Enfrentamiento, parte 2

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| Amo a esos hombres, y quiero que lo sepa todo el mundo. XD

Dicho esto, lamento profundamente la espera (No, no tengo perdón, matadme T_T), he estado realmente saturada de trabajo estos últimos meses y apenas he tenido fuerzas para tocar el teclado. Pero ya estoy de vuelta, haré todo lo posible por retomar el ritmo uwu Gracias por vuestra paciencia <3

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-¿En qué momento te has vuelto un embustero, Xiao Xingchen?

Envuelto en una irrespirable atmósfera de tensión, y con los músculos agarrotados por el pánico, Xingchen se vio incapaz de articular una sola palabra. No había experimentado nada igual desde que, a la tierna edad de doce años, contempló el cadáver desangrado de su madre. Había una fría crueldad en la mirada de Xue Yang. La misma que le mostró aquella noche, tras descubrirle rodeado de cuerpos descuartizados y mirando hacia el cielo con una impavidez abominable. Tal escena hizo que su juicio se tambaleara por primera vez y, sin embargo, días atrás aún conservaba la esperanza de haberse equivocado. No podía creer que un corazón tan joven albergara tanta maldad en su interior. Pero, cuanto más trataba a Xue Yang, más le asociaba con los monstruos a los que cazaba. Salvo por el hecho de que el temor que le inspiraba era mucho mayor.

Consciente de su posición aventajada, Yang curvó los labios en una sonrisa burlona y caminó hacia el otro joven con lentitud, forzándole a descender las escaleras a tientas. La situación se le antojaba cada vez más ridícula, tanto que apenas podía contener la risa. Xiao Xingchen era un hombre recio, que no se dejaba amedrentar con facilidad, aún en las circunstancias más adversas. Sin embargo, en ese momento, se asemejaba más a un niño que temía ser mordido por un perro rabioso.

-Detente... -musitó Xingchen. Al menos, creyó hacerlo. Su voz había sonado tan sumamente débil, que ni siquiera estaba seguro de haber hablado realmente.

Fuera como fuera, Yang no parecía estar dispuesto a frenar su avance. Por enésima vez consecutiva, Xingchen trató de obligarse a reaccionar y asir a Shuanghua. Pero sólo atinó a rozar la empuñadura con la yema de los dedos. La frustración se apoderó de él. Minutos antes, estaba dispuesto a cruzar cualquier límite con tal de obtener las respuestas que buscaba. No le importaba desprenderse hasta del último resquicio de su humanidad, si con ello evitaba que su familia y discípulos corrieran el mismo destino que los miembros de la secta Yueyang Chang. Pero descubrir que su objetivo aguardaba su llegada y que, además, estaba prevenido de sus intenciones, había contribuido a que gran parte de su voluntad se disipara como el humo. Para nadie era un secreto que, al inicio de toda contienda, el primero en aturdir a su rival era el que más probabilidades tenía de salir victorioso. Y Xue Yang había logrado asestarle un golpe crítico incluso antes de enfrentarle.

En contra de lo que esperaba, Yang se detuvo y le miró fijamente.

-Tú has provocado esto, Xingchen -dijo-. Aquella noche, me encontraste desarmado y de espaldas a ti. Pudiste sacar ventaja de la situación y atacarme. Sabías que debías hacerlo, pero decidiste atenerte a tus absurdos principios y confiar en tu labia, poniendo tu propia vida en riesgo por salvar la mía. En ese momento, no supe si eras un cobarde, un estúpido o una mezcla de ambas cosas. No podía entender tu actitud. Hace unas horas, te brindé la oportunidad de enmendar tu error. Si lo hubieras hecho, a estas alturas estarías libre de preocupaciones, disfrutando de tu maravillosa vida perfecta junto a tu encantadora familia. Es una lástima que ya sea demasiado tarde para rectificar -Por unos instantes, el corazón de Xingchen cesó toda actividad. Yang esbozó una sonrisa despiadada-. Cuando te fuiste a jugar a los detectives con tu amiguito, me dejaste el camino libre para destruir todo lo que amabas y no supiste proteger. Mentiría si te dijera que fue algo indoloro y rápido. Estuve semanas enteras desplazándome sin descanso, con los ojos constantemente abiertos y puestos en cada esquina, por temor a que se me echaran encima. Todo por tu jodido oportunismo. Necesitaba descargar tensiones, así que, por favor, no me lo tengas en cuenta...

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