teñía el suelo bajo sus pies del color del infierno. Manos, piernas y brazos yacían rígidos y desperdigados por doquier sin que nadie pudiera reclamarlos, amontonados unos sobre otros. Ojos llorosos e inertes, mandíbulas destrozadas, gargantas sesgadas, órganos e intestinos que sobresalían de sus cuerpos. Incluso el hombre más curtido se tambalearía solo por contemplar un espectáculo semejante.

-Sólo quedas tú... -siseó el responsable de tan atroz masacre, desenterrando su recién adquirida espada del cuerpo de su última víctima.

Con la mayor de las parsimonias, el muchacho atravesó la extensa marea de cadáveres en dirección a quien fue su principal objetivo desde el inicio de aquella sangrienta noche. Se detuvo frente a su trémula figura y se acuclilló con la espada reposando sobre su hombro derecho, tarareando una canción por demás macabra. Observó con plena satisfacción cómo su presa trataba de incorporarse con una torpeza casi agónica, dirigiéndole una mirada colmada de terror.

-Ánimo, Chang Cian, casi lo consigues -le alentó el muchacho, contemplando la escena con diversión.

-Tú... maldito perro traidor -jadeó el aludido, con el sabor metálico de la sangre inundándole la boca.

El muchacho rio histéricamente.

-Irónico, ¿verdad? Todo este tiempo pensaste que no era más que un pobre y desvalido huérfano, que sólo servía para saquear en tu lugar, acogerte entre mis piernas y dejar que me incrustaras tu asquerosa polla, ¡y mírate ahora! Arrastrándote frente a mi como una alimaña que teme ser pisoteada -escupió. Su mirada refulgiendo de odio.

-Xue Yang... -gruñó el hombre, casi atragantándose con su propia saliva, gimoteando al tomar consciencia de la crítica situación en la que se encontraba. Ese pequeño bastardo había destripado hasta el último de sus guardias, sirvientes y discípulos, tanto a los que habían tenido la desgracia de hallarse en el interior de su mansión al inicio del devastador ataque, como a los que habían logrado pisar el exterior en busca de ayuda. Estaba completamente solo, herido y a su merced.

Por más que lo intentara, el muchacho no podría describir la inmensa satisfacción que le embargaba en ese instante. Contemplar aquel rostro compungido por el dolor, la ira y la frustración reflejada en sus ojos, era un espectáculo realmente sublime. Podría contemplarlo toda una eternidad.

-Es una lástima que no pudiera entretenerme contigo, antes de que tus perros dieran la voz de alarma. ¿Sabes? Tu hijo fue el único que se dejó matar sin darme problemas. El imbécil estaba tan enamorado de mí, que ni siquiera hizo el intento de defenderse cuando me abalancé sobre él... -El muchacho río con sorna, rememorando dicha escena-. Tendrías que haberle visto cuando le cercené la mano derecha. Estaba tan conmocionado, que no se dio cuenta de que le había apuñalado en el pecho justo después. Patético, ¿no crees?

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