una de tantas

665 36 5
                                    

POV Flavio

Me fijo en mi móvil y veo que son las 18:30, Samantha estará al llegar.

Quería quedar conmigo para hablar y "solucionar" las cosas, no sé cómo saldrá esto pero no pinta nada bien.

A veces me canso, me canso de que sea tan controladora, tan celosa. Pero en parte la sigo queriendo, es la única chica que me ha hecho sentir algo más, aparte de un lío.

La veo llegar por el principio de la calle, va preciosa, vaya, como siempre. Se acerca a mí y me sonríe levemente, haciendo yo también lo mismo.

- Hey, ¿qué tal? - Me pregunta la rubia de ojos claros.

- Bueno, pues aquí.

- ¿Podemos hablar de lo que pasó?

- Em, sí, supongo.

- ¿Qué hiciste con ella? Y no me mientas, Flavio.

- Joder, que no hice nada.

- ¡Estábais los dos solos en su casa! ¿Y me vas a decir que no es nada?

- ¡Es que no es nada, Samantha! ¡Estoy hasta los huevos, enserio!

Ella me mira con los ojos llorosos y algo asustada por haberle contestado con la voz alzada. No aguanto más, y sin querer grité, tampoco quería hacerlo. Sé que a lo mejor intenté algo con Anaju, pero si hubiera avanzado más, lo hubiera frenado antes, era solo para ver su reacción.

- Lo siento... - La miro atentamente y acaricio su mejilla.

Ella niega y me abraza. Joder, en el fondo me siento mal, en parte quiero dejarla, pero con la situación que tiene no quiero dejarla sola.

Le acaricio suavemente su pelo rubio que siempre tiene tan sedoso, ella alza la mirada y me mira acariciándome la barbilla.

- No vamos a dejarlo nunca, ¿verdad?

Trago un poco de saliva y niego a ritmo despacio.

- No... nunca. - Intento que mi tono de voz no parezca dudoso, no sé cuanto voy a seguir con la mentira de que estoy en la relación perfecta.

Hace tiempo que llevamos pasando esta racha, discusiones y celos. Admito que a veces también he sido celoso con ella, menos, pero lo fui. Supongo que el karma existe y me está pegando en la cara.

- ¿Sabes...? Mi madre está mejor. - Me dice la rubia, haciendo que salga de mis pensamientos y la mire. Asiento despacio con una leve sonrisa.

- Me alegro mucho, Samantha, ya verás como se pone bien al fin.

Su madre está enferma de algo muy raro, exactamente no sé el nombre de la enfermedad, pero tiene temporadas.

Su padre las abandonó a ella y a su madre, dejándolas totalmente solas y sin ingresos.

Sam empezó a trabajar en una tienda de ropa por las tardes y en un pub por la noche, el trabajo que le ha permitido su edad. Al menos le llega para comer.

Me da bastante pena, y sé que soy lo único que le queda, ya que Ariadna solo está para las buenas, y ella tampoco se ha esforzado en tener más amigos.

Acaricio suavemente su mejilla para hacerle ver que estoy ahí, ella sonríe y me da un pequeño beso en los labios.

Trago saliva al escuchar mi móvil, lo saco un poco del bolsillo para ver en la pantalla el nombre de la persona que me había hablado. Era Hugo.

Hugo: Ey tío, he hablado con Gèrard para hacer un bote a las 21:00 con la clase, te vienes??

Miro a Samantha, ella asiente y saco mi móvil.

Angelito de cristal | Flavio & Anaju. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora