Soul: La loba de la Luna

Capítulo 1: Aullidos de muerte.

+P.O.V:SOUL+

No sé cuanto tiempo ha pasado desde que la pesadilla comenzó. Solo se una cosa con certeza: tengo que seguir moviéndome.

La tormenta aumenta en magnitud y el viento me empuja, entorpeciendo mi paso. La nieve cae a toneladas, cubriendo mi pelaje negro con manchas blancas. Las patas me duelen por el frío de la nieve y cada vez me cuesta más mantenerme en pie. La herida en mis costillas no sana, por tanto, la sangre que brota de ella tiñe de rojo la blanca nieve por la cual voy corriendo.

Una ráfaga de viento me empuja por el costado con fuerza, provocando que caiga sobre la nieve. Un dolor me recorre el cuerpo cuando la herida abierta entra en contacto con ese frío material. Gimo, pero me levanto nuevamente para continuar. Sé que si me detengo ellos me encontraran y encontraré el mismo destino que mi padre y hermanos.

Un trueno ruge en la lejanía, provocando que me sobresalte. Es claro que la tormenta solo va a empeorar cada vez más. Los árboles se ciernen sobre mi cabeza, pareciendo a mi vista enormes gigantes. No se ve a nadie aquí afuera, a la interpiere. No obstante, un instinto me dice que sigo en peligro, que me siguen persiguiendo. Después de todo lo que ellos hicieron... no van a detenerse ahora que estoy débil. 

Los rayos pronto comienzan a caer cada vez más cerca. Camino entre dos árboles cuando...un feroz destello de luz parte el cielo y destruye el árbol de mi izquierda. El árbol ya muerto, cae lentamente hacia a mí y me fuerzo a correr para que no aplaste. Me salvo por los pelos, pero hasta allí acaba mi suerte. La fuerza y energía del rayo han provocado que el mismo árbol comience a arder en furiosas llamas que ni la nieve puede aplacar. El fuego se expande rápidamente por todo el bosque que me rodea, manchando todo del amenazador color rojizo y amarillo de las llamas. Corro como puedo lejos de allí, pero las flamas me siguen a gran velocidad. Más árboles caen cerca de mí, interrumpiéndome de vez en cuando el camino.

Sin embargo, no puedo tenerme; tengo que huir... tengo que....tengo que sobrevivir. Eso es lo único que pienso y que me motiva para seguir adelante. Tengo que vengarme de quienes me hicieron esto, a mí y a mi familia.

Pero... no estoy segura de cuanto más pueda seguir adelante. El calor comienza a hacerse mayor y el humo me asfixia, detalles que solo arruinan mi plan de escapar. Si no logro escapar, moriré a manos de "ellos", o seré quemada, o asfixiada por el humo.

Corro en cuatro patas desesperada por alejarme del letal ardor del fuego. Otro árbol cae frente a mí, en llamas. Lo salto para no perder tiempo, pero en mi caída, no siento el suelo sobre mis patas hasta después de unos segundos. Cuando logró llegar a tierra, pierdo el equilibrio, pues estoy cayendo por una colina bastante empinada. Sin fuerzas para poder detenerme, ruedo por la colina, chocando con piedras y ramas, causando que el dolor sea cada vez más tortuoso y menos soportable. 

La colina parece no terminar nunca y cada vez me hago más daño. Estoy segura de que moriré aquí. Cierro los ojos esperando aquel sueño eterno, sin embargo dejo de rodar. Termino en un claro de nieve recostada y sin energías siquiera para levantarme.

El fuego ya no me sigue, pero ahora mi cuerpo no me responde como debería. En esta posición veo como la sangre de mi cuerpo pinta de rojo la nieve que me rodea. No voy a poder vivir si continúo así, pero ya no puedo hacer nada más. Gimo retorciéndome en la nieve, intentando, en vano, alcanzar algo de lo que aferrarme. Sé que eso no es más que una falsa esperanza, pero aún así no puedo permitirme morir, así no. 

Desearía con todas mis fuerzas que todo esto jamás hubiera pasado; si yo no hubiera existido, mi familia no estaría muerta ahora.

Mi cuerpo se relaja y dejo ya de sentir dolor. Tal vez así se sienta morir, como si te dejarás caer en un sueño. Mi vista se nubla; todo a mi alrededor se ve borroso y sin sentido. Escucho aullidos, pero se que no son reales, pues se escuchan demasiado cerca: son los aullidos de mi difunta familia que resuenan en mi cabeza. Sus voces me llaman invitándome a unirme a ellos. Me invitan a descansar por fin de una vida llena de dolor y pesares. Permito que me lleven a ellas y con un último aullido hacia a la Luna, cierro los ojos, para que me deje arrastrar hacia la oscuridad. Pronto estaré con aquellos que amo, pero jamás podré cumplir la promesa que les hice al huir...