9 | Una hamburguesa.

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Jamie

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Jamie

—Ahora que la familia de Regi sabe de nuestro... Incidente policíaco —exhalé, mirando de reojo a Ciara, quien me devolvía el gesto con interés—. Ya ni cómo decir que no.

—Dímelo a mí —sonrió, supongo que intentando darme ánimos—. Ni siquiera sé qué hago aquí.

—Es cierto —fruncí levemente el entrecejo mientras una sonrisa se asomó por mis labios—. Tú ni siquiera tendrías que estar aquí, ¿por qué sigues viniendo?

—Para verlos —contestó con sencillez. Sonreí, Ciara es simplemente genial. Se está portando súper linda con Asher y conmigo, cosa que agradezco, porque últimamente hasta los chicos de nuestra edad, se alejan de nuestro dúo dinámico de desastres.

Bah, ellos se lo pierden.

Asher y yo no tenemos demasiados otros amigos, al menos en mi caso, porque él es el más sociable de los dos. Ironía de la vida: Él es el soltero.

Miré hacia enfrente, estaba sentada en una de las viejas mesas de Jerry's Dinner. A pesar de los años, debo admitir que las grisáceas sillas desplegables siguen siendo cómodas. Ahora que lo pienso, ¡ni siquiera me sentaba! Toda mi estadía en este lugar se basaba en los juegos, a menos que tuviera hambre, en ese caso siempre bajaba con mis papás para recibir algo de comida.

Encendimos el interruptor de las luces desde hace un rato porque, a pesar de ser de día, el hecho de que sea un lugar cerrado, hace que por dentro esté oscuro todo el tiempo. Las paredes del recinto llevan consigo un aspecto descuidado y frívolo debido al polvo inminente sobre los tapices, o una ocasional telaraña que se tambalea cual péndulo desde las esquinas del techo.

Cabe decir que éste lugar es grande pero, espacios como la cocina o la tarima del escenario —que presenció cientos de clientes y sonrisas— junto con varios cuartos, antes adornados con un ocasional dibujo o póster, ahora están grises y solitarios, como un cascarón vacío. A veces, mirando este lugar, me es inevitable pensar que lo que en mi infancia se veía a todo color y calidez, ahora era perceptible a través de un neutro filtro a blanco y negro. Nada de esto favorecía mis ganas de quedarme, sin embargo, no estaba sola, y traté de usar eso como aliento a mí misma en numerosas ocasiones.

¿Y qué hacemos ahora? Pues Ciara y yo estamos chismeando en las mesas, Tyler concentra su atención en su laptop —nada raro— desde hace rato, deslizando la vista por cada rincón de la pantalla mientras escribe sin siquiera ver el teclado. Tengo dos opciones al respecto: O tiene una doble vida como secretaria, o es algo parecido a un hacker.

Mientras tanto, Asher y Dani están en una de las mesas circulares a mi derecha, riéndose como lelos a causa de varios videos con accidentes y caídas en el teléfono del pelirrojo. Y finalmente, Penny está justo delante de nosotras, y a diferencia de los demás, no está haciendo absolutamente nada; sólo tiene el mentón recargado en una de sus manos, aplastando su mejilla con una expresividad nula. Es ella la que no quiere unirse a la plática.

Inconclusos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora