HIDDEN [Bienvenido al Mundo de los Olvidados] ©

13. La Invitación.

¿Qué pasa cuándo decepcionas a las personas que te rodean?

Nada. Por muy crudo que suene, esa es la verdad.

Si les fallas a las personas que te rodean, que no son necesarias en tu vida y que no hacen otra cosa que solo rumorear a tus espaldas, todo se queda igual. Lo único que esperan es que continúes cometiendo errores para seguir bufando y criticándote.

En cambio, ¿qué pasa cuando decepcionas a la única persona que realmente confía en ti?

Indudablemente, sería lo peor qué podría pasarte. No importa lo que los demás piensen, sí existe una persona que crea plenamente en ti, jamás querrás fallarle.

Es por esa razón qué pensar que con una acción mía pueda fallar a mi mamá, hace que la sangre calé profundamente. No quiero, me niego a defraudarla tal como muchas personas lo han hecho. El temor que siento no solo se debe a sus regaños o riñas, va más allá; odiaría ver la decepción en sus ojos porque ella hizo todo por mantenerme a salvo y volverme normal, no puedo ser una malagradecida con ella.

Entonces, ¿qué es lo que pasa conmigo? ¿Por qué no puedo conformarme con sus palabras? ¿Por qué sigo vigilando la ventana de enfrente, si mamá me dijo que me aleje de esa familia?

-Alel, querida, por aquí. - oí mi nombre.

Salí de mis pensamientos mientras me percataba de que ya había llegado frente al instituto, en donde una camioneta grande color negra estaba estacionada y fuera de ellas se encontraban mis famosísimos vecinos. Los señores Webster coordinaban su vestimenta, mientras ella usaba un vestido color beige, su esposo usaba un traje del mismo tono y una camisa blanca arremangada hasta los codos. Sobre su muñeca había un tatuaje que no pude visualizar del todo.

Pensé en la posibilidad de ignorarlos y entrar a la escuela, pero para este punto ya éramos blanco de todos los que pasaban, hacer eso solo traería dudas y revuelo.

Sin remedio, caminé hacia ellos. La Sra. Webster estaba acompañada de Donovan y Kira, por su parte, el Sr. Webster hablaba con Adrik alejados de la multitud, aunque él sólo parecía escuchar de forma ida a su padre, ni siquiera lo miraba.

-Buenos días. - saludé indecisa, no pude ocultar mi incomodidad.
Misma que fue ignorada por la Sra. Webster que no dudo ni un segundo en abrazarme, cosa que me hizo tensar, no sólo es extraño, me hace sentir como una traidora.

-No sabes cuantas ganas tenía de encontrarme contigo. Después de ese día, quisimos ir a verte pero, bueno, Renata no lo permitió. - suspiró con aflicción.

¿Acaso dijo "quisimos"? ¿Quiénes?

-Si, ella me cuida mucho. - atiné a decir.

-Lo sé, es gracias a ella que te has convertido en la hermosa señorita que eres. - acarició mis mejillas, podía ver ternura en sus ojos verdes - Estaba preocupada por ti. Temía que tus pesadillas nocturnas no te dejaran tener un óptimo desarrollo.