6. Muñeca Corrompida.

337 41 2
                                    


ALEL

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ALEL

El miedo sube por mis venas, el frío del viento golpea mi rostro. Algo me dice que para este momento tengo las mejillas y las nariz tan rojas y heladas, eso que aun no estamos en invierno.

Corrí lo más rápido que mis piernas me permitieron, siento los calambres en cada una de mis circulaciones, pero no es suficiente. No sí se trata de él. Aún cuando mis costillas arden, mis pulmones dejen de recibir el oxígeno y mi corazón esté a punto de salirse de mi pecho, soy capaz de oír sus pisadas detrás de mí, y su escalofriante silbido a un lado de mi tímpano.

El fino eco de las hojas se revuelve con el sonido de sus pasos y su aliento crea una confusión interminable en mi mente. No sé a donde ir, no tengo la maldita idea de que camino debo tomar sí sólo hay árboles y más árboles rodeándome.

Mis pies se hunden en la tierra, hojas y pequeñas piedras se incrustan en mi piel, en cualquier momento mis piernas dejaran de responderme. Caeré y él me atrapará. No hay escapatoria, estoy perdida y desesperada ante la idea que solo hago más fácil su trabajo. Mis sentidos se alertan más que nunca. Algo me dice que no importa el lugar que elija, él es tan malditamente tramposo que nadie vencería al rey en su territorio, menos sí dicho territorio es una zona que desconoces, y sus reglas están de por medio.

«... falling down. Falling down, falling down. My fair lady. Build it up with sticks and stones. Sticks and stones, sticks and stones. Build it up with sticks and stones. My fair lady»

Esa canción.

¿Mamá?

No, no puede ser ella. Ella no está aquí, está en casa a salvo. Ese maldito. Oírlo me estremece el cuerpo. Me distraigo un segundo por el mal sentimiento que me causa y, sin darme cuenta, caigo sobre mi pierna derecha, torciendo mi pie de una manera que no puedo describir.

Arde, duele hasta el grado de hacerme ver el hilo de sangre saliendo de mi tobillo.

¡Esto no puede estar pasando!

Muerdo mi labio con fuerza, ahogando cualquier sollozo o sonido que pueda delatarme.

No debo rendirme, no puedo hacerlo.

—Estoy cerca de ti — canturrea el eco, burlándose de mí.

Tienes que pararte Alel, debes hacerlo.

Intente ponerme de pie. Duele, no sólo mi tobillo o mi pie, sino, todo mi cuerpo. Sé que tal vez no pueda llegar muy lejos en estas condiciones. Avancé lentamente cojeando, tratando de olvidar mi aflicción física, si me rindo ahora sería darle la razón, y me niego a hacerlo. De vez en cuando, volteo a todas las direcciones y extremos de este infernal bosque. Mi cuerpo no deja de temblar ante esta situación, necesito pensar racionalmente pero a mi mente solo regresan los suplicios del pequeño pájaro y de las personas que no pude salvar.

HIDDEN [Bienvenido al Mundo de los Olvidados] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora