Capítulo 7

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"¡Esas cosas no eran buenas para su diabetes ni colesterol, carajo!"

¿Nunca se han cuestionado de su existencia en el plano terrestre después de despertar?

Porque Kim Taehyung sí.

El pobre castaño había estado dando vueltas, y vueltas en su cama pensando el porqué de su mala suerte, el porqué habían insistido tanto en que entrara en algún grupo social.

Porqué Jungkook lo había obligado a él, al gordo Kim, a ser un integrante de su equipo de fútbol.

Fútbol.

Un deporte.

Deporte en donde tienes que moverte y hacer cosas, cosas como correr y ser fuerte. Sudar y mojar toda tu ropa de salinidad por perseguir una pelota...

Qué estupidez.

Sí, reconocía que no era tan lento, pero, tampoco era para tanto. No era como si por ser algo más rápido que la media, automáticamente serías alguien atlético y que gustara del deporte, no te volverías en alguien que sí tuviera condición física. Y si piensas eso, pues te llevarás una muy grande desilusión, porque ese no era para nada el caso.

Él era rápido y no se cansaba tan fácilmente de correr por una sola razón; Tenía que sobrevivir.

Él aprendió desde que entró al terrible mundo de los púberes y adolescentes, que el más apto es el que llega a sobrevivir.

Acostúmbrate o muere.

Corría para que no lo golpearan todos los días de su miserable juventud, corría para no ser atrapado ni humillado por nadie. No lo hacía por gusto.

No hay que confundir comodidad por necesidad.

Lo peor de todo es que sólo ubicaba a Jeon Jungkook porque siempre se rumoreaban cosas de él.

Una vez escuchó que mató a una persona, más bien que con todo su dinero, que se decía que era una fortuna, mandó a matar a alguien.

Dicen que estaba metido en drogas y que la verdadera razón por la que nunca lo han expulsado es porque amenazó a todo el personal administrativo.

También escuchó que se metió al mundo de las peleas clandestinas y que era el mejor. Pero obviamente nada de lo que se decía estaba confirmado, y parecía que tampoco querían confirmarlo, así que sólo creían ciegamente en todo lo que se oía.

Jeon Jungkook era todo un enigma. Uno que él no quería descubrir.

Aún no le entraba en la cabeza cómo había personas que lo amaban, lo admiraban, respetaban o deseaban. Gente que quería acercarse a él por el morbo de vivir una vida llena de peligro y aventuras

Porque eso era Jungkook para todos. Era lujuria, era peligro, era diversión y mujerzuelas, era riesgo, era la fantasía viviente de todo adolescente hormonal que quisiera vivir dentro de una historia barata y juvenil escrita por alguna mente perversa y poco consciente de lo que está bien y lo que está mal.

Era tóxico y eso al parecer prendía a todos a niveles estratosféricos.

— TaeTae~— Una voz aguda y femenina se escuchó detrás de la puerta, sacándolo de su ensoñación en tan sólo un segundo.

La puerta de madera se abrió y una mujer alta, pálida y rubia entró por ella, caminando directamente a la cama de su hijo.

— ¿Mmh?— Emitió el chico sin siquiera intentar quitarse las cobijas de la cara.

La verdad no quería hacer nada, sólo dormir e intentar sacarse de la cabeza a aquel azabache bribón que no lo había dejado descansar desde hace un buen rato.

Los Calienta bancas ▪Kookv▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora