La ciudad de Los Santos era tranquila, se respiraba paz y seguridad. Cualquier atraco, asesinato y demás era rápidamente atendido y resuelto por Conway junto a sus fieles agentes, en especial Volkov e Ivanov, aunque, eso no cambiaba el hecho de que...
Conway se estaciona enfrente de la entrada del gran edificio donde vive.
Voltea a ver a Gustabo, dormía plácidamente con la botella de agua entre sus dedos reposando sobre su regazo. Se veía en un estado de completa paz que Jack no pudo evitar sentir igualmente al escuchar su respiración tan calmada y rítmica.
Agita un poco la cabeza intentando volver a la realidad, estaba pareciendo un puto acosador observándole dormir.
—Hey, despierta—Le da palmadas en los cachetes y el menor se remueve en su asiento gruñendo por lo bajo—Despierta coño.
Hace sus labios en forma de puchero, parecía un niño pequeño.
—Joder, ¡despierta gilipollas!—Le alza la voz y Gustabo se levanta sobresaltado.
—¡Ya estoy!—Se frota un ojo con el puño cerrado, despertándose. Conway lo mira atónito—¿Qué pasa?
—¿Realmente te importa una mierda el hecho de que estés siendo arrestado? ¿Así de tranquilo reaccionas?—Gustabo suelta una risita, seguía borracho—Vale—Suspira sin esperar respuesta.
Sale del coche para caminar hacia la puerta de Gustabo.
—Ven, muñeca—Lo coge de la cintura para ayudarlo a salir, García apoya todo su peso en él. Una vez fuera del auto, Jack lo cierra y encamina al rubio hacia la entrada—Muy bien, esto es lo que sucederá—Al entrar, se dirigen al ascensor—Tengo que llegar a cambiarme por mi ropa de trabajo, como te he dicho no quiero que toques nada, ¿nos entendemos?—Ingresan al elevador y Conway presiona el botón de su piso.
—Ya decía yo que esa camisa de Fortnite le quedaba extraña—Se burla—Pero no se preocupe, usted como quiera es sexy.
Conway gruñe apretando el agarre en la cintura de Gustabo.
—¡Ay! Controle sus impulsos, guarro—Contesta ante el acto.
Jack, harto de su actitud, lo empuja hacia la pared del ascensor de manera violenta, golpeando la espalda del menor con esta y quedando a escasos centímetros de distancia.
—Deja de hacer el capullo de una puta vez—Ordena con una voz que hace que a Gustabo se le pongan los pelos de punta, teniendo que tragar saliva nervioso—No lo repetiré.
El menor asiente frenéticamente, por un momento se confió creyendo que por el simple hecho de el mayor ser policía no le haría daño, pero ahora duda de lo que el Superintendente sea capaz.
Quedaron en esa posición, hasta que las puertas del elevador se abrieron. Siendo Conway el primero en apartar la mirada.
Lo empuja con brusquedad fuera de este, para encaminarlo unos metros hasta la puerta de su departamento. No tarda en sacar las llaves y ambos adentrarse ahí.
Cierra la puerta con el pie sin soltar la cintura del más bajo, llevándolo hasta la sala, donde enfrente del sillón había una especie de pared con decoración, desesposa a Gustabo de una muñeca para esposarlo a un agujerito de la reja de aquella decoración, para que así no pueda escapar.
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