-Buen día Aizawa.
-Hola.
Así, simple y sin tanta emotividad, comienzan mis mañanas. Aún así no es que vaya a quejarme, estoy acostumbrado a ellas, papá también. Por ello, en silencio ambos disfrutamos de nuestra compañía mientras bebemos nuestra primera taza de café del día.
Pronto él se levanta para dejar la taza en el fregadero, donde yo la lavaré junto a la mía, como todos los días, él sabe que lo haré y ya no me molesto en quejarme.
A mis 19 años, Aizawa ha sido lo más cercano a un familiar que he conocido, me sé de memoria la vieja historia, aquella de que mis padres fueron grandes antropólogos pero en un trabajo de campo sufrieron un accidente, mi tía la que en ese entonces era novia de Aizawa tomó mi custodia. Aunque me lo cuenten, no puedo decir nada, ya que todo eso ocurrió cuando apenas era un bebé. Y, si no fuera por las fotografías de la sala, tampoco conocería a mi tía.
El destino es caprichoso, hace más de una década que el cáncer se llevó a esa mujer de cabello lavanda como el mío, aunque sus ojos negros brillaban llenos de vida, muy distintos a los míos, que comparten la misma coloración que mi cabello y carecen de esa chispa que logro distinguir en los suyos, en esas fotografías, la única evidencia de que alguna vez, Aizawa fue un hombre enamorado o algo parecido.
-Si sigues soñando despierto llegarás tarde.
-Ah, sí, ya voy.
Dejo el cuadro que sin pensar tenía en mis manos, es usual perderme en esos pensamientos. Pero la vida no espera, debo irme a la universidad, quizás no tengo el afán de estudiar lo mismo que mis padres o volverme un "empresario" como mi padre adoptivo, pero la psicología llamó mi atención desde siempre. Quizás si la estudio logre comprenderme y entender la demencia de esta sociedad.
Los viajes en auto con mi padre suelen ser silenciosos, cómodos sería otra forma de definirlos, al menos no voy en un tren lleno de gente, que nunca piensan en lo molesto que puede ser escucharlos hablar sin fin. Pero la tranquilidad termina cuando llegamos y debo bajar de su auto. Ni siquiera mi gruesa bufanda de lana es capaz de darme calor suficiente, es por ello que no me gustan las mañanas de invierno.
-Te veo en la cafetería.
-Ok, llegaré temprano.
-Ok.
Él arranca y se marcha, sin más remedio debo caminar hacia el campus, no me desagrada estudiar, tampoco me cuesta aprender, mi único problema es tener que convivir con tantas personas en un mismo espacio.
Mas al analizarlo, la universidad es simple, es solo cuestión de prestar atención, evitar los grupos conflictivos y fingir que soy una partícula de oxígeno dispersa en el aire circundante, sí, si te lo propones puedes ser invisible.
Las mañanas pasan, a veces las siento tan veloces que no logro seguirles el ritmo, otras, pasan tan lentas que puedo dormir en mi asiento mientras la voz del viejo maestro del último curso pareciera arrullarme.
Después de entregar mi ensayo sobre los desórdenes alimenticios y su relación con la autoestima, mismo que disfruté de hacer en soledad debido al número impar de alumnos que somos en mi sección, por fin salgo de esa jungla.
No soy tan observador como para distinguirlos a todos, ni siquiera recuerdo a todos mis compañeros y eso que ya vamos en el segundo año de la carrera.
Por los pasillos del área común los veo pasar, algunos tan enérgicos y agresivos, como Bakugo, el capitán del equipo de fútbol americano. Otros, populares siempre rodeados de gente que sonríe a su alrededor tratando de llamar su atención, como ese chico de peculiar cabello de dos colores y su grupo.Y, otros como yo, retraídos en nuestros propios mundos. Algunos van a sus hogares, otros a centros comerciales a divertirse o algo como eso, y yo, bueno debo ir a trabajar.
La vida puede ser tan diferente para todos.
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Mi chico con aroma a café [ShinDeku]
FanficFuiste una bofetada directa a mis sentidos, un chico con aroma a café. [ShinDeku] Los personajes no me pertenecen. BNHA es propiedad de Kohei Horikoshi. Actualizaciones lentas, capítulos cortos.