Sus ojos estaban fijos en el techo, una a una los pétalos caían. Las rosas se encontraban apoderadas del techo, sus tallos se aferraban por toda la pared y continuaban entendiéndose.
Un pétalo bailó y llegó a enredarse en su cabello plateado, no se movió, solo dejó que las lágrimas resbalaran.
Quizás impotencia, rabia o tristeza. Su alma estaba tan herida que le costaba respirar, hubiera preferido no tener las memorias del ayer grabadas en su cabeza pero ahí estaban presentes.
Levantó su mano hacia el frente como queriendo llegar a esas preciosas rosas rojas de hojas negras pero siendo imposible. Algo dentro de él deseaba manifestarse, quería venganza y se sorprendió así mismo al entender esa creciente ira dentro de él.
- Confié en tí- su ceño se frunció y apretó los dientes - Por su culpa estoy arraigado al infierno- no importaba si era bueno o malo, su alma estaba echando raíces en tierras desbastadas pobladas de agonía.
Pudo ser feliz, pero Kaname le había hecho vivir en engaños. ¿Desde cuándo se había vuelto tan débil? No lo sabía, de un momento a otro su fuerza comenzó a decaer y ya se había vuelto vulnerable. ¿Estaba enfermando?.
Jadeó cuando el sabor de la sangre se deslizó lentamente por la comisura de su labio por haberse mordido.
La puerta fué abierta y captó su atención, volteó su rostro a esa parte y vió entrar a alguien, supuso que era un demonio más.
Estaba arisco por toda la situación que estaba viviendo por lo que rápidamente se incorporó y se mantuvo en guardía.
- Es divertido, eres como un gatito callejero que teme volver a ser lastimado- la melodiosa voz del sucubo acompañado a esa dulce risita lo hizo estremecer, daba la sensación de lo peligrosa que era esa criatura.
- ¿Quién eres?-
- Soy Lilith, la princesa infernal- dijo haciendo una reverencia por pura diversión, era casi como una burla.
- ¿Eres la Lilith que todos conocen?-
Ella solo soltó otra risita y lo miró de forma maliciosa.
Sus ojos dorados, tan hipnotizantes y decorados con las negras y tupidas pestañas hacían de su mirada un encanto.
Era cierto que no había tenido mucho tiempo de analizar a ese demonio y ahora que sabía quién era le dió curiosidad, las historias que contaban de Lilith, la madre de los demonios eran variadas así como sus representaciones de bellezas. Pero le sorprendió ver qué no era tan exageradamente voluptuosa como la describían.-Solo son leyendas... No es mi historia-
- ¿Eres un demonio sexual?- parecía desconfiado.
- Un sucubo, así es - estaba divertida - Además represento un pecado-
La recorrió con la mirada.
Sin duda era hermosa y no podía apartar su vista del demonio.
Si, tenía el cabello lacio y largo hasta la cintura, de color negro azabache, tanto que contrastaba con la blanca piel, resaltando sus labios rojos.
Era bajo de estatura, supuso que no le llevaría mucho a Yuuki, de eso estaba seguro. Era de figura esbelta y grácil, no tenía un busto exagerado, más bien era plana, quizás más que Yuuki pero a diferencia de ésta poseía una cintura pequeña y unas caderas pronunciadas, anchas y de buenas curvas, al igual que sus piernas que eran ni muy delgadas ni anchas. La ropa apretada de cuero solo resaltaba esa figura. Pero no, no era esa belleza exagerada, pero el sucubo tenía algo que atraía.-¿Pecado?- dijo de mala manera.
- Si, ahora que estas aquí y por lo que he escuchado, Lucifer desea incorporarte a la jerarquía infernal y...- este se acercó- Al círculo de la rosa-
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MI QUERIDA ROSA NEGRA
RandomUna rosa blanca y solitaria en medio de tanta oscuridad se manchaba de la peste del desamor y la infidelidad. Marchito por el sufrimiento que le causó la persona que más amaba a su corazón. Y ahora ya no había vuelta atrás, había tomado a Bloody Ros...