La Cena de Navidad (Percabeth One shot)

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La cena de Navidad.

Nueva York estaba teñido de un blanco frío y puro, las aceras y casas estaban decoradas con cientos de imágenes de Santa Claus y renos, y el color rojo, blanco y verde se distinguía a metros de distancia.

Esta era la primera Navidad en la que Annie estuvo desocupada de la Universidad y pudimos pasar juntos.

Decidí llevar a Annabeth a dar un paseo corto por la ciudad, ya que si vagábamos mucho tiempo por las calles de Nueva York podríamos ser localizados por vendedoras con colas de lagarto o Santa Claus con cuatro brazos.

Sí, eso era tan normal para mi.

-Sesos de alga, hey, cuidado -Annabeth me despertó de mis pensamientos, justo antes de que chocara contra un poste de luz.

Rayos, debería concentrarme.

-Entonces, srta. Annabeth Chase, ¿qué desea hacer en el mundo mortal? -sonreí, tratando de esconder mi emoción.

Digamos que tenía preparada una sorpresa.

Annabeth sonrió.

Dioses, ¿he dicho lo mucho que amo su sonrisa?
Sus hermosos ojos grises brillan cuando sonríe, y están esos hoyuelos que se forman al lado se sus mejillas...

-Estaba pensando en chocolate caliente y pastelitos, Percy, y luego sólo caminar hasta tu casa, para la cena -otra hermosa sonrisa al estilo Annabeth Chase.

-Me parece perfecto.

...

Llegábamos a mi casa tomados de las manos, y sentía como miles de millones de abejas revoloteaban en mi estómago.

¿Por qué la gente las llama mariposas?

Ya no sentía mis brazos, y no necesariamente era por el frío.
Esperaba que Jason no haya cometido una estupidez, que Tyson no se hubiera olvidado del regalo, y que Leo... no se comportara tan Leo.

-Sesos de Alga, estás sudando, ¿va algo mal? -Annabeth juntó sus cejas como cuando leía algo en español, tratando con todas sus fuerzas de comprender lo que tenía al frente.

-N-no, nada, listilla, sólo entremos -saqué las llaves de mi bolsillo, y se cayeron 3 veces antes de poder abrir la puerta.

Cuando entramos, pude sentir el aroma del pavo cocinándose, las galletas y los pasteles.
Vi a Calipso tejiendo algo en un sofá, junto a Leo, que estaba enredado entre la lana que sostenía para Calipso. También estaban Piper y Jason, que estaban ayudando a mamá con la cena. Bueno, al menos Piper lo hacía, Jason estaba comiéndose a escondidas el relleno.
Tyson estaba haciendo algo con las manos, parecido a un diminuto caballo de plata, y Ella estaba junto a él, leyendo un libro.
Hazel y Frank decoraban el árbol con los pocos adornos que quedaban, pues mamá ya lo había armado anteriormente.
Y al final, Paul y... no, dioses, no.

-¿Papá, qué rayos haces aquí?

Poseidón, en su forma humana, se encontraba sentado al frente del sillón de Paul, mientras él leía el periódico.
O, al menos, lo intentaba, pues sabía que papá no era de su agrado, y a Paul le molestaba la forma en la que mamá lo veía.
Celos, lo llamo yo.

-Vine a pasar Navidad con mis hijos favoritos, Perseus. Sólo... no se lo digas a Tritón -guiñó un ojo y sonrió.
Llevaba una ridícula camisa hawaiana con estampado de árboles de navidad (En serio, ¿dónde las conseguía?), unas bermudas beige y unas zapatillas para playa.
Estaba helando afuera pero mi padre iba vestido para un día de verano.
Annabeth hizo una mueca, y susurró en mi oído: Tengo un mal presentimiento sobre esto.
Sí, yo lo tenía también.
...
Terminábamos de cenar, y gracias a los dioses no habíamos tenido grandes problemas (excepto por Leo, a quien se le cayó la mantequilla encima).
Fue una buena cena, y todos terminamos riendo y satisfechos, hasta papá, aunque no sabía por qué había comido si lo único que necesitaba era Néctar y Ambrosía.
Por otra parte, ya había llegado el momento.
Tyson me entregó la cajita de terciopelo azul, Piper se acercó con unas rosas, y utilizó un poco de charmspeak para calmarme.

-¿y si dice que no, Pipes? -Piper me dio una sonrisa inocente.

-No creo que eso sea posible, Perseus Jackson -salió de la habitación para dirigirse al salón, donde todos se encontraban conversando.

Respiré profundamente y exhalé por última vez, antes de salir al salón.

-Eh -me aclaré la garganta. Todos giraron hacia mi- Yo, chicos, eh... Yo... -tartamudeé- Tengo una pregunta importante que hacer.
Me acerqué a Annie, que estaba sentada junto a Pipes, quien me miraba con complicidad.
Sentí el aire turbio, y mi corazón jamás había latido tan rápido.
Mentía, sí lo había hecho.
Mi corazón latía como sólo lo hacía con Annabeth.

-Annabeth Chase -me arrodillé, y vi como el sonrojo subía a sus mejillas. No me importaban los demás, en ese momento eramos ella y yo- Annie, yo... Sabes que no soy bueno en esto de los discursos, así que lamento si esto no llena tus expectativas. Annabeth, eres mi mejor amiga. Mi primera y única mejor amiga. Me enamoré de ti hace muchos años, y no lo supe hasta que te arrebataron de mi. Nunca me sentí tan vacío y perdido que cuando te separaron de mi, y fue ahí cuando me prometí que, si tenía la oportunidad, me quedaría contigo siempre, sin importar cuán mal estuviera la situación -Sentía un nudo en la garganta, y vi como sus ojos empezaban a brillar. Me obligué a seguir- Perdí la memoria, pero tú eras lo único que recordaba. Tal vez porque no estabas en mi memoria... Tú estabas en mi corazón. Y nadie podrá sacarte de allí, ni siquiera los dioses. Mi punto es, Annie... -vi como una lágrima rodaba por sus mejillas- Es que te amo, y lo haré por toda la eternidad. Probablemente cuando elija renacer, y tú lo elijas también, me enamoraré de ti de nuevo. Porque en lo único que creo, es que estamos destinados a estar juntos -abrí la pequeña cajita, donde se encontraba el anillo que Tyson había hecho para ella. El anillo estaba hecho de oro imperial, y podía convertirse en una daga cuando ella estuviera en peligro. No podría perderle, pues regresaría a ella, justo como Contracorriente conmigo- Sé que te lo propuse cuando teníamos 12, pero quiero hacerlo oficial ahora. Annabeth Chase, ¿te casarías conmigo?

Un segundo.
Dos.
Tres.
Los tres segundos más largos de mi vida, antes de escuchar:

-Claro que sí, Sesos de Alga.

Annabeth me rodeó con sus brazos y me sorprendió con un suave beso.
Escuché los aplausos, y a mamá llorar por alguna parte.

Ella había dicho que sí.

One Shots Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora