comienzos

1.2K 33 3
                                    

POV Anaju.

Me mantengo en mi sueño cuando de repente un ruido molesto lo interrumpe, procedente de mi despertador, joder, no puedo creerme que ya sea septiembre, y justo el día en el que entramos al instituto.

Me levanto sin mucho entusiasmo y me estiro soltando un leve bostezo, para luego rascar mis ojos y caminar hacia mi armario.

Lo abro, dios, está hecho un desastre... A ver, Ana Julieta, ¿dónde dejaste los vaqueros?

Empiezo a rebuscar entre las miles montañas de ropa que había entre ese armario que parecía infinito, hasta que al fin encuentro los deseados vaqueros. Anchos, cogidos al tobillo y de color claro, perfectos.

Agarro también una camiseta básica de rayas, un regalo de Eva de mi 16 cumpleaños, como no, no pueden faltar las rayas en un regalo suyo.

Salgo de mi habitación sin ver a nadie por los pasillos, así que supongo que mi madre estará ya en el trabajo de hace rato.

Me dirijo hacia mi baño, entro, me desnudo dejando mi pijama sobre el montón de ropa sucia de la esquina, entro y me ducho con algo de prisas.

Salgo de la ducha enrollada en una toalla, a lo que comienzo a vestirme para irme.

Me dirijo hacia el salón bajando las escaleras apresuradamente, agarro mi mochila, me coloco las gafas y salgo de casa, no sin antes coger unas galletas para el camino en el autobús.

Me paro en la parada, atenta por si pasa el bus número 8, que era justamente el que me dejaba en la puerta del instituto.

Tras esperar unos 2 minutos, llegó y me subí sentándome en el asiento junto a una ventana, dirigiéndome hacia mi destino.

POV Flavio.

Cuánto tarda esta chica... dios mío.

- ¡Samantha! ¡Sal ya, joder! - Decido alzar la voz para que me escuche desde su ventana, a lo que ella se asoma por mis gritos, y empiezo a pitar el claxon.

- ¿No entiendes el puto "voy" o qué? ¡Tú cómo siempre! - Dice ella con algo de enfado por las prisas que le metía, pero siempre por su culpa llego tarde y no me gusta nada comerme sus broncas.

Vuelvo a pitar el claxon, y al fin, veo como abre su puerta y sale dirigiéndose hacia mí.

Inclino mi cabeza levemente hacia ella y le dejo un pequeño beso en los labios, extendiendo también un casco de moto negro.

Ella lo coge, se lo pone y se sube sin dirigir palabra, genial, ha vuelto a enfadarse.

Noto como sus manos me rodean hasta dejarlas en mi abdomen, arranco, y me dirijo hacia el instituto, sin tener ni idea de lo que me encontraré cuando llegue.

Angelito de cristal | Flavio & Anaju. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora