«-010; ✨ (Rubén.)

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Desperté de golpe en una habitación, estaba sentado en una silla de madera poco estable y tenía mis manos sujetadas por dos largas cadenas. En frente mío estaban las dos cartas más una, aquella mano que Luzu me había dado y un cuchillo distinto al mío, tenía algo de sangre. Vi mi alrededor, pude escuchar unos gritos ahogados por mi derecha, era Rubén. Estaba atado a la pared esposado, tenía un pañuelo para que no gritara muy fuerte.

Fui corriendo hacia el, intenté quitarle el pañuelo, pero no podía. Fui a buscar la carta para leerla a ver si alguna pista me otorgaba.

Cuando termines, ve hacia la parte menos iluminada.
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Basta de bromas Auron,
¡Has llegado hasta aquí por tu cuenta! Por cada habitación tendrás que tomar tus decisiones, y bueno, es irte o quedarte para siempre.
Yo solo quería tenerte a mi lado, ¿Y que hiciste? Me arrebataste el corazón alejándote de mi, así que, veamos si te gustaría hacérselo a otra persona, y ahora realmente.

Aquellas cadenas que tienes en las manos, tienen un filo por dentro que se irá cerrando y cortándote las manos, Apresúrate y encuentra la llave para quitártelas antes de que las pierdas, serán necesarias para lo demás.
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Me volteé lentamente a verle, este al percatarse de lo que iba a hacer comenzó a negar suplicándome que no le hiciera nada. Un contador de cinco minutos en la pared empezó, yo solo estaba en frente de Rubén con el cuchillo en mis manos llorando, pero a medida qué pasó un minuto, las cadenas que tenía se cerraron un poco, haciéndome un corte en las muñecas, cosa que yo respondí con un grito.

-Pe-Perdóname...-

Ya no había más tiempo que perder, debía de hacer algo para salvarme. Tome el cuchillo con fuerza y lo estampé repetidas veces en el pecho a Rubén, hice un rote circular en la zona del corazón y quite la carne con disgusto. Fui metiendo la mano dentro de su cuerpo para buscar aquella llave, cosa que no encontré. Perdí la paciencia, otra vez sentí como el corte de mis muñecas se hacía más profundo. Volví a coger el cuchillo y le hice un corte rápido en el abdomen, fui buscando y buscando, cada vez la sangre me salpicaba en el rostro y brazos, hasta que por fin la encontré.

Encaje la llave en la cerradura desesperado y pude quitármelas. Las lancé al suelo, tomé mis manos acariciándolas mientras lloraba ahora sin consuelo alguno, gritando mis quejidos. Ya no podía hacer nada, era seguir las reglas, o morir aquí completamente solo. Me paré del suelo y fui al lugar correspondiente para seguir con este juego. Un gran horno con barrotes de hierro cubriéndole se encendió, pude ver una televisión encima de este que le daba las instrucciones.

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Aquella vez que se os ocurrió encerrarme en la carcel de Karmaland, fue de veras un infierno.

¿Por que debían de verme sufrir allá dentro intentando alcanzar la llave por los barrotes vosotros mostrándomela? En serio que sentía como que me estabais quemando.
Así que, ¿No te gustaría tener aquellas lindas marcas que yo tengo en el rostro? Verdad que te encantaría...¿Por que no te las haces? Ahora verás el infierno que yo sentí cuando quise tomar esas llaves y salvarme de las llamas.

Buena suerte.
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Llevé unos momentos mi mano hacia uno de los barrotes, para mi mala suerte, estaba me quemé al instante.

-Pu-puta madre...-

De todas maneras, no tenía otra opción, me arremangue las mangas de mi sudadera para que no se prendieran fuego o algo parecido y metí la mano entre los barrotes haciendo contacto con el fuego del horno. La quite enseguida con la respiración agitada por el dolor, observé de nuevo aquella llave, se estaba deformando y derritiendo. Me aguante las ganas de gritar y volví a intentarlo. No llegaba, simplemente no llegaba.

-¡VAMOS JODER!-

Apegue mi rostro a los barrotes, y con algo de esfuerzo, logre tomar la llave. Mi mejilla izquierda sangraba, estaba desfigurada y llevaba aperturas indecisas, de mi mano ni hablar, estaba completamente roja, apenas se podían distinguir las heridas detrás de toda la sangre que corría por mi brazo.

Me agaché dejando la llave en en suelo, me quite la sudadera, rompiendo una manga entera para cubrir mi brazo con la tela. Tome la llave y fui hacia la puerta que estaba en frente de la silla y la abrí, pensando que era el final...

Por tu culpa el se fue...¿No? (Luzu y Auron.) (T.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora