Daozhang Song Lan

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Traducción de los nombres de las espadas de Mei Ling, Xiao Ning y Xue Yin:

Mingue: Brillante luna.
Yanshui: Aguas tranquilas.
Shaoran: pequeño lobo.

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En cuanto sus pies aplastaron el tupido césped del jardín principal, los recuerdos asaltaron la mente de Xiao Ning. Pudo vislumbrarse a sí mismo junto a Xue Yin con una claridad pasmosa, ambos exultantes, chocando sus respectivas espadas bajo la supervisión de su padre.

-Despacio, A-Ning -previno Xiao Wang a su hijo mayor, sonriendo al contemplar como el pequeño trataba por todos los medios de sostener en alto a Yanshui, su espada espiritual. Por su parte, Xue Yin parecía ser capaz de mantener perfectamente el equilibrio, y manipulaba a Shaoran con tal destreza y soltura que obtuvo una mirada colmada de admiración de parte del hombre-. Ya sabemos quién ganará el primer asalto -Rio, haciendo que su hijo inflara las mejillas.

Decidido a ganarse la atención de su padre, Xiao Ning hizo un esfuerzo por blandir a Yanshui, lográndolo al cuarto intento.

-Cállate... -bufó el niño al escuchar la risa burlona de su hermana.

-Eres muy torpe, A-Ning. ¡Estoy muriéndome del aburrimiento! -Le provocó Xue Yin, forzando un bostezo.

-¡Si te aburro, entonces deja de mirarme! -Xiao Ning le sacó la lengua, obteniendo una suave risotada en respuesta-. Ahora... verás... -jadeó, mientras trataba de asestar su primera estocada. El pequeño trastabilló y soltó la espada, cayendo sobre su costado derecho.

Xue Yin estalló en una estridente carcajada, doblándose por completo bajo la mirada fulminante de su hermano, quien gimoteaba mientras trataba de enderezarse.

-Vamos, chicos, debéis tomaros esto en serio, si queréis avanzar -instó Xiao Wang, sonriendo a pesar de su impaciencia-. Adelante, A-Ning, inténtalo de nuevo. Y tú, tigresa, ponte en guardia -les guió, cruzándose de brazos y dirigiéndoles una mirada expectante.

Los pequeños se dejaron instruir, asumiendo sus concernientes roles y enfrentándose con resolución. Xiao Ning se abalanzó sobre su hermana, quien apenas se inmutó, esquivándole fácilmente. Aquello supuso un gran incentivo para el niño, pues no tardó en retomar su ofensiva, notando como la confianza en si mismo se incrementaba conforme avanzaban los minutos.

Los movimientos de ambos fueron adquiriendo precisión y velocidad, y pronto fueron capaces de blandir sus espadas con toda naturalidad. Las horas, los días, meses y años se sucedían a una velocidad vertiginosa. Aprovechando un fatal descuido de su hermano, Xue Yin se valió de la funda de Shaoran para propinarle un golpe certero justo en el centro del pecho, derribándolo al instante.

-¿Es que quieres matarme? ¡Ten más cuidado! -jadeó Xiao Ning, cubriéndose la zona afectada con la mano izquierda.

Pese a su notable desarrollo físico, incoherente para un niño de tan solo once años de edad, Xiao Ning era más bien esbelto y larguirucho, y sus extremidades aún debían fortalecerse. Por su parte, la frágil apariencia de Xue Yin se contradecía con su ferocidad y su fuerza devastadora. Xiao Wang no pudo evitar reír al recordar el último enfrentamiento que había presenciado entre sus hijos, durante el cual una furiosa Yin había sido capaz de derribar a su hermano mayor de un solo puñetazo. En ocasiones, un firme agarre bastaba para que la pequeña consiguiera someterlo.

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