Soul: La loba de la Luna

Capítulo 2: El Clan Sombra

Despierto en una habitación de cuatro paredes grises y desgastadas, donde solo hay una única puerta hecha de acero. El aire parece estar estancado y el ambiente es asfixiante para mis sentidos.

Mis mejillas están mojadas por las lágrimas y mi frente está perlada de sudor. Pero si he estado llorando ¿Eso no significa que...? Reviso mis manos para confirmar lo que creo: he vuelto a transformarme en humana. No puedo estar muerta, pues aún siento dolor y el deseo de seguir respirando. Desearía que no fuera así, desearía poder dejar este mundo terrenal para poder dejar de recordar y sufrir por el pasado.

Me saco las mantas de encima y veo que alrededor de mi herida han puesto una venda, que tiene una mancha roja en ella. Cuando trato de levantarme, veo que algo cae de la cama. Al recogerlo, me doy cuenta que es un conjunto de ropas. Quienes sean los que me tienen aquí atrapada, al menos no me quieren matar... por ahora. Me coloco las prendas sobre mi cuerpo desnudo e intento salir de la cama. Sin embargo un dolor me recorre por todo el cuerpo, causando que caiga. La herida parece ya haber cicatrizado, pero tengo algunos huesos adoloridos por la caída del barranco. Me permito unos segundos para recuperarme y volverme a parar, sin caer esta vez.

Escucho voces del exterior y pasos. Ellos están por venir. Me coloco a un lado de la puerta para que no me vean cuando entren. En ese momento aprovecharé la oportunidad para derribar a quien entre y correr lejos de aquí. Aún tengo una promesa que cumplir.

Veo como se mueve el pomo de la puerta y como esta se entreabre dejando paso a una mujer de hermosa cabellera plateada. No me distraigo mucho más tiempo en su apariencia y salto sobre ella empujándola. La mujer cae y tomo la oportunidad para salir por la puerta. 

Extrañamente, me encuentro con una escalera que va hacia arriba. He estado en un sótano todo este tiempo, aunque aún no estoy muy segura de donde me encuentro, pero estoy segura de que no es territorio de mi manada.

Avanzo lo más rápido que mi cuerpo me permite y salgo al exterior. La luz me ciega por valiosos segundos, así que uso mi olfato para intentar descifrar donde estoy. Huele a vegetación, pero también hay un fuerte aroma de ciudad. Además hay otro olor... de otro hombre lobo. Mejor dicho de... otros hombre lobo. Preparo mi cuerpo para lo que viene y, justo cuando comenzaba a recuperar la visión, algo me tira contra el suelo.

Gruño tratando de zafarme de quien me ha tirado pero me mantiene tirada, con el rostro sobre el césped.

-Deja de moverte, chiquilla. Si no tendremos que matarte.- Es una voz masculina, que suena a la de alguien mayor. Voy calmando mi cuerpo poco a poco, apartando mi instinto animal de huir. Después de relajarme, quien me agarra me suelta y me deja libre. Me paro nuevamente para apreciar lo que me rodea.

Estoy en un jardín hermoso, a pesar de tener tanta nieve cubriéndolo. Hay una mansión al lado de este jardín, de estilo europeo que asemeja a casas más bien coloniales. Está pintada de blanco y sus tejas son de un color rojo vivo. Me concentro en quienes me rodean en este momento. Jamás hubiera podido escapar con tal cantidad de personas. A mi alrededor hay por lo menos cinco hombres rodeándome, incluyendo a quien me atrapo y a la mujer que tuve que derribar para salir. Hay una pareja de muchachos que al parecer son mellizos pues son casi iguales a excepción de que uno de ellos usa un collar. El último del grupo es apenas un joven que parece pasar los catorce años y que tiene un cabello tan rubio que casi llega a ser blanco.

-Disculpa que te encerráramos, pero no podíamos arriesgarnos a que fueras un peligro para la manada.- Comienza a hablar la mujer.- Mi nombre es Celestine. Te encontramos en el bosque desangrándote y respirando con dificultad, como humana. Te trajimos a la casa de la manada para que te recuperes y puedas volver con la tuya.- Tengo ganas de llorar, pero me guardo las lágrimas, pues no quiero mostrarme débil frente a estos lobos.