Nos explicaron que era una de las posibilidades, que algo así podía pasar. Luego de la lesión cerebral traumática que tuve, existen diferentes consecuencias. Una de ellas, es mi incapacidad de mantener el equilibrio y el sentirme mareado, sin dejar de mencionar el no retener la orina, que es más allá de lo humillante.
No era tan terrible el diagnóstico de la Hidrocefalia, pues sabemos que tiene solución y que podría haber sido peor, pero aún así era una noticia desgarradora para mi, para todos. Debían operarme una vez más, y estoy muy cansado. La recuperación después de una cirugía es peor de lo que muestran en cualquier parte. Es complejo, y no quiero volver a vivirlo. Pero lo debo hacer. No me dejaré vencer. Aún cuando no tengo claro si algún día podré volver a hacer lo que amo —correr—, solo me enfocaré en ir un paso a la vez. Primero la cirugía, mejorar. Luego el resto se verá.
Me están preparando para entrar a cirugía, y es mi última oportunidad para ver a Soph y entregarle en lo que estuve trabajando anoche. Ella se quedó dormida en el sillón, y aproveché unos minutos para estirarme y tomar papel y lápiz. Aunque nadie lo dice, en el fondo todos lo sabemos.
Esta puede ser la última vez que la vea.
Puede que las cosas se compliquen y no salga de la sala de la operación con vida. Es el riesgo de estas cosas, sobretodo lo que tiene que ver con el cerebro. Es algo altamente complicado y difícil. Por lo mismo, le escribí una carta. Quiero que la lea una vez que esté dentro, y se aferre a ella con fuerza. Las mismas fuerzas a las cuales yo me aferraré por salir de ahí vivo.
—Soph —la llamo para que venga a mi lado—. Te escribí algo —digo apuntándole al papel doblado encima de la mesa—. Quiero que lo leas una vez esté adentro, ¿bueno?
Me mira con una expresión confundida, pero le indico que se acerque así puedo besarla con todas las ganas que tengo. Sus labios saben a gloria, al amor de mi vida. La amo tanto, tanto, que no se me ocurrió otra manera de decirle todo lo que siento que escribiéndolo. No soy tan bueno con los sentimentalismos, pero hoy me siento inspirado.
—¿Esto es una especie de despedida? —dice tomando el papel. Niega un poco con la cabeza mientras frunce el ceño.
La enfermera llega y nos indica que debo irme a pabellón. Me late el corazón con fuerza, esto me pone nervioso. Cualquiera en mi situación también lo haría. No tenemos mucho tiempo para perder, por lo que Sophie camina a nuestro lado por los pasillos.
—No creo que te estés despidiendo, ¿cierto? —dice indicando el papel—. Porque esto no es una maldita despedida, Maurizio. Nos volveremos a ver en cuanto salgas.
Su actitud me hace sonreír. Su determinación, su seguridad, su fuerza, todo eso me tiene completamente loco por ella.
—No lo es —miento un poco—. Solo necesitaba escribirte algo.
Llegamos a unas puertas en donde ella no puede pasar. Respiro profundo para hablar lo último.
—Dame un beso.
Soph se acerca y pega sus labios a los míos una última vez.
—Sono dependiente dei baci tuoi —digo al separarnos.
—Ay, te amo muchísimo, mi guapo Italiano favorito —dice, y estiro mi mano para secar una lágrima de la esquina de su ojo.
—Te amo muchísimo, preciosa. Nos veremos pronto, ¿si?
—Nos veremos pronto —asegura.
Sonrío y la enfermera tira de la camilla, moviéndonos a través de las puertas. Antes de que se cierren, logro ver a Sophie parada al otro lado, y escucho su voz.
—¡Amor! ¡Estaré aquí cuando salgas, contigo, una y otra vez!
No alcanzo a responder, pero espero que lo sepa. No importa qué pase, estaré con ella, una y otra vez.
Y es que así se lo escribí en la carta, llena de sinceridad. También de algunos errores y palabras tachadas, pero así son las buenas cartas.
«Soph:
Soy un hombre romántico. Quizás está en el hecho de que soy Italiano, somos conocidos por ser así. Pero quizás también está en el hecho de que estoy enamorado. Y cuando los hombres estamos enamorados, hacemos cosas que nunca nos imaginamos que haríamos. Loco, ¿no? El poder que tiene el sentir, el que alguien llegue a tu corazón.
Lamentablemente (quizás esto no es tan romántico, pero debo decirlo) la primera vez que te ví fui un gran imbécil, y no te puse real atención. Estaba cabreado con el mundo, y en ese tiempo solía reaccionar de maneras que no debía.
Sin embargo, cuando te ví nuevamente y realmente te puse atención... joder. Nos miramos por primera vez a los ojos, e inmediatamente me volví loco. Tus ojos, Soph. Mierda, son los ojos más lindos que he visto nunca. Y la forma en la que me expresas tanto con ellos, es lo que al comienzo me cautivó de ti. Luego, al conocerte mejor, me volvió loco tu forma de ser. Tu actitud, tu determinación, la manera en que demostrabas ser tan segura de ti misma, no importándote quién fuera yo o el resto del mundo. Aún lo haces. Aún conservas todo eso que me hizo ir a la luna y de vuelta por ti.
Hoy en día el contacto de nuestros labios se siente igual e incluso mejor que la primera vez que pasó. Y lo recuerdo bien, muy bien. Fue en la pista de Monza, aquí mismo en Italia. Tuvimos nuestra primera cita un poco improvisada, pero aún así tuve todo listo para que pudiéramos correr en la moto. Me gustaría decir que fue ahí la primera vez que sentí adrenalina a tu lado, pero estaría mintiendo. Maldición, Soph, la adrenalina la sentí desde el primer momento en que conversamos y me llamaste ''idiota'', con esa expresión molesta y tan encantadora tuya.
Entonces, quedamos en claro que fui un estúpido cuando nos conocimos por primera vez. Pero, estoy siendo honesto aquí, ¿no? Aquí va una verdad que quiero que sepas: en el fondo no me arrepiento de haberlo sido. Porque nuestra relación partió como parten muchas de las buenas relaciones. Esas de odio-amor.
Porque se transformó en amor. Un amor tan fuerte, tan real, que lo siento en cada parte de mi cuando estamos juntos. Incluso cuando hacemos algo tan simple como comer McDonald's hasta que nos duele la panza.
No sé si nos volveremos a ver, y eso es algo que puede pasar. No quiero que bajes tus esperanzas, porque sé que lo que también me gusta de ti es que crees. Crees en que lo malo pasa, que los días malos también terminan. Y mis días malos fueron cada vez menos una vez que te conocí. Sabes bien a lo que me refiero. Y estoy infinitamente agradecido por ello.
Agradecido de estar contigo, una y otra vez.
Y si pasan, y si estos putos días malos terminan, quiero que entonces nos miremos a los ojos, tomar tu mano izquierda y poner un lindo anillo en tu dedo anular. ¿Qué dices?
Vuoi sposarmi?
¿Te casarías conmigo, preciosa?
¿Me harías el honor de poder estar contigo, para siempre?
Y recuerda: you are my downfall, you are my muse. All of me loves all of you.
Ti amo tanto, amore mio. Sei bellissima, Soph.
—Maurizio».
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Nota: AAAAAAAAAH es que este capítulo se pasó de lo emotivo🥺 ¿Qué les pareció la carta? ¡Maurizio es todo un romanticón! 😍 Y se fijaron que por fin apareció la frase del título de esta secuela? "Contigo, para siempre" AAAYYY voy a llorar😭
Gracias infinitas por continuar leyendo, me hacen muy feliz. Espero yo también hacer lo mismo con ustedes (a pesar de todo el drama jeje) Besitos, Val.
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Contigo, para siempre. [#2]
RomanceContinuación de la novela "Contigo, una y otra vez". En esa pared de la azotea aún están escritos nuestros deseos... "Estar contigo, por siempre". "Estar contigo, una y otra vez. Para siempre". Han pasado casi 7 meses desde que Maurizio decidió irse...