The grey flannel life

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Epílogo.

3 años después.

El hombre caminaba lentamente por las calles de Nueva York, algunas personas le regalaban dólares o algunos centavos para sobrevivir el día sin imaginar que estaban ayudando a quien alguna vez fue uno de los mayores magnates del país.

Decidió sentarse con pesadez en frente de un negocio de electrónicos donde se mostraba a la que alguna vez fue su esposa de la mano de Rosas, su nuevo esposo con quién había fundado una nueva empresa de telecomunicaciones. Sonrió suavemente mientras miraba las imágenes en la pequeña pantalla, Suzie merecía ser feliz.

En alguna sección de sociales en un periódico que halló en la basura recuerda haber visto que  Sadao y Holy habían tenido a su pequeño Jotaro, a ese nieto que nunca conocería.

Había vendido todos sus bienes, vivió en hoteles de mala reputación hasta que un día simplemente se quedó sin dinero para comprar alcohol. Había tomado el camino de los cobardes, demasiado humillado por sus errores para pensar en una manera de arreglarlos.

De vez en cuando aún pensaba en Caesar. En esas noches donde bajo las sábanas negras se sintió el rey del mundo, recordaba las caricias que lo volvieron loco; un adicto esclavo de sus deseos carnales.

Lo había llevado a la ruina. Ese rubio con ojos verdes le había hechizado, le trastornó hasta un punto donde él olvidó su propia voluntad siendo dependiente de la adrenalina que le traía a su vida gris.

No había visto a Caesar desde ese día en el que lo ahuyentó de su departamento, supuso que por fin el joven había regresado a Italia dado el escándalo que se había hecho con su identidad. Intentó disculparse, intentó hacer cualquier cosa para tenerle a su merced.

Pero la voluntad de Caesar era fuerte y resistió a cada uno de sus intentos por contactarlo.

Rascó el rastrojo de su larga barba gris mientras seguía mirando a los transeúntes, todos ignorando al pobre vagabundo que solo podía lamentarse de no haber sido lo suficientemente cuidadoso.

Nunca en su vida imaginó que él, el gran Joseph Joestar, dueño de una gran parte de Nueva York terminaría viviendo en la calle, contando la historia de aquella quimera que le había trastornado, donde algún transeúnte se sentiría apenado y le daría algunos dólares para sobrevivir el día.

Ahora solo vivía de los recuerdos, de rememorar día y noche todo lo que vivió en ese endemoniado cabaret donde conoció el cielo y fue arrastrado al infierno.

Aún así, deseaba más. Siempre desearía más.

Fin.

—•—
Yup, ¿sabían que desde el principio fue mi plan dejar a Joseph como vagabundo?

Le intenté buscar maneras diferentes al final porque se me ablandó el corazón a media fic, pero realmente la manera en que planteé la historia no me dejó opciones, a menos no alguna que me convenciera.

Fun fact: esta historia no fue inspirada por la versión de Christina Aguilera, en realidad me basé en la versión de Labelle de 1974.

En fin, espero que hayan disfrutado esta fic. Y... ¡Nos vemos en Bad Romance!

La última parte de mi trilogía termina con Jonathan y Dio de la mano de Lady Gaga. Pasense por mi perfil que ya está disponible uwu.

Lxs quiero.


Lady Marmalade «Josecae»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora