STOCOLM~ (Dennis y Casey)~ SPLiT (Kevin Wendell~James.M)

7

Y así los días pasaban.
Aunque la lluvia no quería cesar, al igual que mis dudas.

Encontré a Dennis esa mañana. Se veía inquieto. No desesperado, pero pensativo.

Algo le molestaba.

Algo le dolía tal vez.

_Cada vez que uno toma la luz, en ese cambio mi cerebro parece que va a explotar_ dijo y apretó los ojos.

Estaba sentado con su clásica postura. Piernas abiertas, brazos cruzados, mirada fuerte y seria. Esta vez su voz era aun más grave.

Noté que le había crecido el cabello y también la barba. Lo cual lo hacía un tanto más joven. Y por qué no, decir que le favorecía.

No lo había visto sufrir así antes. No por quien tomaba la luz.
_Pero las cosas están cambiando Casey_
Dijo y respiró con profundidad.

Nunca había mensionado lo tranquilo que sonaba mi nombre cuando Dennis lo decía. Un atisbo de pensamiento me lo recordó.

_¿Cómo sucede el cambio?_ pregunté animándome a sentarme en el viejo sofá contiguo.

_Toma la luz quien necesite estar presente. Hasta hace un tiempo era para salvar a Kevin_ le costaba hablar de ello. Lo notaba por la forma pausada y desconfiada en la que hablaba.

_¿Y ahora?_

_Tomará la luz quien tú alimentes_ me quedó mirando por lo que pude sentir fue un largo tiempo. Me sentía nerviosa cada vez que lo hacía. Me desarmaba.
Pero yo podía percibir la forma en la que podía desarmarlo.

Y era Kevin. Hablar de él lo desestabilizaba. Lo aflojaba por completo.
Le dolía. Kevin le dolía.

_¿Qué pasará con Kevin?_

_Él ya no te responderá_ por primera vez vi en sus ojos una nube brillante. Sus bellos ojos celestes profundos se cristalizaron. Tragó fuerte haciendo mover su nuez de adán y luego se incorporó.

_Tú me caes mejor_ solté sin pensarlo. Ni siquiera supe por qué había dicho eso. Pero ahí estaba. Ya estaba hecho. 

Soltó aire por la nariz, en tono de burla.
Caminó unos pasos y me miró por encima de su hombro izquierdo.

_Cuida tus palabras Casey _advirtió
_uno de estos días te meterás en problemas_

Por un momento sentí que quería responderle. Quería ser una chica. Una chica que al menos una vez pudiera tener la última palabra. Quería en ese instante ser yo quien callara a Dennis y no él a mí.

_Eso es lo que siempre hago Dennis_ lo nombré como él lo hacía conmigo. Giró todo su cuerpo para ponerse en frente de mí.  Mis manos temblaban. Era como cuando quería gritarle a los profesores para que me echaran del salón y así poder quedarme sola. Sólo que esta vez, quería que él se fuera sabiendo que yo no le temía_ soy buena metiéndome en problemas_

Sólo que por un segundo olvidé a quién enfrentaba. Y me arrepentí justo cuando Dennis me lo recordó.

_Así que eso es lo que quieres_ respondió en un susurro y caminando hacia mí. Lo que me pareció un casi cliché.

Sabía que su cercanía me incomodaba.
Pero aun más sus ojos de tigre observando un venado.
Mierda. Tendría que golpearme por eso después.

_Así que crees que puedes jugar conmigo de esa forma_ sentí su aliento a escasos centímetros y mi corazón comenzó a desorbitarse  como el lar en tormenta. Me asusté.

El aire que salía de su nariz como búfalo enojado me hizo creer lo siguente: estaba luchando desesperadamente por algo.

_Tú no eres tonta pero yo no soy un niño_ dijo sobre mi oreja izquierda. Nuestros torsos casi se tocaban. Un poco más y él podría notar lo desbocado que estaba mi latir._hay algo que tú y yo tenemos en común Casey... y es que tarde o temprano, sea lo que sea que suceda en el mundo, llegará un día en que que ya no podremos reprimir nuestros deseos más ocultos.
Eso que tanto quieres ocultar y callar desesperadamente tomará la luz.
y ese día... ese día explotarás y brillarás como el cosmos_

Y se fue.

Y solo pude pensar en una cosa.
Unos quince minutos después de que él se había ido escaleras arriba.
Después de quedarme solida en mi lugar sin mirar hacia otro lado más que en la dirección donde se había ido, y tratando de restablecer mis pulsaciones.

Estaba viva.
Desde aquella tarde de mi infancia en el bosque me había cuestionado si estaba realmente viva. Ai de verdad existía.

Y el latir de mi corazón, el miedo en mi pecho, la sangre en mis venas y el continuo temblor de mi propio pulso frente a Dennis me lo confirmaba.

Estaba viva.

O estaba empezando  vivir.