En la tierra existen seres a los cuales se les otorgó el nombre de "mensajeros de la muerte". Estos surgen del mal karma acumulado en su última vida y su deber es ir recogiendo las almas de las personas cuando mueren.
Las almas sólo pueden ir a tres lugares: al reino de las sombras, al centro de la madre tierra o al paraíso.
En el reino de las sombras se encuentra la inmundicia. A este lugar son llevadas las almas corrompidas durante su vida humana, las cuales no pueden volver a reencarnar. Y que para hacerlo, deberán cumplir un largo castigo que restaurará su alma. Pero no todas las almas pueden ser restauradas y a estas se les condena a existir en las profundidades del reino de las sombras.
En el centro de la madre tierra las almas con buen karma son elegidas para volver al plano terrenal, pero sólo pueden reencarnar una vez cada 100 años. Su cuerpo terrenal será el mismo, pero sus recuerdos serán borrados y rara vez coincidirá con las personas que conoció en su vida pasada. Este tipo de almas no necesitan que las dirijan. Los mensajeros de la muerte tienen prohibido acercarse al centro de la tierra.
En el paraíso habita lo divino, aquellas almas que en tres reencarnaciones seguidas acumularon buen karma. De este lugar se sabe poco, porque las almas que entran, no vuelven. Y si lo hacen, nunca más podrán regresar.
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Wei Wuxian, un famoso cultivador en su época, mató a miles de personas durante su corta vida, pero también salvó inocentes almas que finalmente murieron bajo el yugo de la injusticia.
Sus decisiones que se balanceaban entre lo correcto y lo incorrecto, le dieron la oportunidad de restaurar su alma. Por doscientos años tendría que dirigir desafortunadas almas al reino de las sombras, asegurándose de que no vagaran por el plano terrenal, pero sí aceptaba, borrarían sus recuerdos.
Wei Wuxian, quien creía su muerte había sido un error, aceptó. Los siguientes años los pasó en la tierra, adaptándose a las épocas y cumpliendo con su deber como mensajero de la muerte.
Él, ni ningún otro mensajero de la muerte, pueden ser vistos o tocados por las personas comunes, ni siquiera por los cautivadores más poderosos, hacerlo, implicaría que su vida ha llegado a su fin. Sin embargo, para toda regla existe una excepción y si la persona en si, conoció al mensajero de la muerte en su última vida, podrá verlo, más no tocarlo o siquiera recordarlo, porque sus recuerdos también fueron borrados antes de reencarnar.
Cuando Wei Wuxian cumplió ciento noventa y nueve años se le ofreció la oportunidad de recobrar sus recuerdos. Y aunque sus memorias son confusas, sólo tiene un cometido: reencontrarse con Lan Wangji, aún si eso implica tener que llevarse el alma de su gato espiritual.
Lan Wangji, ajeno a su vida pasada, ha reencarnado por primera vez en cien años. Su alma, que roza lo divino, sólo necesita esa última vida de buen karma para ingresar al paraíso, pero su aburrido y justo modo de vivir como cultivador se verá alterado cuando Wei Wuxian aparezca una vez más amenazando con llevarse el alma de su gato.
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Karma [Wangxian]
FanfictionDespués de morir Wei Wuxian, Lan Wangji no encontró fragmento de su alma o parte de su cuerpo. El resto de sus años de vida los pasó entre el luto y los recuerdos. Pero dicen que el karma que acumules en una vida, bueno o malo, lo llevarás en la sig...