Capítulo 5. Primera parte

1.2K 166 80
                                    


¡Oye, tú, cabeza de peine doblado!

Era un soleado y caluroso jueves por la mañana cuando nuestro querido protagonista se encontraba en la pista de relevos con un jadeante y moribundo pelirrosa tirado en medio de la línea de meta.

Jungkook tenía la palma de su mano en su frente mientras negaba con la cabeza, pensando en la profunda decepción con patas que era su único jugador.

— No puedo creer que ya te hayas cansado, apenas y llevas cincuenta metros.— Dijo entre dientes, preguntándose cómo diablos alguien podía cansarse con esa distancia.

¡Hasta su abuelita de sesenta años podía más!

Jimin frunció el ceño algo consternado.— ¿En serio?— Jungkook asintió.— ¿Y cuantos son?

— Tres mil. — Contestó sin verlo.

— Ah...¡¿Tres mil?!— El chico de mejillas pomposas se sintió aterrado al oír la exagerada cantidad de metros que el azabache quería que corriera.

Jeon sintió una inexplicable ira recorrerle el cuerpo de pies a cabeza y sólo pudo pensar una cosa; Débil.

Abrió los ojos de golpe y lo vio fijamente, como si quisiera matarlo con la mirada.— ¡Sí, son tres mil, ¿No puedes con eso, Park?!— El azabache explotó, asustando un poco al pelirrosado que aún se encontraba en el piso.

— Ugh, lo siento.

El más alto lo levantó de un tirón y lo tomó de los hombros, zarandeándolo de un lado a otro.— No, no lo sientas. Mírame, nunca lo sientas, ahora dame cincuenta.— Soltó para después apuntar al césped.

Jimin sacó algo asustado su cartera y le lanzó cincuenta dólares al piso.

— ¡Lagartijas, pedazo de animal!

El bajito abrió la boca, haciendo una casi perfecta "o" con sus labios, como si comprendiera la situación.— Ah...ay, ¿No prefieres los cincuenta dólares?

El menor sólo pudo sentir como toda su fé en la humanidad se estaba desmoronando cada vez más al ver o escuchar a su peor, pero único, jugador.

Señor, dele paciencia, porque si le da fuerza...

— ¡Ahora!

Jimin se tiró al piso inmediatamente y empezó a hacer el ejercicio.

Joder, el pobre parecía sufrir de un ataque epiléptico severo. En vez de verse como alguien que estaba haciendo flexiones, se asemejaba más a un gusanito con sal encima.

Tremendas ganas que le entraron al azabache de patearle la espalda para que ahora sí tuviera razón de retorcerse.

Ganas que tuvo que contener fervientemente al oír la aguda y ahogada voz de su compañero.

— Oye, Capi, ¿y dónde están los demás?— Dijo con el cansancio al tope.

Mierda, ¿Era normal tener ganas de vomitar por hacer ocho lagartijas?

Jungkook sintió su rostro enrojecer al tener que verse acorralado por esa molesta pregunta a la que estaba obligado a contestar.— Pues verás, mi cabeza de algodón. Sólo somos nosotros dos por el momento.

Que la tierra se lo chupe y lo escupa en Colombia por favor.

— Pero en un equipo hay cuarenta y cinco jugadores.— Dijo algo confundido.

—Error, sólo pasan a la cancha once, nosotros necesitamos a gente que esté en las bancas como repuesto. Así que aspiro a quince personas.— Corrigió, tratando de verse lo suficientemente convincente para que aquel muchacho flacucho y débil no lo dejara a su suerte.

Los Calienta bancas ▪Kookv▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora