Klaus se tensó ligeramente cuando sintió unos pasos firmes subir por las escaleras hacia el ático, donde se encuentra rodeado de humo de los cigarrillos que ha estado fumando y con el walkman descansando a su lado de forma desordenada.
Su parte racional le dice que no puede ser su padre, porque él salió de viaje para ver los detalles de la última misión a la que asistirán, pero la otra parte, la que teme y repudia profundamente a ese hombre, le hace querer huir y esconderse en ese mismo momento. No se mueve, sin embargo, no lo haría aun si pudiera ser su padre. Últimamente, no le importa una mierda él o su entrenamiento. Ha estado ahorrando algo de dinero y él se irá, tarde o temprano (ojalá temprano).
—¿Klaus?
Oh, solo es Diego.
—¡Hey, Di! Pasa, pasa a mi humilde morada— sacude a modo de saludo la mano en la que tiene el cigarrillo cuando la cabeza de Diego se asoma por la puertezuela en el piso.
Diego arruga la nariz ante el humo y tose una vez, frunciendo el ceño.
—¿Qué mierda Klaus? ¿Incendiaste algo?
Klaus sonríe con diversión.
—Solo mis pulmones, nada de que preocuparse.
Diego sube, lleva una carpeta en la mano, y detrás de él asoma también Ben, que lleva unos sandwiches y parece medio ahogarse en toses.
—Oh, que blandos, ni siquiera hay tanto humo.
—¿Estás fumando de nuevo?— el tono de Ben es reprobatorio, pero suave como siempre.
—Premio por decir lo obvio, Bennyboy— el número Cuatro le da una calada a su cigarrillo—, ¿Quieren un poco?
Ambos niegan con la cabeza y Klaus se encoge de hombros.
—Te perdiste la cena— señala Ben, sentándose en una de las cajas frente a Klaus, pero guardando la distancia para evitar el humo.
—El viejo no esta aquí— vuelve a encogerse de hombros—, además, estoy cenando ahora.
—No hay forma de que los cigarrillos sean tu cena, hermano— lo regaña Diego en lo que Ben se sienta obstinadamente al lado de su hermano apesar del humo.
Ben tose otra vez y, por dios, definitivamente debe estar haciéndolo a propósito, porque sabe que Klaus no tiene corazón para ignorar eso.
—Bien, bien— resopla Klaus, y apaga el cigarrillo contra el suelo—. Dios, ustedes dos son realmente molestos.
Ben sonríe, triunfante, y le extiende a Klaus un sandwich, quien lo toma a regañadientes.
—Miren chicos, no es que no los quiera pero ¿que hacen aquí? ¿No deberían estar aprovechando su tiempo sin papá haciendo otra cosa diferente a “molestemos a Klaus”?
Diego le extiende entonces la carpeta.
—Pogo nos dio a todos el perfil de la misión de mañana, deberías leerlo— se lo extiende, pero Klaus lo mira con recelo y no lo toma.
—¿Por que debo seguir yendo a éstas mierdas? Todos sabemos que mis poderes son prácticamente inútiles— se molesta y da un mordisco al emparedado.
Ben frunce el ceño, en desacuerdo.
—Por supuesto que no, nos has salvado más de una vez Klaus, y siempre eres el que consigue la...la información — afirma el número seis, titubeando un poco al final porque sabe que a Klaus no le gusta mucho la forma en que debe conseguir información.
—No quiero subirte el ego, pero Ben tiene razón, te n-necesitamos— agrega Diego.
Klaus se tensa. Ya no tienen trece años, sino diecisiete, a pocos meses de cumplir al fin los dieciocho, y los poderes de Klaus han ido en aumento. Ahora mismo hay un fantasma gritándole en los oídos. Dios, los cigarrillos ya no están funcionando para aturdirlo.

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Change | The Umbrella Academy.
FanfictionCinco intenta algo diferente para cambiar la línea de tiempo y alterar las variables que influyen en el apocalipsis, lo que resulta en que viaje momentáneamente a cuando sus hermanos tienen diecisiete años para advertir a Klaus sobre la muerte de Be...