Capítulo 2

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Estoy jodido

Donghae se detuvo en seco, mirando a aquel hombre, quien al notarlo ahí lo volteó a ver.

Y casi podía jurar que trataba de matarlo con sólo posar esos letales ojos negros en él.

Le heló la sangre.

—Camina— le ordenó el guardia a Donghae, obligándole a seguir su camino. Fue guiado hasta el comedor, en donde se notaban claramente los grupos que había dentro de la prisión. Se formó en la fila para recibir su alimento del día que había visto preparar.

En esas condiciones, Donghae dudaba mucho poder sobrevivir los veinticinco años que había dictado el juez. Tomó su charola y caminó entre las mesas, buscando un lugar desocupado. Notó que los demás reclusos prácticamente lo violaban con la mirada, haciéndole sentir asqueado y sucio. Uno de los presos le llamó con un ademán, a pesar de su aspecto, era de los pocos que no le miraban lujuriosamente, así que se acercó a él, sentándose en la mesa.

—Así que tú eres el nuevo. — El castaño lo observó bien mientras le hablaba; un hombre joven, de cabello negro -el cual llevaba rapado de los lados-, ojos oscuros y un rostro muy bonito. Era muy atractivo. — Lee Sungmin — se presentó, extendiendo la mano.

— Lee Donghae — correspondió el saludo antes de empezar a comer.

—Eso lo sé— habló el otro mientras tomaba la cuchara— Eres el de hace un rato en la ducha— él se congeló... ¿lo había visto?— Sé lo que piensas, "esos tipos son unos cerdos", "¿por qué nadie me ayudó?" ¿No es cierto? Pues te lo diré de una vez, aquí cada quien cuida de sí mismo, así que no esperes benevolencia de otros.

—¿Entonces por qué me cuentas esto?

—Hay personas interesadas en ti— afirmó dando un sorbo a su vaso de agua— En este sitio, si no le perteneces a uno de los que mandan en este infierno, estás destinado a padecer cosas mucho peores que lo que te ocurrió en la ducha.

—¿Pertenecer? — inquirió con curiosidad— ¿Qué quieres decir?

—Con pertenecer me refiero exactamente a eso; Alcatraz se rige por pequeños grupos, muchos ellos sin importancia, como el grupito de los estúpidos religiosos, el de los chicos que se abren de piernas a cualquiera o el de los que se creen deportistas, entre muchos otros— hablaba con desinterés, pero en la siguiente parte habló con seriedad preocupante— Pero hay cinco personas a las que nadie se atreve siquiera a mirar a la cara, ni siquiera los guardias, tienen gran poder aquí por razones que se desconocen.

—¿Cinco?

Sungmin rascó su barbilla y asintió.

—Aunque hay dos de ellos de los cuales no debes preocuparte, uno de ellos fue mandado a confinamiento solitario hace unos meses por asesinar a varios reclusos y herir algunos guardias; en cuanto al otro, bueno, digamos que fue una de las víctimas del primero.

Donghae había dejado de comer, sólo se dedicaba a escuchar atentamente a Sungmin.

—Los otros tres están por ahí...— continuó, empezando a señalar uno a uno con la mirada— Ese tipo es Henry Lau, sólo aléjate de él, ese tipo tiene el grupo más grande de la prisión porque acepta a cualquiera y folla a todo lo que se mueve — dirigió su vista a otro lado— El de allá es Choi Siwon, a simple vista parece torpe, pero cuando se trata de su novio, puede hacer cosas horribles— hizo una pequeña pausa antes de mirar la mesa que estaba al fondo de la sala— Y por último, Cho Kyuhyun. Era un famoso boxeador así que es de tener mucho cuidado, aunque en mi opinión es un idiota.

Donghae asentía comprendiendo la monarquía de ahí.

—Entonces lo que estás diciendo es que para estar seguro aquí debo de pertenecer a uno de ellos.

Consume me | Eunhae | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora