Down in the street.

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—Entonces señor Joestar, para terminar  la asociación de nuestras empresas, quisiera invitarle a una cena en el Moulin Rouge. Mañana a las 9 de la noche, nos vemos.— Y así el inversionista alemán abandonó su despacho.

Joseph Joestar, dueño de la empresa de bienes raíces más grande de Nueva York acababa de tener la propuesta más extraña de su vida como empresario.

La compañía de inversionistas con la que tendría una reunión había decidido realizarla en el cabaret más conocido entre la élite de magnates de la ciudad.

El Moulin Rouge tenía la fama de poseer a las bailarinas más sensuales, además de ofrecer un sistema de extrema confidencialidad para el cliente.

Y también era el lugar más extraño al que se le había invitado en una cena de negocios.

—¿Señor Joestar? El dueño de PillarMen le espera para su reunión en el restaurante Trussardi, el chófer está afuera.— Su secretaria, Mariah, le informó.

—Gracias Mariah.— Salió de su oficina, tomando aquel elevador privado llegó a la planta baja, y aquel compromiso no podía abandonar su mente.

Sus reservas sobre asistir a la reunión eran muchas, él, a su edad ya era demasiado mayor para ir a esos lugares.

Tenía cincuenta años, era un hombre de familia. Simplemente él no debería ir allí.

Cuando llegó al restaurante uno de los meseros le llevó a la mesa que previamente su asistente había reservado. Su socio y amigo, Wham ya le esperaba.

—Joseph, un gusto verte.— Le saludó el rubio.

—Lo mismo digo Wham.— Ambos ordenaron sus respectivos platillos y comieron en un agradable silencio.

Al terminar, hablaron de diversos temas relacionados con sus negocios, pero aún así, Wham notó su ensimismamiento.

—¿Joseph, estás bien?— Su amigo lucia preocupado.

—Tengo un dilema Wham. Stroheim, el socio alemán con el que estamos haciendo una inversión, me ha invitado al Moulin Rouge mañana por la noche.—Comenzó a relatar.

—¿Y cuál es el problema? Yo no le veo lo malo, no es como si fueses a acostarte con una chica. Son negocios.— Y él realmente tenía un punto.

—Si no quieres que Suzie se entere simplemente dile que irás a otro lugar.— Wham bebió de su copa de vino.

—El detalle es que algún paparazzi podría fotografiarme ahí, y si Suzie se da cuenta pensará lo peor.— Ante el comentario, su amigo reconsideró las cosas, pues ambos sabían el carácter de Suzie Joestar.

—No creo que eso suceda, además, ella confia en ti. Estás haciendo un drama por nada Joseph, mañana ve a esa reunión y no hagas ninguna estupidez.— Wham aconsejó. Joseph se dió cuenta de que estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua.

—Tienes razón, gracias por el consejo Wham.— Ambos se levantaron de sus sillas para abandonar el restaurante.

—Lo que sea para ti, Jojo. Nos vemos.— Wham subió al auto donde su chófer ya le esperaba y partió de ahí.

Regresó a su oficina y se puso a buscar a idear como le diría a Suzie a dónde iría mañana, y también para llamar a los diversos periódicos de Nueva York para pagar por su confidencialidad.

No planeaba hacer nada indebido con alguna bailarina, pero los medios tendían a manipular la información.

Una vez tuvo todo listo, salió de su oficina para regresar a su hogar, donde su esposa le esperaba.

—•—
Feliz cumpleaños a mi, y como regalo les traigo el "remake" de esta historia que originalmente empezó como un one shot.

La verdad es que es un regalo porque no sé cómo agradecer el apoyo que la dan a mis historias jajaja.

Espero lo disfruten. Lxs quiero.

Lady Marmalade «Josecae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora