"¿Qué podría salir mal? "
Su ojo izquierdo dolía, su labio inferior sangraba a mares y ardía como el infierno, y su respiración errática resonaba por toda la cafetería. Se iba a meter en un gran lío, pero, joder, no se arrepentía de nada.Ver a Park Bogum de bajo de él, sacando jadeos de sus labios a la par que le pedía que parara era gloria. Ver cómo se retorcía entre sus brazos era una cosa que pagaría mil veces por volver a ver.
Claro que todo lo bueno tiene un final, y eso lo supo cuando escuchó la histérica y chillona voz de la secretaria del director atrás de él.
— ¡Jeon Jungkook!— Kang Seulgi... otra vez. — ¡Quítate inmediatamente del joven Park!— Mmh...nah, déjelo terminar de romper su fea narizota un ratito más.
Jungkook se pasó las amenazas de la secretaria por dónde no llegaba el sol y siguió dando de puñetazos a la cara del pobre chico que sólo lloraba y pedía piedad mientras sus brazos trataban inútilmente de quitarse al pelinegro de encima.
— J-Jungkook, por...por favor detente.— Suplicó Bogum, causando que el azabache sintiera más repulsión y odio por él.
— ¡Cuando ella te dijo lo mismo te valió mierda, así que ahora te aguantas, hijo de las mil putas!— Ladró dando un golpe certero en su mejilla derecha.
Estaba tan furioso que casi sacaba espuma por la boca.
— ¡Señor Jeon, deténgase ahora mismo!
Estaba tan enojado que golpeaba a todo aquel que osara ponerse en su camino.
— ¡Por Jesús, María y José! — Exclamó la señorita Kang.—¿Señor, está bien?
Tan encolerizado que...
Terminó dándole un puñetazo en la cara al director a la hora de ser sujetado de los brazos por este.
Oh, no.
El salvaje chico dejó todo su enojo de lado al ver como el señor Kim, director de la institución, hacía presión en su párpado para apaciguar el dolor que sentía y levantaba sus llameantes ojos hacia él.
— ¡Jeon Jungkook, vaya a mi oficina en este maldito instante!— Se escuchó el potente rugido, causando un sobresalto a Seulgi.
En ese momento el pobre pelinegro sintió el verdadero terror.
Con las piernas temblorosas, se levantó lentamente del "pobre" Park Bogum y asintió como cachorrito regañado al moreno hombre que se dejaba hacer por su secretaria para que no doliera tanto el maldito puñetazo que le dio el adolescente.
El peleonero pelinegro se dirigía cabizbajo a la oficina de Kim, sentándose en el cuero negro del sofá que había en la recepción a esperar su muerte. Pasó la poca saliva que tenía en la garganta y comenzó a mover sus pies en señal de nerviosismo.
— Señor Jeon.— Se escuchó la grave voz del, ahora, golpeado hombre atrás de él.— Pase por favor.
El pelinegro no se atrevió a llevarle la contraria al moreno y a paso veloz entró a la pulcra habitación, siendo seguido por el mayor.
Jungkook se sentó en la silla de cuero azul que se posaba frente al escritorio de caoba, sus ojos dieron a parar a una placa dorada que decía: "Kim Taeyong", en letras negras.
— Para su desgracia debo decirle que como esta es la tercera llamada de atención que tiene en el semestre...— Vaciló, haciendo una ligera pausa a la par que sacaba una botella de agua fría de la pequeña nevera que había a lado de su escritorio y se la ponía en el ojo.— Mi deber como líder de nuestra honorable y privilegiada institución es tomar cartas en el asunto.— Dijo tomando asiento en su silla giratoria, sacando ahora un papel que decía en letras negritas "Desempeño y comportamiento de la masa estudiantil".
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Los Calienta bancas ▪Kookv▪
FanfictionJeon Jungkook es el capitán y jugador estrella del equipo de fútbol. ¿Qué pasa cuando es desterrado y su única opción para volver sea convertir a los rechazados de la escuela en estrellas del deporte? A fin de cuentas, nada podía salir mal. "- P-po...