16. ¿Te enfrentaste a lo desconocido? Bienvenida a esta alianza inquebrantable

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Corrí

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Corrí.

Corrí al igual que todos los demás. La lluvia no paraba, aún así, no podía detenerme, no sí existía el riesgo de que él de nuevo me atrapara. En ese momento el granizo golpeando nuestras cabezas pasó a segundo plano, lo único importante era encontrar un lugar seguro donde pudiéramos escondernos y rezar a quién sea para no ser encontrados.

Un olvidado sólo se preocupaba por sobrevivir. Pero, mi caso era diferente porque yo únicamente podía pensar en mi madre. Necesitaba saber que estaba bien, tenía la esperanza de qué hoy no hubiese ido a trabajar y estuviera segura en casa, esperando por mí.

Jamás había sido extraordinaria en los deportes, es más, yo odiaba practicarlos; sin embargo, esta vez no me importo dar brincos o sentir mis tenis mojándose cuando pisaba los charcos en el piso mientras la desesperación llena la falta de aire a mis pulmones. Rogaba por que ella estuviera bien.

El tiempo que tardé en llegar a casa se volvió una eternidad, aunque eso no fue tan desesperante como darme cuenta de la cruel realidad: mamá no estaba en casa, ¡ella no estaba!, ¿y si se convertía en su próxima víctima? ¿En la presa del juego de hoy?

<<No, no, ¡no!, ¡ella no!>>.

Grité un par de veces e incluso busqué bajo la cama y dentro del ropero desesperada, como si eso hubiera hecho una gran diferencia.

La alarma mantenía su sintonía. Podía escuchar entre el ajetreo y las respiraciones cansinas, el sonido de las casas y algunos locales cerrando sus puertas o cualquier otra entrada. Eso era lo mismo que yo debía hacer, pero antes, me arrodille frente la cruz de madera pegada a la pared y junté mis manos a modo de plegaria.

—Señor, tú que estás en los cielos, te ruego que cuides a mi mamá. No permitas que ese monstruo la encuentre. En nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Amén.

Apagué las luces, cerré la puerta con llave y coloqué la de emergencia donde siempre (dentro de una planta con doble pétalo en medio de dos alcatraces). Una vez cubierta toda la zona de abajo, sostuve un bat entre las manos y subí las escaleras. A pesar de tener dos pisos, mi casa era bastante sencilla cómo pequeña, ahora que lo pienso, fue gracias a Nyx que mamá pudo hacer el piso de arriba...

<<Deja de pensar Alel, Hidden ha iniciado su cacería y no te debe encontrar. ¡Deja de pensar y apúrate!>>

No era momento de recordar cosas innecesarias, si no, de actuar. ¡Y rápido! Subí y empecé a cerrar las ventanas, primero los vidrios y, luego, asegurando las puertecillas de madera. Tal vez, no era mucho, pero nos ha funcionado todos estos años.

—¡Hidden encontró a su presa! ¡El peón ha caído! — Era un grito lleno de desespero, de pánico.

El tiempo se acaba, lo presiento. Una presa no satisfacía en lo mínimo a un monstruo como ése. A él le gustaba cazar, muchas veces me lo repitió, así que eso haría. Mi estómago se oprime de una manera para nada alentadora y el aire deja de pasar por mis fosas nasales, ¡me asfixia!

HIDDEN [Bienvenido al Mundo de los Olvidados] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora