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¿Quién lo hubiese pensado? Sin duda aquellos tres jamás se lo hubiesen imaginado, un viaje para acampar al aire libre junto a otras clases. Aquel "viaje" había sido una sorpresa para todos, pero en cuanto les avisaron que irían, todos los estudiantes fueron por sus cosas y se subieron en los buses.

En el primer piso, todos los varones de la clase setenta y siete, setenta y ocho, y setenta y nueve. Mientras que en el segundo piso del autobús estaban todas las chicas de las tres clases. Todos estaban emocionados, algunos imaginándose todo lo que harían; comer malvaviscos, contar historias de terror alrededor de una fogata, meterse en un lago por la noche, algunos incluso fantaseaban con el milagro de que pudiesen pasar un tiempo a solas con estudiantes del sexo contrario.

Dado que los asientos eran de tres y que los profesores los habían obligado a sentarse en un orden especifico, a ellos tres les había tocado juntos; Naegi, Hinata y Saihara. Los tres charlaban animadamente, como si fuesen amigos de toda la vida, riendo y bromeando. Hinata y Naegi se conocían de antes, por lo cual lo más "difícil" fue lograr que Saihara no fuese tan inhibido, lográndolo a los minutos.

Ellos parecían haber conectado bastante rápido, muy por el contrario de aquel trio de chicas; Kirigiri, Nanami y Akamatsu. Una estando completamente aburrida, pensando en qué estaría haciendo Naegi, la otra pegada a su consola jugando, y Akamatsu simplemente intentando empezar platica sin mucho resultado.

Era una pena para la blonda, era difícil hablar con las otras dos, pero eso no era extraño, ya que cuando Nanami tenía una consola, poca atención prestaba a su alrededor. Y Kirigiri no tenía mucha motivación como para intentar hablar con Akamatsu, simplemente intentaba adivinar qué clase de relación tendría ella con su amigo, ya que días atrás los había visto juntos en el aula de música y cuando se lo había preguntado a Naegi, éste había negado aquello.

La detective miró de reojo a la rubia, Kaede Akamatsu, la Pianista Definitiva. Sabía quien era porque la investigó un poco luego de aquel evento, además de que Saihara le había dicho alguna que otra cosa. No podía negar que la chica era linda, además de tener un cuerpo bastante dotado, por eso surgía la interrogante, ¿qué clase de relación tenía Naegi con ella? El pensarlo le preocupaba y hacía que se molestase un poco, era un extraño sentimiento, como cuando Maizono abrazaba por detrás al castaño.

Akamatsu se atrevió a mirar a la inexpresiva muchacha, Kyouko Kirigiri. Nunca había hablado con ella, pero la había visto varias veces con Saihara y al preguntar él simplemente le dijo que ella era una persona a la cual admiraba mucho, sin entrar en detalles, por lo cual para Akamatsu esas palabras podían significar muchas cosas. Se llevó una mano al pecho al pensarlo, ¿estaba bien sentirse celosa? Es decir, él y ella no eran realmente una "pareja", ¿entonces estaba bien sentirse así?

Nanami por su parte levantó levemente la vista de su consola, para así mirar a sus costados, logrando notar el ceño levemente molesto de la detective y la expresión un poco triste de Akamatsu.

—¿Están... bien?

Ambas se limitaron simplemente a asentir en respuesta, Kirigiri no tenía ganas de hablar, y Akamatsu parecía haber perdido aquella motivación que tenía minutos atrás. Nanami simplemente las miró con rareza, tal vez fuese la más ida del grupo, pero seguía siendo la mayor, y sabía cuando algo no andaba bien. Sin pensar demasiado abrió su mochila, sacando una consola, la cual conectó al televisor que estaba frente a sus asientos, el cual se tendría que usar para ver películas. Acto seguido sacó tres mandos, los cuales conectó a la consola, dándole uno a cada chica.

—¿Te traes todo esto siempre en tu mochila? —interrogó Kirigiri.

—También algunas consolas portátiles y frituras.

El mejor viaje de campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora