no lo entiendo

194 17 0
                                    

POV Anaju

Han pasado varios días desde la obra de teatro, y nuestra relación no paraba de incrementar.

Exactamente no sé qué es lo que siento por Flavio, solo sé que le veo y la sonrisa tonta se asoma al segundo. Y ojalá siga así.

Me levanto del sofá de mi salón tras terminarme un capítulo de Stranger Things.

Me la estoy viendo por... ¿Cuarta vez? Ni idea, pero es que me encanta.

Hoy decidí quedar con Eva para ir a comer al Burger, ya que por la tontería de pasar tanto tiempo con Flavio y ella con Hugo, hacía mucho que no quedábamos, y hoy toca.

Recojo un poco el salón para que mi madre se lo encuentre limpio cuando vuelva de trabajar, no quiero que haga más esfuerzos de los que ya hace.

Entro al baño descalza como de costumbre y me desvisto para entrar en la ducha.

Enciendo el agua caliente y me quedo allí durante un rato, viendo como el vaho inunda el baño y empaña el espejo.

Salgo al rato, de todas formas tampoco tenía prisa.

Me empiezo a secar el pelo con el secador y me paso el cepillo por los mechones para que tenga menos volumen, ya que casi siempre parezco un león y no hay manera de hacer nada.

Decido hacerme dos trenzas boxeadoras, para ir cómoda.

Me dirijo a mi habitación enrollada en una toalla y me pongo mi ropa interior.

Después, una camiseta simple junto con una sudadera gris, y un pantalón vaquero algo ancho de color claro.

Me pongo mis bambas blancas y me dispongo a salir de casa, no sin antes coger mi móvil, cartera y las llaves.

Camino por las calles de mi barrio. El Burger no estaba muy lejos, y como Eva vive cerca, decidimos hacer encuentro a mitad del camino.

Sigo caminando hasta que veo un brazo alzarse y una mirada sonriente puesta en mí. Sonrío al verla y me acerco a abrazarla.

- Cuánto tiempo, cerda. - Comenta riendo mientras me aferra a sus brazos. Es algo más alta que yo así que mi cabeza siempre se queda en sus hombros.

- Es que no te separas del rubio ni para cagar, mi niña.

Carraspea riendo y me mira incrédula.

- ¿Perdón?

Yo me río de vuelta y alzo las manos haciéndome la inocente.

- Lo siento, lo siento.

Seguimos riendo y me agarra la mano, como siempre hacíamos.

- Va, que tengo un hambre que me voy a morir. - Me quejo riendo y caminamos juntas hasta el restaurante.

Al llegar, Eva empuja la puerta, y yo me río a escondidas hasta que se de cuenta que justamente arriba suya pone "tirar".

Alza la cabeza y lee el cartel, riéndose de ella misma, y yo rompo a reír también a carcajadas.

La abrazo por detrás aún entre risas, sin necesidad de hablar, y andamos hacia la fila, sincronizando nuestras piernas para que ninguna se tropiece.

- Yo creo que me voy a pedir una de pollo. - Mi amiga señala el cartel que tenemos enfrente.

- Venga, pues yo la misma.

- Qué copiona. - Ríe y nos acercamos al dependiente.

Pedimos ambos menús y nos dirigimos a una mesa apartada.

Eva y yo siempre hemos tenido la costumbre de sentarnos en las esquinas del Burger, no sabremos nunca por qué, pero es el mejor sitio siempre.

Cada una coge su respectivo menú, y yo abro el papelito para echarme la salsa y las patatas junto a la hamburguesa.

Le doy un mordisco y miro a mi amiga mientras ella también muerde.

- ¿Con Hugo bien? - Pregunto tras tragar y mi amiga asiente ilusionada. Parecía que estaba esperando a que le preguntara.

- Estoy pilladísima, y encima me pidió salir de una manera preciosa.

Les tengo envidia. No envidia porque son Hugo y Eva, que puede que también, sino porque ojalá me pidieran a mí salir así y que saliera tan bien como les sale a ellos.

Y la verdad es que estoy ilusionada ahora mismo, pero después de mi última relación no sé si saldrá bien, y todo es una caja de sorpresas.

Después de varias mordidas a mi hamburguesa, sonrío.

- Pues me alegro mucho, enserio.

- ¿Y tú con Flavio? Se le ve pillado.

- La verdad es que bastante bien, no sé, le quiero mucho.

- Pues a ver cuando te pide salir, yo eso no me lo pierdo. - Añade riendo.

- Sí hombre, de espectadora si quieres también. ¿Nos traes las palomitas, las flores...? - Comento irónica para después reír.

- Obviamente. - Vacila.

- Gilipollas eres. - Sigo riendo hasta que acabo mi hamburguesa y procedo a beber del refresco.

- Nah, es broma, me alegro mucho. Aunque ten cuidado, no quiero imaginarme que Rafa o Samantha hagan alguna de sus trastadas.

- Pues ojalá que no. - Bebo. - Rafa no ha vuelto a hablar conmigo desde lo de la fiesta, ni se ha dignado, vaya.

- Porque no tiene huevos, Anaju. Sólo te quería para lo que te quería, e hizo todo el lío ese para alejarte de Flavio y que te fueras con él.

- Ya... Vaya capullo. - Ambas asentimos tras el comentario. - Yo sinceramente paso, que haga lo que le de la gana.

- Pega con Samantha. Dios los cría y dios los junta. - Eva alza su dedo índice mientras ríe y yo asiento.

- Vaya bomba, chaval. - Abro un segundo de más los ojos riendo y limpio mi boca con una servilleta.

- Literalmente. - Mi amiga ríe también y recoge sus cosas junto con las mías, nos levantamos y las echamos en el "Gracias". -Para qué llamarlo simplemente papelera-.

Salimos del restaurante.

- ¿Te apetece ir a algún sitio?

- Pues... Si quieres, llama a Hugo y vamos a casa de Fla.

- Eh, planazo. - Eva ríe mientras asiente y le manda un whas a su novio, quién no tarda en responder con un "sí".

Nos sentamos en un banco a esperar al rubio de ojos verdes mientras ambas miramos el móvil, enseñándonos fotos que vamos viendo en Twitter.

- Mira las niñas más guapas de todo Madrid.

La voz del chico cordobés nos sobresaltó a las dos, y yo me río ante su comentario.

- Ella sí. - Le doy dos besos al rubio y me los corresponde, luego va hacia Eva y le da un pequeño beso.

- Hey, nene. - Sonríe como una niña pequeña y nos levantamos del banco.

- ¿Vamos yendo?

La pareja asiente ante mi propuesta y caminamos hacia la casa de Flavio.

Cuando llegamos, me pongo delante y llamo al timbre, pero para mi sorpresa, no es Flavio el que abre.

- Uy, hola Anaju. - Esa sonrisa burlona se posa en mí con intención de hacerme daño.

No entiendo nada.

Angelito de cristal | Flavio & Anaju. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora