creo que le quiero

367 17 2
                                    

POV Anaju

- Nos hemos liado. - Le digo a mi amiga Eva a través del teléfono entre risas, a lo que ella ahoga un grito y se queda en silencio.

- ¿¡CÓMO!? - Me río más ante su reacción, y oigo como de fondo se oyen las risas de Hugo y diciéndole que se calmara. - TÍA, YA PUEDES IR CONTANDO TODO, DESDE EL PRINCIPIO.

- A ver... Vi a Rafa liandose con una, me fui al callejón de emergencia y me siguió, me consoló y nos liamos, ya está.

- ¿PERO COMO QUE YA ESTÁ? QUE TE HA METIDO LA LENGUA HASTA LA CAMPANILLA FLAVIO, ANAJU, FLAVIO.

Me sigo riendo a carcajadas. - Eva, por favor, que no ha sido nada raro.

- Yo flipo con lo tranquila que estás.

- ¿Cómo quieres que esté, flipada?

- Pues chillando y dando saltos.

Lo que ella no sabe es que así entré yo anoche a casa, ilusa.

- ¿Y te has aclarado o todavía no?

- Creo que le quiero, bueno, eso lo tengo claro.

- Qué bonitos, quiero llorar.

- No te quejes de bonito que tienes una relación que ni netflix, guapa.

- Cállate. - Se ríe a través de la línea.

- Eso Anaju, que no para de quejarse. - Dice Hugo alzando la voz.

- Anda, mira. - Me sigo riendo sin parar y escucho como le da una bofetada en la pierna, a lo que responden con risas.

- En fin, te dejo disfrutar de tu día romántico.

- Llámale, no seas tonta.

- Calla, no me des la tabarra, adiós anda.

- Adiós guapa.

Cuelgo a mi amiga y dejo mi móvil sobre el escritorio, ¿le llamo?

A lo mejor está mal con la resaca y está dormido, ¿le llevo desayuno?

Buf, no lo sé, no paro de dudar.

Creo que lo del desayuno sorpresa podría ser buena idea.

Me dispongo a bajar a la cocina y preparo unas tortitas, que luego meto en una fiambrera. La meto en mi bolso junto dos zumos y salgo de allí.

Camino rumbo a casa del moreno, y al llegar, timbro.

Me abre él, sin camiseta y con el pelo despeinado, sin gafas y, también, con los ojos hinchados. Vaya fantasía.

- Ey. - Me dice adormilado para después dedicarme una sonrisa.

- Ey, te he traído esto. - Le enseño ambas cosas, él se acerca para besar mi mejilla y me permite el paso.

- Siéntate por dónde quieras.

Paso a su casa y dejo mi bolso en la mesa, dejando la fiambrera y los zumos también en la misma.

Me siento en el sofá y se sienta a mi lado.

- ¿Dormiste bien?

Asiento sonriendo leve.

- ¿Tú?

- También, aunque tengo una resaca de la ostia.

- ¿Te acuerdas de algo de ayer...?

- Eh... Sí, creo, levemente.

Joder, lo que me faltaba, que me besara borracho. Bueno, en parte, los borrachos dicen la verdad, ¿no...?

Angelito de cristal | Flavio & Anaju. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora