3. Familia Fragmentada.

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ALEL

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ALEL

Tranquilidad...

Una sencilla palabra cuyo significado es bastante voluble, por qué...

¿Qué es la tranquilidad en un lugar donde hace años dejó de existir?

—Yo solo digo que pudo haber explotado la escuela hace meses, no cuando nos vamos de vacaciones. — escuché a Ross quejarse al otro lado de la línea — ¡Pude haberme librado de reprobar el exámen de cálculo!

—Si tan solo hubieras estudiado. — le recordé en combinación de reproche y una risa relajada.

—¡Sí estudié! — exclamó. Estaba segura que ahora mismo hacía un mohín y pasaba su mano por su cabello. —. Hoy hicieron un homenaje por las personas que fallecieron en el incendio de hace una semana.

Dejé escapar una exhalación. Por segundos el recuerdo de ese día se produjo dentro de mi cabeza, de nuevo el aire escapaba de mis pulmones mientras mis fosas nasales volvían a llenarse de humo y, de la nada, una figura negra salía entre la oscuridad.

No. Tengo que borrar eso de mi mente. No era real, solo producto de mi imaginación.

Había tratado de convencerme de eso, era lo más lógico y convencional para mí, porqué es imposible que alguien pudiera salir de la nada, ¿verdad?

Solo se escuchaba el sonido de nuestras respiraciones, una calmada y la otra que empezaba a acelerarse.

—La señora Webster dió el pésame. Para tener cuarenta y tantos es muy sensual, sí fuera hetero no dudaría en ser su baby sugar — cambió su tono a uno coqueto —, aunque, indudablemente, prefiero a su esposo como mi sugar dady.

¡Increíble! No puedo mantener una conversación con él sin que haya un comentario sexual de por medio. Pero, ¿qué esperaba? Ross, es Ross. Y le encanta jugar con eso.

—Para mi mala suerte, no fueron sus hijos.

—¿Eso es malo? —, porque yo al menos estaría encantada de no verlos nunca.

Mi pregunta pareció ofenderlo, no podía verlo pero lo conocía demasiado bien para saber que estaría entornando los ojos y golpeando con las yemas de sus dedos algo plano.

—¡Por supuesto! No he podido ver a mi chico. — agudizó su voz —Ni siquiera con mis binoculares he sido capaz de pillarlo en su ventana.

—No puedo creer que solo hayas asistido para ver a un chico. Eres terrible. — Mi intención no era sonar dura, pero que se tomé las cosas tan a la ligera, me parece incorrecto.

—¿Terrible? — cuestionó, incrédulo — Me ofende que me digas así solo por fantasear con mi sexy vecino, cuando a mi parecer es más indignante como los hijos de perra de quién sabe dónde fingen que no pasa nada. Cómo si no escucharan nuestros gritos y llantos.

HIDDEN [Bienvenido al Mundo de los Olvidados] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora