El nacimiento

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La noche del 31 de julio, marcada por el frio de los fines del otoño y las incertidumbres propias de la guerra, Lily Potter se encontraba en una sala de San Mungo dando a luz a gemelos, primogénitos de la casa Potter; afuera de la habitación escuchando sus gritos, amenazas y maldiciones se encontraba su ya nervioso esposo, acompañado por sus 2 mejores amigos, que se debatían entre animarlo y burlarse de el por las altisonantes palabras de la pelirroja

Cuando una enfermera les dio el paso no dudaron un momento en correr hacia adentro, la encontraron en la cama sosteniendo dos pequeños bultos envueltos en mantas azul claro, se acercaron con cuidado para verlos; Lily sostenía con el brazo derecho a una niña muy parecida a su padre y en el brazo izquierdo a un niño muy parecido a su madre, Canuto los observo con atención durante un largo rato, observando como en la curva de su nariz se encontraba algo de la difunta Euphimia Potter y la pequeña barbilla de la niña le recordaba al difunto padre de Lily, pero no podría asegurarlo pues había convivido muy poco con el hombre

Todos se encontraban encantados con los niños que habían estado esperando con ansias, Sirius y Remus no cabían en la felicidad de poder conocer a sus ahijados, incluso si sostenerlos fuera una tarea atemorizante y los atentos ojos de la pelirroja les recordara a la tortura que era copiar en un examen cuando la tenían detrás; la bella estampa de una familia feliz que tan poco se veía durante esos años desastrosos; pero ese momento de felicidad pronto habría de acabar debido a las maquinaciones que en las sombras formaba un astuto mago

Una enfermera irrumpió en la habitación cargando un par de pequeños pergaminos con la finalidad de registrar los pocos datos faltantes de los niños que dormían apaciente en los brazos de sus padres

-Astoria y Tobias Potter Evans, esos serán sus nombres


En una oficina de la torre principal del castillo, de forma circular con mesas llenas de baratijas que zumbaban y rechinaban en una melodía sin ritmo; un hombre y una mujer charlaban sobre las nubes que cubrían el cielo amenazando con una tormenta, cada uno sostenía un vaso a medio llenar con brandy, una bebida fuerte y ambarina que Albus Dumbledore añejaba a base de hechizos en una de las grandes repisas de su despacho. El vaso de la mujer carecía del licor en estado puro, era una mezcla de la bebida con una poción muy poco común, producida solo por una familia muy antigua en el norte de Polonia que la había usado por siglos para forzar sus propios dones adivinatorios

-Aquel que un gran poder carga sobre sus hombros ha nacido esta noche, madre magia y padre muerte sus llantos han escuchado y sus bendiciones le han otorgado; de un linaje guerrero y del ancestro que a la muerte logro esquivar, cuidado quienes se pongan en su camino, pues la sangre cubrirá sus manos y la destrucción marcara su camino; no se equivoquen quienes se creen con el poder para vencerle pues si su alma es llevada a la oscuridad el fin sobre nosotros caerá, aquel del gran poder ha nacido esta noche

Albus Dumbledore termino su bebida contento mientras la mujer caía desmayada, la tormenta comenzó a caer sobre el viejo castillo que resistía con igual vigor a la lluvia y a las maldiciones; la piedra detuvo su crujido y el bosque prohibido su susurro, porque un gran mal asechaba la morada de los jóvenes magos y aun pasaría mucho tiempo antes de que alguien pudiera detenerlo


El reconocido mago entro en la habitación como siempre luciendo una brillante sonrisa, que hacía que no muchos lograran descifrar las verdaderas maquinaciones de su mente; los 5 adultos y ambos pequeños le prestaron atención, claro que a tan notoria presencia no era fácil ignorarle. Ninguno de los presentes era capaz de imaginarse una vida sin el viejo director guiando su camino con su amplia sonrisa, ninguno podría imaginarse su destino sin la gran bondad que el hombre les había demostrado en sus momentos mas oscuros

-Mis muchachos, les traigo grandes noticias sobre el futuro de esta tan terrible guerra. Me alegra darles esta gran noticia en presencia de los pequeños

-Eso es excelente profesor, pero dígame ¿por qué ahora?

-Mi muchacho, los tiempos del destino son impredecibles. Esta noche me encontraba hablando con la profesora de adivinación, fui testigo de una profecía, una que marcaba el nacimiento de un bebe que tendría el poder para terminar con aquel que no debe ser nombrado

- ¿Usted cree que es uno de nuestros hijos profesor?

-Si mi querida, la profecía dio pistas sobre los padres del pequeño y creo que ustedes son los más cercanos, sino los únicos que cumplen estas condiciones

- ¿Cuál es la profecía?

-Aquel con el poder para derrotar al que no debe ser nombrado, nacido cuando el séptimo mes muere de aquellos que lo han desafiado tres veces, el señor oscuro lo marcará como su igual, pero tendrá un poder que el señor oscuro no conoce, aquel con el poder para derrotar al señor oscuro nacerá al morir el séptimo mes

La historia les había enseñado a los magos que hay cosas con las que no hay que jugar, pero Albus Dumbledore no había aprendido esa lección, ni en los muchos años que tenia de vida ni en las muchas atrocidades que había cometido, así que esa noche luego de cambiar la profecía y elegir al hijo menor, vio sin remordimiento como la pequeña era dejada de lado en favor del hijo marcado como el elegido para ser el héroe más grande de su época 

¿Quién es el elegido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora