Capítulo 15: El amor

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17 Años

—Me pregunto qué haremos mañana Bela —me dijo Julio mientras me abrazaba y me hacía cosquillas en la espalda.

—¿Qué sucede mañana? —le pregunté.

No podía ser un "mes aniversario" porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la hermana de Alan para organizar la boda hasta dentro de una semana, así que estaba completamente perdida. 

—¿En serio, Isabela? —me encogí de hombros y lo miré con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.

—En serio, mañana no hay ninguna fecha especial —le dije.

—Es San Valentín —me explicó. 

Por supuesto, mañana era 14 de febrero, el día de los idiotas enamorados. Julio sabía cómo me ponía ese día, molestaba a parejas si las veía besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con André de los chicos y sus regalos.

—Bueno, ¿y qué con eso? —Julio me soltó y me miró con seriedad. 

—Lo sabía Bela, todo es una farsa, tú no me quieres —dijo en un hilo de voz.

Ya conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera.

Antes le habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía para controlarme, sentía que su corazón se partía en dos y todo por mi culpa. 

—Lo siento, ojos mieles... —me disculpé, pero él no cambió la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con rapidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé—. ¿Qué quieres hacer mañana?

—Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela —asentí y le dije que podríamos invitar a Agus con Luis, para hacer que de una vez esos dos tuvieran una cita. 

—No, quiero tenerte sólo para mí —me dijo con terquedad.

Era absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y dormíamos en la misma cama.

—Pero, Julio... —comencé a protestar, pero él bajó la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la espalda y marcharme de nuestro cuarto. 

—Hazlo por mí —susurró.

Y ese fue el punto final de nuestra discusión. No me quedó de otra que aceptar la cita, Julio sabía cómo hacerme ceder a sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años el me obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo que me proponía con esto de hacerlo feliz bajo cualquier circunstancia, se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición para hacerme caer bajo sus pies. 

Y lo peor es que yo estaba al tanto de todo esto y lo dejaba hacerlo de todas formas. ¿Por qué ya no me podía negar como antes? ¿Por qué le hacía caso aunque yo no quisiera? Tenía claro que algo estaba cambiando en mí, la excusa de lograr algo bueno en la vida ya no me servía, tenía que haber otra explicación para esta insistencia que tenía de hacerlo feliz. 

Recordé las palabras de Lucía, ¿de verdad me estaría enamorando de Julio sin darme cuenta? Lo miré a los ojos, pero mi mente se nubló. No podía responder a esta pregunta todavía, me confundía demasiado. Lo único que sabía era que me estaba dejando dominar por Julio y que yo no me quejaba.

Toda la Vida - IsulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora