—¡Joseph, cariño!— Su esposa le recibió con un beso en la mejilla, era igual de amorosa que cuando contrajeron nupcias treinta años atrás.
—Hola Suzie, ¿Cómo fue tu día?— Dejó su maletín en un mesón y siguió a su esposa. Sentados en la sala, pudo observar ese retrato que les habían hecho el día de su boda.
Y también pudo notar como la edad les había alcanzado a ambos, su esposa ya no gozaba de la vitalidad que cuando se casaron y él no estaba muy lejos de ello.
—Excelente, he arreglado dos eventos de caridad para el siguiente mes, además de que Holy vendrá de visita la siguiente semana, ¿No es genial cariño?—Siempre jovial, su esposa era famosa en la rama de la filantropía. A menudo realizaba subastas y fiestas para reunir fondos para diversas causas.
—Me alegro, verás, mañana iré a una cena de negocios con Stroheim.— Avisó, la sonrisa de su esposa decayó un poco.
—Oh Joseph, apenas estaba planeando hacer una reservación en el Brooklyn Fare, ¿A dónde irán a cenar?— Su tono de voz era triste, pero curioso.
—Iremos con Tonio, sabes que adoro su comida. Regresaré tarde, si quieres no me esperes despierta.— Dió un beso en la mejilla de Suzie.
—Señores, la cena está lista.— Rosas, el mayordomo, les notificó.
Ambos comieron en silencio, el sonido de los cubiertos era lo único que podía escucharse, al terminar, Suzie se levantó de la mesa.
—Cariño, iré a dormir. Nos vemos mañana.— Le dió un beso en la mejilla y salió del comedor. Él siempre se quedaba unas horas trabajando y ejercitándose por lo que no se le hizo extraño.
Cuando dieron las 11 de la noche se fue a dormir, con la incertidumbre de lo que pasaría al día siguiente.
Su día comenzó cuando el despertador dió las 6 de la mañana, cuidando no despertar a su esposa hizo su rutina de aseo personal, después, fue a trabajar.
Dado que hoy tendría la reunión en el Moulin Rouge se retiraría temprano, pues tenía que alistarse para ir, además de estudiar detalles del plan de inversión.
Reviso todo lo necesario y partió de si oficina, al llegar al penthouse notó que estaba solo. Seguramente Suzie salió con sus amigas.
Tomando su tiempo, se colocó uno de sus trajes favoritos, su cabello con canas a los lados fue peinado hacia atrás, colocando uno de sus relojes de colección, dió una última mirada al espejo y contento con su reflejo salió rumbo al Moulin Rouge.
Al llegar, reconoció el lugar por el característico molino rojo en el techo, las luces rojas neón a su alrededor iluminaban la avenida y a toda la multitud que hacía fila para poder ingresar.
Acercándose a la entrada VIP mostró la invitación que le habían dado, una de las meseras le guío a aquella mesa que se reservó para la ocasión.
—Joseph, llegas justo a tiempo.— Stroheim saludó. Tomó asiento en una de las sillas que quedaban libres, pues aún faltaban invitados.
—Un gustó volver a verte Stroheim.— Prestó atención a la decoración, todo era dorado, rojo y negro. Un enorme corazón rojo enmarcaba el escenario, todas las empleadas del lugar vestían corsé y medias dejando ver sus esbeltos cuerpos.
Desvío los ojos de estas manteniéndolos en el menú. Él no era un hombre infiel, y no pensaba comenzar esta noche.
Cuando sus otros socios llegaron, ordenaron sus respectivos platillos, comiendo en un silencio agradable roto por alguna broma terminaron sus alimentos.
Sentando las últimas bases de la inversión, se concentraron en el espectáculo. Una chica de cabello rojizo bailaba al compás de la canción tocada por el saxofonistas, los chiflidos se escuchaban en todo el salón y ella sonreía levemente recibiendo aquellos halagos.
Cuando la canción terminó, la chica dió una ovación ante los caballeros que le aplaudían, después, abandonó el escenario.
—Ahora, apuestos caballeros. Démosle una cálida bienvenida a ¡Lady Marmalade!— La presentadora de cabello castaño exclamó con voz alegre.
—•—
Ahora sí se viene lo chido. Les dejo de tarea que vayan encontrando a los personajes a los que haré referencia.
Nos leemos está semana con los finales de Sicut Orationis y My Oh My uwu.
Lxs quiero mucho.
