05 •Frío

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Finalmente hemos terminado de instalar el escenario en la cafetería, Aizawa dijo que buscará algunos grupos pequeños de Jazz y Blues que quieran tocar los viernes.

Escucharlo hablar con Yamada sobre ello me ha dado una idea, una idea para acercarme a ti, Izuku, claro, si mi búsqueda en control académico de la universidad fuera infructuosa.

Esa noche trazo un plan completo, haciendo uso de las nuevas conexiones cognitivas que he formado al ir conociendo poco a poco tu rutina, trato de predecir cada minuto de la próxima tarde; lo que pedirás, el tiempo que te lleva terminar tu café con leche y el segundo exacto en que podré acercarme a ti. Todo está completo en mi cerebro.

La música, la universidad o incluso el café con leche, no importa cuál sea, pero deseo que algo de ellos me ayude a acercarme a ti.

Con una sonrisa boba termino por dormirme, cosa que ahora me gusta mucho más que antes pues tiendo a soñar con tu esponjosa cabellera verde y las constelaciones de pecas que adornan tu rostro.

La fase Rem del sueño, me permite de nuevo ver tus lindos ojos verdes cerca de los míos, me pierdo en tus iris esmeralda mientras mis manos comienzas a conocer tu epidermis...

Luego, el brillo de una tarde, un escenario menos candente que el anterior, el parque, los niños y una hermosa melodía, un sueño menos lujurioso y más cargado de emociones que potentes siento que llenan mi corazón.

Pero todo termina cuando de nuevo suena el despertador, celoso de nuestra pequeña aventura de amor al compás de los acordes de tu vieja guitarra, que en la realidad no he tenido el placer de escuchar, me hace levantarme.

Una vez más nuestra rutina diaria, una taza de café con mi padre, lavar nuestras tazas y salir hacia el auto.

Una vez en la universidad despedirnos, y luego verlo marcharse a la cafetería donde más tarde podré ver de nuevo al dueño de mis suspiros.

Es solo una mañana más en la universidad, en el corto trayecto de la entrada a mi salón de clases, me permito analizar la extraña conversación con Aizawa, aún no digiero que mi padre haya disfrutado de charlar conmigo, también que haya mencionado tantas veces el nombre de su "amigo" en la misma conversación, pero aún así, creo que lo entiendo... Cuando una persona está tan incrustada en tu hipocampo, es difícil sacarla de tus pensamientos.

Por ello los míos han estado teñidos de un hermoso color esmeralda, que desaparece al toparme con el mar de lava andante, con quien menos debía hacerlo.

-¡Fíjate en tu camino Maldita escoria!- me toma unos segundos recomponerme de haberme estrellado con esa masa de músculos.

-Katsubro cálmate ¿Estás bien?

-Sí, disculpen- hago una reverencia y procedo a marcharme, no soy tan idiota como para quedarme, agradezco a Kirishima quien es parte del mismo equipo que Bakugo, quizás el único al que el rubio cenizo - o bomba de testosterona- escucha.

Los oigo discutir, el pelirrojo tratando de calmarlo y el capitán del equipo de fútbol americano exclamando la forma más probable en que moriré.

Suspiró al finalmente llegar a control académico. No es buena idea hacerse de enemigos, mucho menos si es uno tan irascible y poco racional como él.

-Buenos días ¿te puedo ayudar en algo? - la voz de la regordeta mujer pelicastaña me hace reaccionar.

-Sí, buenos días... Necesito información sobre un compañero.

-¿Sí? ¿Por qué, la necesitas?- Curiosa me observa pensando en las posibles razones, mientras mi corazón late apresurado y mi cerebro grita por encontrar una rápida solución.

-Perdón es que el profesor de análisis cognitivo II me indicó que le diera un mandado del curso a un compañero enfermo, pero yo no lo conozco, y no pude negarme.

-... Ya, comprendo. Él es algo atemorizante, no te preocupes lo buscaré para ti ¿cómo se llama el joven?

<Diablos... Que alivio> sin cambiar mi semblante me permito relajarme.

-Midoriya, Izuku.

-Okey- luego de teclear su nombre, la veo dando clic en diferentes ventanas... Mi relajación se esfuma al ver como frunce el ceño... Mis esperanzas desaparecen cuando le veo el rostro compungido.

-¿Sucede algo malo?

-Lo siento mucho, deberás preguntarle de nuevo el nombre de tu compañero, el que mencionaste no está matriculado en esta universidad... Y, a menos que estudie en otra ciudad, no es un estudiante universitario.

<¡¿Qué?!>

-... Comprendo, gracias señorita.

Ella me sonríe, mas el gesto está lejos de brindarme alivio. No pensé en esa posibilidad ¿por qué no está en la universidad?

Digo... No se ve mayor... Tampoco que sea de secundaria o la prepa.

Es en ese instante en que mis cavilaciones me llevan a comprender que sé prácticamente nada sobre él, excepto el nombre que Yamada se encargó de preguntarle.

Las horas de clase pasan tan abstractas para mí, tanto que salgo igual a como llegué esa mañana, sin una pizca de conocimientos. Preocupante, ya que la otra semana debo realizar mis evaluaciones.

En automático llego a la cafetería, al menos verte me alejará de la preocupación y el desasosiego que me causa el no saber nada más que tú nombre.

Quién diría que esa tarde no llegarías... Ni la siguiente.

Una semana después de tu ausencia, comienzo a sentir el verano tan frío como nunca lo ha sido.

<¿Izuku volverás a la cafetería?>



Mi chico con aroma a café [ShinDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora